Muere Carmen Laforet, cronista del vac¨ªo
El silencio de la autora de 'Nada' va a romperse en mayo con la aparici¨®n de una novela in¨¦dita
Cuando la noche del 6 de enero de 1945 se dio a conocer, al final de una cena celebrada en el caf¨¦ Suizo de Barcelona, el nombre de la ganadora del primer premio Nadal, creado por algunos miembros del semanario Destino como un homenaje a su joven redactor-jefe Eugenio Nadal, muerto ocho meses antes, nadie sab¨ªa qui¨¦n era aquella mujer de 23 a?os, llamada Carmen Laforet, que hab¨ªa logrado el galard¨®n, imponi¨¦ndose a autores tan c¨¦lebres en la ¨¦poca como C¨¦sar Gonz¨¢lez Ruano, con una novela fascinante y de extra?o t¨ªtulo: Nada.
Muy poco tiempo despu¨¦s, la autora y el libro, que trazaba un desolador relato de nuestra oscura posguerra a partir de la historia de una joven, Andrea, que iba a Barcelona a alojarse en casa de unos l¨®bregos familiares, se hab¨ªan hecho c¨¦lebres, Nada era consideraba la mejor novela espa?ola contempor¨¢nea junto a La familia de Pascual Duarte, de Camilo Jos¨¦ Cela, despu¨¦s de ser el libro m¨¢s vendido del momento y de recibir el prestigioso premio Fastenrah, de la Real Academia de la Lengua Espa?ola, y un torrente de alabanzas que inclu¨ªa art¨ªculos firmados por Juan Ram¨®n Jim¨¦nez -de un poema suyo sal¨ªan el t¨ªtulo y la cita inicial de la obra de Laforet-, Azor¨ªn -que llegaba a compararla con Dostoievski y con P¨ªo Baroja- o Miguel Delibes.
Nunca disfrut¨® demasiado de todo aquel ¨¦xito fulminante e inextinguible
La escritora consideraba que 'Nada' era un libro inmaduro y lleno de fallos
Hay una maleta desaparecida llena de escritos de su proyecto m¨¢s ambicioso
Hoy d¨ªa, casi sesenta a?os despu¨¦s, Nada sigue siendo juzgada de forma un¨¢nime como una obra ineludible; es la novela m¨¢s traducida de nuestro idioma tras El Quijote y La familia de Pascual Duarte; ha sido y sigue siendo estudiada en cientos de tesis doctorales en todo el mundo; se reedita de manera continua; ha conocido dos versiones cinematogr¨¢ficas y le ha asegurado a Carmen Laforet un puesto de honor en la historia de nuestra narrativa.
Sin embargo, su autora nunca disfrut¨® demasiado de todo aquel ¨¦xito fulminante e inextinguible, tanto por razones personales como literarias. Con respecto a las primeras, Laforet huy¨® desde el primer momento de la fama, y las energ¨ªas que la mayor parte de los escritores dedican a dejarse ver, ella las dedic¨® a esconderse y buscar una existencia apartada, que le parec¨ªa la m¨¢s l¨®gica para un creador, como viene a decir en un texto de febrero de 1969 en el que habla de Xavier Zubiri: "El autor no hab¨ªa aparecido ante las c¨¢maras de TV, ni hab¨ªa concedido entrevistas populares, ni creo que no populares tampoco. No hab¨ªa hecho anuncio de su libro, no hab¨ªa firmado ejemplares en p¨²blico. El autor del libro (...) ha elegido siempre la senda callada de los sabios".
Con respecto a las razones literarias, Carmen Laforet nunca estuvo muy contenta con Nada, que consideraba, por sorprendente que pueda parecer, un libro inmaduro y lleno de fallos. Su perfeccionismo la llev¨®, consecuentemente, a escribir y publicar poco, apenas otras tres novelas en 11 a?os -La isla y los demonios, en 1952; La mujer nueva, en 1955, y La insolaci¨®n, en 1963-, adem¨¢s de siete novelas cortas y algunos cuentos. La insolaci¨®n fue anunciada como el primer tomo de una trilog¨ªa que nunca lleg¨® a completar.
