Vacua pedanter¨ªa

Full frontal es cine dentro del cine dentro del cine. Un experimento metacinematogr¨¢fico exc¨¦ntrico, difuso, ambicioso y, sobre todo, muy pedante. Steven Soderbergh es un director con dos muy buenas pel¨ªculas (Sexo, mentiras y cintas de v¨ªdeo y Traffic), un par de entretenimientos de categor¨ªa (Erin Brockovich y Ocean's eleven), una valent¨ªsima y notable segunda vuelta a Solaris (novela de Stanislav Lem ya adaptada por Andr¨¦i Tarkovski) y alg¨²n pretencioso resbal¨®n (Kafka).

Pero es evidente que estamos ante uno de esos casos en los que el artista no s¨®lo sabe que es bueno, sino que se cree el mejor de todos. Y eso es muy peligroso.

Prototipos

De otro modo no se entiende una pel¨ªcula como Full frontal, aparente rompecabezas de historias en las que se llega a mezclar una ficci¨®n dentro de otra ficci¨®n dentro de un documental ficticio (?).

La pel¨ªcula, como conjunto, no funciona en ning¨²n momento, aunque el gui¨®n posee abundante mala leche en la presentaci¨®n de prototipos dentro del mundo del espect¨¢culo, lo que lleva a alguna conversaci¨®n aislada con cierta gracia (como la de Julia Roberts, el s¨¢ndwich de at¨²n y su asistente, o la del director de teatro y el int¨¦rprete de Hitler).

Steven Soderbergh aprovecha en Full frontal para intentar demostrar que, adem¨¢s de realizador, es un portentoso director de fotograf¨ªa (el Peter Andrews de los cr¨¦ditos de la pel¨ªcula no es sino su seud¨®nimo) y que sabe jugar con las texturas.

Sin embargo, Full frontal (en la que aparecen los actores Brad Pitt o David Fincher haciendo de s¨ª mismos), dispersa, incomprensible y cargante como pocas producciones recientes, termina siendo una reuni¨®n de amigos con muy pocas cosas que contar y muchas ganas de presumir.