Guti¨¦rrez Arag¨®n confiesa que el cine ha sido el jard¨ªn de sus deseos
El cineasta lee su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes
El jard¨ªn de los deseos de Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n es el cine. As¨ª lo confes¨® ayer en su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes, en el que habl¨® con admiraci¨®n y pasi¨®n de ese arte "bastardo e ileg¨ªtimo". El realizador asegur¨®, refiri¨¦ndose a s¨ª mismo en tercera persona, que el joven cineasta descubri¨® y dese¨® el cine al tiempo que descubri¨® "el tabaco, las chicas y la camarader¨ªa entre amigos". Tom¨¢s Marco fue el encargado de contestarle.
Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n (Torrelavega, 1942) record¨® c¨®mo desde su cama de ni?o enfermo, "situada en el centro de la vida familiar", escuchaba a las criadas que los lunes le contaban las pel¨ªculas que hab¨ªan visto los domingos. "Aquellas pel¨ªculas contadas carec¨ªan de im¨¢genes, y desde luego carec¨ªan de movimiento en sentido estricto, pero al cont¨¢rmelas conservaban lo esencial de aquel cine que no era cine: el deseo", asegur¨® el realizador de t¨ªtulos como Maravillas, Demonios en el jard¨ªn o la ¨²ltima, La vida que te espera.
Guti¨¦rrez Arag¨®n ley¨® su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con pajarita negra, tal y como le hab¨ªan recomendado -"s¨®lo recib¨ª ese consejo"- sus dos colegas cineastas que ya son miembros de la instituci¨®n, Jos¨¦ Luis Borau y Luis Garc¨ªa Berlanga. Ambos acad¨¦micos acompa?aron al cineasta en la sesi¨®n de ayer.
"Eleg¨ª el cine en lucha hist¨®rica contra mis tendencias hacia la interioridad. La interioridad era un descenso hacia el yo desbocado y sufriente que me alejar¨ªa de las chicas y la camarader¨ªa de amigos y compa?eros. Eleg¨ª el cine, pues, para librarme de la literatura que me consum¨ªa por dentro", asegur¨® el nuevo acad¨¦mico, en un discurso en el que evoc¨® im¨¢genes y recuerdos familiares -el almac¨¦n de comestibles de su abuela, los chocolates portugueses, Mar¨ªa la casta?era, el jam¨®n serrano remojado en leche para rebajarle la sal o las sesiones domingueras en el Coliseum Garcilaso-.
El realizador habl¨® del cine como saqueador de las artes. De la pintura, la luz, la sombra, el esplendor... -"el cine rob¨® de Rembrandt el dramatismo... y de Vermeer la luz justificada, la que entra en nuestras casas por la ventana, dom¨¦stica y cotidiana"-. De la arquitectura -"el cine depred¨® la arquitectura desde sus comienzos e hizo de ella instrumento del deseo, no copia ni reproducci¨®n"-. "?Por qu¨¦ considerar m¨¢s real la arquitectura de los arquitectos que la ef¨ªmera de los decoradores de cine?", se pregunt¨® Guti¨¦rrez Arag¨®n.
Ha descubierto muchas cosas ese aprendiz de cineasta, como se defini¨® ayer Guti¨¦rrrez Arag¨®n. "La primera vez que el aprendiz de cineasta vio una huelga fue en el cine; la primera vez que contempl¨® la pasi¨®n amorosa fue en el cine.Y los primeros besos, y las primeras luchas". Todo esto para llegar a la conclusi¨®n de que le cost¨® mucho aceptar la m¨²sica en el cine o el "enga?o" del montaje. Y que la m¨²sica en el cine es el "est¨ªmulo del deseo" y que es el deseo "lo que alza el cine en arte".
Sobre la relaci¨®n entre cine y literatura, asegur¨® que "son dos productos que se vienen persiguiendo mutuamente desde que el cine apareci¨® en las sombras de las salas.
El veterano cineasta que es hoy Guti¨¦rrez Arag¨®n asegura que no ve las cosas de manera distinta que el "atormentado" aprendiz de ayer y, adem¨¢s, se sigue viendo como un espectador ni?o. "Porque el cine invent¨® su vida y porque el cine de hoy sigue inventando la vida que estamos viviendo", dijo refiri¨¦ndose a aquel aprendiz ni?o.
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