La telara?a de Manfred Weber
El presidente del PPE maniobra en varios frentes para favorecer su propio liderazgo frente a Von der Leyen, apoyar a Feij¨®o y desgastar a los socialdem¨®cratas
Manfred Weber se afana en tejer su telara?a pol¨ªtica. El presidente del Partido Popular Europeo (PPE) y del grupo parlamentario en la Euroc¨¢mara ha lanzado una batalla contra la ministra espa?ola Teresa Ribera que bloquea la formaci¨®n de la nueva Comisi¨®n Europea en un momento crucial para la UE. Como en una estructura de c¨ªrculos conc¨¦ntricos, Weber persigue diversos prop¨®sitos: un objetivo dom¨¦stico espa?ol, para ayudar al Partido Popular de Alberto N¨²?ez Feij¨®o a tapar su gesti¨®n de la dana de Valencia; uno europeo, con el pulso contra la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen; y un fin ¨²ltimo de da?ar a la socialdemocracia, inclinarse a la derecha y dinamitar el equilibrio de mayor¨ªas proeuropeas y de centro en las que se ha asentado el avance del proyecto comunitario.
El pol¨ªtico b¨¢varo ¡ªcuestionado por algunas voces de su partido europeo que creen que ha amasado demasiado poder y que no debe ser la misma persona quien presida el grupo popular en el Parlamento Europeo, donde es el m¨¢s numeroso en esca?os, y el PPE; que hay que diversificar y no siempre estar bajo la batuta de alemanes¡ª, se mueve para demostrar que tiene las riendas. Tanto dentro como fuera.
El bloqueo de la socialdem¨®crata Teresa Ribera, designada por la conservadora Von der Leyen para desempe?ar una potente vicepresidencia de Transici¨®n Justa, Limpia y Competitiva y la cartera de Competencia, ha abierto un cap¨ªtulo de incertidumbre en una Uni¨®n Europea que debe empezar a prepararse para la escalada arancelaria que anuncia Donald Trump y tambi¨¦n para el escenario (no descartable) de que Washington la deje sola en el apoyo a una Ucrania forzada por el presidente electo republicano a firmar la paz en un mal acuerdo con el l¨ªder ruso, Vlad¨ªmir Putin.
Toma de rehenes
El disparo de los conservadores contra la ministra espa?ola, que a¨²n espera que las comisiones parlamentarias la eval¨²en tras su comparecencia en la Euroc¨¢mara, que el PP y los ultras quisieron centrar en la dana, ha derivado en una toma de rehenes: los socialdem¨®cratas se niegan a apoyar a Raffaele Fitto, designado por la primera ministra italiana, la ultraderechista Giorgia Meloni, y nombrado por Von der Leyen como otro de sus vicepresidentes; y al comisario h¨²ngaro, Oliv¨¦r V¨¢rhelyi, aliado del nacionalpopulista Viktor Orb¨¢n. En total, quedan seis vicepresidentes y un comisario por votar. Y toda la Comisi¨®n en conjunto pendiente de recibir la luz verde de la Euroc¨¢mara en una votaci¨®n que estaba prevista en el pleno del 27 de noviembre y que ya no est¨¢ tan claro que se celebre.
Mientras tanto, Weber sigue tejiendo. Con el primer contorno de su plan pol¨ªtico, el pol¨ªtico b¨¢varo, de 52 a?os, busca ayudar a Feij¨®o a distraer las responsabilidades de la mala gesti¨®n de las inundaciones provocadas por la dana en la Comunidad Valenciana el 29 de octubre. Salpicar a Ribera para tapar al popular Carlos Maz¨®n, que no reaccion¨® ni activ¨® los dispositivos correspondientes a tiempo y estuvo en una comida durante horas mientras se gestaba una cat¨¢strofe que se ha cobrado ya la vida de 218 personas. Maz¨®n ha eludido la responsabilidad y su gesti¨®n contrasta con la de su partido en Andaluc¨ªa ante una nueva dana.
Ribera siempre estuvo en el foco del PPE. La ministra espa?ola de Transici¨®n Ecol¨®gica se considera en los sectores m¨¢s a la derecha de los conservadores y en los grupos ultras como demasiado radical, demasiado verde y social. Pero su perfil t¨¦cnico, su fama de tejedora de acuerdos, convencieron a Von der Leyen, que la design¨® como su n¨²mero dos en el nuevo Ejecutivo comunitario. Los populares europeos empezaron ya entonces a maniobrar contra ella y, apoyados por los ultras, lograron fijar el calendario para las audiencias europarlamentarias de los candidatos de la Comisi¨®n y dejar a la espa?ola para el final y garantizar que pod¨ªan imponer toda la presi¨®n para que los otros grupos apoyaran a sus candidatos primero.
