Las pol¨¦micas de las aulas
La completa autonom¨ªa en Educaci¨®n y Cultura no evita los conflictos con el Estado
Las relaciones que el Departamento de Educaci¨®n, dirigido por Anjeles Iztueta, ha mantenido con el Ministerio de Educaci¨®n no han sido ni buenas ni malas. Simplemente, han brillado por su ausencia, con una sola excepci¨®n: la Viceconsejer¨ªa de Formaci¨®n Profesional (puntera en su ¨¢mbito), donde el contacto ha sido fluido. El departamento atribuye su apat¨ªa a que el ministerio reclamaba su presencia en Madrid cuando los asuntos ya estaban cerrados y sin posibilidad de aportar nada. "En esas condiciones no estamos dispuestos a ir", aseguran fuentes de la consejer¨ªa.
Sin embargo, ello no ha impedido que algunas veces hayan saltado chispas. El primer encontronazo se produjo en febrero de 2002, cuando Iztueta calific¨® de "terrorismo institucional" la entonces futura Ley de Calidad de Educaci¨®n por "imponer" una prueba de rev¨¢lida para superar el Bachillerato. El segundo, meses despu¨¦s a cuenta de los presos de ETA que estudian en la UPV. Se gener¨® una fuerte pol¨¦mica por el presunto trato de favor que recib¨ªan en relaci¨®n al resto de estudiantes, agudizada cuando el preso preventivo Mikel Garmendia, acusado de formar parte de la banda terrorista, lograba una plaza de profesor titular de la universidad p¨²blica. El Congreso modific¨® en mayo de 2003 la ley general Penitenciaria para evitar que los presos etarras puedan estudiar en la UPV.
Pero, sin duda, el conflicto m¨¢s sonoro entre ambas administraciones en materia educativa se produjo en octubre, cuando trascendi¨® una circular elaborada por el departamento que consideraba "inmigrantes" a los alumnos que se integran en el sistema educativo vasco procedentes de las dem¨¢s comunidades espa?olas y les orientaba hacia los modelos biling¨¹es. Tras un c¨²mulo de descalificaciones y reproches por ambas partes, el Tribunal Superior vasco suspendi¨® la instrucci¨®n en febrero pasado a requerimiento del ministerio. Seg¨²n el Gobierno central, la orden viola los derechos constitucionales de los alumnos a no ser discriminados por raz¨®n de la lengua.
En Cultura, una materia competencia absoluta de la administraci¨®n vasca, la relaci¨®n con el Gobierno central es m¨ªnima, y por tanto, tambi¨¦n lo son los puntos de fricci¨®n. "Somos dos mundos paralelos que dif¨ªcilmente se encuentran", afirma el concejal de Cultura donostiarra, el socialista Ram¨®n Etxezarreta. ?l es, con todo, uno de los pocos que puede hablar de encontronazos con Madrid, a ra¨ªz de la reforma del Teatro Victoria Eugenia, que Fomento financia a partes iguales con el Ayuntamiento. La introducci¨®n de modificaciones t¨¦cnicas motiv¨® un incremento del 52% del presupuesto (7,6 millones de euros), la paralizaci¨®n de las obras hace m¨¢s de un a?o y acab¨® con el anuncio por parte del ministro Francisco ?lvarez- Cascos en octubre de 2003 de que se iba a rescindir el contrato a la constructora, Necso. Quedaba todo en el aire, la distancia entre las dos instituciones era evidente y la edil popular Mar¨ªa San Gil se ofreci¨® a actuar como mediadora. "Las ¨²ltimas reuniones son optimistas", apunta Etxezarreta. Hoy s¨®lo se sabe es que se mantienen los porcentajes de financiaci¨®n del proyecto original y que los sobrecostes deber¨¢ asumirlos el consistorio.
Los responsables de la Cultura en Euskadi no recuerdan desencuentros, salvo los motivados por cuestiones pol¨ªticas. Dos ejemplos: la dura pol¨¦mica suscitada por el documental de Julio M¨¦dem La pelota vasca, la piel contra la piedra o la retirada de subvenciones a iniciativas como la revista Jakin, dirigida por Joan Mari Torrealdai, detenido en el marco de la operaci¨®n contra Egunkaria.
"El Gobierno central se limita a apoyar econ¨®micamente determinadas infraestructuras o actividades", dice un portavoz del Ejecutivo vasco: el Festival Internacional de Cine de San Sebasti¨¢n, las actividades de la ABAO, el Orfe¨®n Donostiarra, el Museo Mar¨ªtimo de Bilbao o Eusko Ikaskuntza, por ejemplo. O, este a?o, la bienal de arte europeo Manifesta. "En unos sitios m¨¢s que en otros", se queja un agente cultural. El Gobierno central, que no puso un duro para el Guggeheim, ni para el Euskalduna de Bilbao, ni para el Kursaal donostiarra, particip¨® en cambio en la financiaci¨®n del Artium vitoriano y lo har¨¢ en el auditorio y en reforma de la Catedral de Vitoria, ¨²nica ciudad vasca con una biblioteca estatal.
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