El J¨²car y el futuro valenciano
Hace menos de una d¨¦cada, el J¨²car era un r¨ªo seriamente amenazado. La causa principal de esa amenaza era el desarrollo desmesurado de nuevos regad¨ªos -nada menos que 100.000 hect¨¢reas- en La Mancha, dentro de la cuenca hidrogr¨¢fica del J¨²car. Esos regad¨ªos hab¨ªan comenzado a implantarse quince a?os atr¨¢s de modo ilegal (aunque con el consentimiento del gobierno central, presionado por las exigencias de la comunidad castellano-manchega), y se regaban a base de bombear masivamente, sin regulaci¨®n ni control, agua del acu¨ªfero de La Mancha Oriental, una gran bolsa de agua subterr¨¢nea que hasta entonces hab¨ªa engrosado con sus excedentes el caudal del J¨²car. La sobreexplotaci¨®n del agua subterr¨¢nea para los nuevos regad¨ªos invirti¨® ese flujo, e hizo que, en lugar de seguir aportando agua el acu¨ªfero al r¨ªo como siempre, fuera el r¨ªo el que empezase a perder una parte cada vez m¨¢s importante de su caudal, absorbido por el acu¨ªfero para equilibrar sus p¨¦rdidas.
La prolongaci¨®n de esta situaci¨®n, con el creciente abuso de las aguas subterr¨¢neas y el peligro de nuevas ampliaciones de regad¨ªos previstas por la Administraci¨®n (el famoso Decreto Romero de 1989), estaba llevando al J¨²car a un progresivo deterioro que, inevitablemente, ten¨ªa que encontrar a sus principales perjudicados en el territorio situado aguas abajo de la cuenca: los valiosos ecosistemas valencianos que dependen de las aguas del r¨ªo y los regad¨ªos tradicionales de La Ribera, fecundados por el J¨²car desde hace siglos.
Poner coto a esta situaci¨®n era para la Comunidad Valenciana una necesidad urgent¨ªsima. Sin embargo, bien poco se hab¨ªa conseguido cuando, en 1995, el Partido Popular obtuvo por vez primera el mandato de los ciudadanos para gobernar la Comunidad. Era una tarea por hacer y, sobre todo, una tarea que se encontraba con la firme oposici¨®n de Castilla-La Mancha, decidida por entonces a seguir adelante con sus planes de expansi¨®n del regad¨ªo.
Una cosa que ten¨ªamos clara en el Gobierno Valenciano era que la soluci¨®n al problema del J¨²car no podr¨ªa basarse en el enfrentamiento y la imposici¨®n. La cuenca del J¨²car es un territorio compartido entre la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, y s¨®lo ser¨ªan posibles soluciones duraderas y viables si consegu¨ªamos negociar y llegar a acuerdos, distribuir justa y solidariamente los recursos disponibles, y establecer entre todos un marco de convivencia que nos permitiera prosperar en com¨²n y proteger el medio ambiente sin impedir nuestras oportunidades de desarrollo.
Eso es lo que los valencianos conseguimos con el Plan Hidrol¨®gico de la cuenca del J¨²car: un gran pacto por la gobernabilidad de la cuenca, que cont¨® con el consenso de todos -valencianos y castellano-manchegos, regantes y ecologistas, administraciones locales, auton¨®micas y estatal-, representados en el Consejo del Agua, que vot¨® y dictamin¨® favorablemente, en el verano de 1997, el proyecto de Plan Hidrol¨®gico del J¨²car.
Ese consenso es lo que ha hecho posible que el Plan del J¨²car otorgue "la mayor prioridad a los riegos tradicionales de la Ribera del J¨²car" y establezca todas las asignaciones de recursos correspondientes a favor de la Acequia Real del J¨²car y de las dem¨¢s acequias y comunidades de regantes que integran esos riegos tradicionales. Y para que tal prioridad pueda ser realmente efectiva, el Plan ha conseguido establecer definitivamente el marco que necesit¨¢bamos para poner l¨ªmite a los nuevos regad¨ªos de La Mancha Oriental, regularizar situaciones ya consolidadas e impedir que siga proliferando el regad¨ªo salvaje a costa del acu¨ªfero y del r¨ªo.
Dentro de ese marco, la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del J¨²car est¨¢ desarrollando un plan de explotaci¨®n del acu¨ªfero conforme a lo que exige el Plan de cuenca, se est¨¢n controlando estrictamente todas las extracciones de agua subterr¨¢nea en La Mancha Oriental, se est¨¢n ajustando y reduciendo las dotaciones de agua para las explotaciones que ya exist¨ªan antes de 1997, no se admiten nuevas transformaciones en regad¨ªo, se est¨¢ llevando a cabo la sustituci¨®n de bombeos... En resumen, se est¨¢ realizando todo lo que prev¨¦ el Plan del J¨²car para garantizar la sostenibilidad del acu¨ªfero, para garantizar la viabilidad ordenada de unas explotaciones ya consolidadas antes del propio Plan (y que no habr¨ªa sido posible desmantelar sin provocar un grave conflicto social y pol¨ªtico) y para hacer realidad la prioridad asignada a los riegos tradicionales valencianos.
De este modo, el J¨²car est¨¢ recuperando plenamente su salud. Se cumplen escrupulosamente las prescripciones del Plan sobre caudales medioambientales. Los regad¨ªos valencianos reciben las asignaciones que les corresponden. Se est¨¢n modernizando las infraestructuras de riego para mejorar la gesti¨®n y ahorrar agua. Se est¨¢n realizando todas las infraestructuras que permiten hacer efectivas las reservas previstas en el Plan para abastecer a los municipios valencianos. La regeneraci¨®n de L'Albufera (ya claramente visible) tiene todas las garant¨ªas gracias al proyecto de reutilizaci¨®n de las aguas residuales del ¨¢rea metropolitana de Valencia, que permitir¨¢ aportar al lago cada a?o m¨¢s de 30 hm3 de agua de calidad. Y la continua mejora del r¨ªo permite que hoy podamos afrontar el principal proyecto de distribuci¨®n solidaria del agua en el marco de la Comunidad Valenciana: el trasvase J¨²car-Vinalop¨®.
En los ¨²ltimos tiempos vemos surgir por aqu¨ª y por all¨¢ voces de alarma ante una anunciada "muerte" del J¨²car. Voces de alarma fuera de lugar, porque no es hoy, sino hace diez a?os, cuando ese riesgo era real. Ahora es cuando tenemos un Plan Hidrol¨®gico de cuenca que funciona, ahora es cuando est¨¢n definitivamente en marcha los mecanismos que permiten controlar el uso racional y sostenible del r¨ªo y de las aguas subterr¨¢neas, ahora es cuando se est¨¢n desarrollando todas las posibilidades que tenemos para ahorrar y distribuir de la manera m¨¢s eficaz los recursos h¨ªdricos, y ahora es cuando la Comunidad Valenciana puede contar con la garant¨ªa adicional del trasvase del Ebro. Por todo eso, es precisamente ahora cuando podemos volver a tener plena confianza en el futuro del J¨²car, que va a seguir siendo durante mucho tiempo la arteria principal, y la m¨¢s saludable, del territorio valenciano.
Jos¨¦ Ram¨®n Garc¨ªa Ant¨®n es consejero de Infraestructuras y Transporte.
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