En realidad, poco hab¨ªan hallado para atacar a Ribera, m¨¢s all¨¢ de sus pol¨ªticas clim¨¢ticas y energ¨¦ticas. Los populares europeos aseguraron durante d¨ªas que no ten¨ªan salvedades preconcebidas y que habr¨ªa que esperar a su audiencia en la Euroc¨¢mara, en la que los comisarios se examinan sobre su competencia para el cargo y los planes para las carteras que tiene que gestionar o incluso sobre sus valores europeos. Tambi¨¦n que mucho depender¨ªa de si los socialdem¨®cratas daban luz verde al italiano Fitto, que los conservadores han tomado casi como suyo.
La realidad era otra. El viernes 8, tras una entrevista en la Cadena SER en la que Ribera rompi¨® su silencio de semanas y revel¨® que hab¨ªa tratado de localizar hasta cuatro veces a Maz¨®n el d¨ªa de la dana ¡ªdespu¨¦s se supo que el president valenciano hab¨ªa estado horas en una comida con una periodista¡ª, el PP espa?ol vio una brecha y empez¨® a cargar contra ella, pese a que las voces mayoritarias (y dentro de la Comisi¨®n) aseguraban en Bruselas que no hab¨ªa apetito por parte de ning¨²n grupo pol¨ªtico de dilatar las audiencias. El lunes 11, v¨ªspera de la audiencia de la espa?ola en Bruselas, Weber, Feij¨®o y los eurodiputados espa?oles Dolors Montserrat y Esteban Gonz¨¢lez Pons acordaron el veto a la designada como vicepresidenta europea.
La audiencia parlamentaria, la seriedad del proceso, era lo de menos. El pasado martes, en la comparecencia de Ribera, Montserrat comenz¨® a sembrar la sombra de una futura imputaci¨®n de la ministra de Transici¨®n Ecol¨®gica por la dana. Ya por la noche, la eurodiputada sali¨® a celebrar en Bruselas el bloqueo a la socialdem¨®crata.
Ese c¨ªrculo dom¨¦stico, un misil m¨¢s a corto plazo, no lo teje Weber, pero lo aprovecha. Y es el sustento para el segundo c¨ªrculo, el que teje para darle un toque a Von der Leyen. La alemana, de su misma familia pol¨ªtica popular, pero con la que no ha tenido buena relaci¨®n, es el gran producto del consenso entre los conservadores, socialdem¨®cratas y liberales. Una alianza tradicional que ahora Weber, que se enmarca m¨¢s a la derecha en su grupo pol¨ªtico, cuestiona. La aritm¨¦tica parlamentaria cambi¨® radicalmente tras las elecciones a la Euroc¨¢mara el 9 de junio, en las que el PPE gan¨® m¨¢s esca?os y tambi¨¦n lo hizo la ultraderecha, dividida en varios grupos parlamentarios. Y el jefe de los populares europeos quiere tener la libertad de pactar tambi¨¦n con los ultras cuando le convenga.
Busca tener as¨ª m¨¢s margen para sacar adelante resoluciones m¨¢s conservadoras, como la que esta semana han alumbrado sus votos para aligerar una norma verde clave. Tambi¨¦n querr¨ªa forzar a la alemana a un cambio de carteras para quitar poder a la de Espa?a.
Pero Weber se mueve tambi¨¦n en una maniobra circular m¨¢s amplia. El PPE tiene 14 comisarios, 188 esca?os en el Parlamento Europeo, la presidencia de la Comisi¨®n Europea, la del Parlamento Europeo, que ostenta Roberta Metsola, y avista ya la canciller¨ªa alemana, tras las elecciones adelantadas a febrero por un muy debilitado Olaf Scholz (socialdem¨®crata).
El pol¨ªtico b¨¢varo aprovecha el tiro para alcanzar tambi¨¦n a Pedro S¨¢nchez, el ¨²ltimo l¨ªder socialista de un pa¨ªs grande que queda en pie en el Consejo Europeo, donde ya ha puesto una pica tambi¨¦n la ultraderecha, a la que Weber ¨Dy cada vez m¨¢s Von der Leyen, que ha llenado de elogios a Meloni, jefa de un partido con ra¨ªces fascistas¡ª quiere blanquear.
La cuesti¨®n es si una Europa m¨¢s escorada hacia la derecha, como la que ya divisa Weber, podr¨¢ imponer suficiente contrapeso y respuesta a las pol¨ªticas que empuje el populista republicano Donald Trump. La UE ya no es la misma que en 2016, durante el primer mandato del presidente electo republicano. Trump tiene ahora numerosos aliados dentro, desde Meloni hasta Orb¨¢n, por hablar de los m¨¢s visibles. Y los que se destapar¨¢n. Esta vez, los caballos de Troya ostentan posiciones de poder.
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