La isla y los demonios continuaba en muchos aspectos el camino de Nada, aunque la acci¨®n no transcurra en Barcelona, sino en Gran Canaria, donde la escritora hab¨ªa pasado su adolescencia. Pero su dura historia de una familia que pasa los a?os de la Guerra Civil apresada a la vez en la viscosa telara?a del drama hist¨®rico, visto a lo lejos desde las islas, guarda muchos puntos de conexi¨®n con el ambiente opresivo y desesperanzado que la autora hab¨ªa construido en su primera novela. La mujer nueva es, sin duda, el mayor fracaso de Laforet y un libro que refleja uno de los rasgos m¨¢s extravagantes de su naturaleza, que consist¨ªa en dejarse llevar por intuiciones s¨²bitas y decisiones radicales. En este caso, lo que refleja es el cambio espiritual de Carmen Laforet tras haber tenido, de pronto, una especie de visi¨®n m¨ªstica que la hizo volcarse en la fe cat¨®lica. La lejan¨ªa que debi¨® ver entre la pura doctrina religiosa y la realidad de la Iglesia la hizo sufrir, sin embargo, una severa decepci¨®n.
El c¨¦lebre silencio de Carmen Laforet, que ha durado cuarenta a?os, empez¨® al acabar La insolaci¨®n. Antes de eso, la escritora barcelonesa hab¨ªa publicado, siempre para incluirlas en conocidas colecciones semanales de los a?os cincuenta, una serie de extraordinarias novelas breves, que se cuentan entre lo mejor de su producci¨®n: El piano (1952), Un noviazgo (1953), La ni?a y Los emplazados (ambas en 1954) o La muerta (1952).
La insolaci¨®n inauguraba, te¨®ricamente, una trilog¨ªa que iba a llamarse Tres pasos fuera del tiempo y cuyos dos siguientes tomos ser¨ªan Al volver la esquina y Jaque mate. Laforet explic¨® en el pr¨®logo a La insolaci¨®n que las tres novelas pod¨ªan leerse independientemente, pero sus personajes ser¨ªan los mismos, abordados sucesivamente en su infancia, su juventud y su madurez. La escritora trabaj¨® obsesivamente en la segunda entrega del ciclo, e incluso lleg¨® a enviar el manuscrito a la editorial Planeta, pero cuando le enviaron las galeradas para que las corrigiese entr¨® en un proceso cada vez m¨¢s depresivo e insatisfactorio de reescritura del texto, en una reorganizaci¨®n interminable con continuos ajustes, tachaduras y depuraciones que cada vez parec¨ªan llevar el libro m¨¢s lejos de su intenci¨®n inicial. El resultado es que Carmen Laforet jam¨¢s devolvi¨® esas pruebas y Al volver la esquina ha permanecido in¨¦dito justo hasta ahora, cuando los hijos de la novelista acaban de anunciar la salida de la obra para el pr¨®ximo mayo.
Contra la idea aceptada de que Laforet se retir¨® voluntaria y definitivamente de la escritura tras publicar La insolaci¨®n, ahora sabemos que nunca dej¨® de escribir y que durante d¨¦cadas intent¨® concluir a su gusto, sin conseguirlo, su proyecto m¨¢s ambicioso, esta trilog¨ªa que se llama Tres pasos fuera del tiempo y que quiz¨¢ s¨ª llegue a conocerse, si se encuentra una misteriosa maleta llena de originales que Laforet le dej¨® a un conocido en Roma, donde vivi¨® alg¨²n tiempo, y que ¨¦ste nunca ha devuelto a la familia. En esa maleta debe haber, entre otras cosas, una gran cantidad de p¨¢ginas de Jaque mate, el tercer tomo de la trilog¨ªa.
A comienzos de los setenta, Carmen Laforet decidi¨® separarse de su marido, el periodista Manuel Cerezales, con quien tuvo cinco hijos, y buscar una vida nueva, independiente, que la permitiera concentrarse en escribir. Viaj¨® a Par¨ªs y a Roma, donde trab¨® amistad con Rafael Alberti y Mar¨ªa Teresa Le¨®n y conoci¨® a Mar¨ªa Zambrano. Es curioso, pero la libertad no le sirvi¨® de nada, y antes de caer en un nuevo silencio, agravado por una enfermedad psicol¨®gica que acab¨® con ella en una residencia geri¨¢trica, apenas pudo completar Diario de Carmen Lafore
t, que public¨® por entregas en Abc, y media docena de art¨ªculos de opini¨®n que aparecieron en los ochenta en EL PA?S y que son sus ¨²ltimos textos conocidos. Ahora, cuando su ausencia de cuatro d¨¦cadas estaba a punto de atenuarse con la salida de Al volver la esquina, Carmen Laforet entr¨® ayer en un silencio sin vuelta atr¨¢s. Sus libros, sin embargo, no la dejar¨¢n callar: cuando los escritores esenciales hablan, lo hacen para siempre.
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