Una tormenta perfecta
Prep¨¢rense para lo que puede llegar a ser la versi¨®n para la econom¨ªa de la tormenta perfecta este verano. El primer atisbo de lo que puede estar por llegar tuvo lugar el mes pasado cuando la OPEP anunci¨® su decisi¨®n de retirar del mercado un mill¨®n de barriles de crudo diarios a partir de abril. ?ste es el panorama anunciado. La OPEP est¨¢ preocupada por la progresiva devaluaci¨®n del d¨®lar. El d¨®lar ha perdido un tercio de su valor en algo menos de dos a?os. Dado que la OPEP vende petr¨®leo a cambio de d¨®lares, los pa¨ªses productores de petr¨®leo van viendo c¨®mo sus ingresos se reducen progresivamente conforme el d¨®lar prosigue su ca¨ªda. Y como los pa¨ªses productores de petr¨®leo luego dan la vuelta y compran la mayor¨ªa de sus bienes y servicios a la Uni¨®n Europea y deben pagar en euros, su poder adquisitivo contin¨²a deterior¨¢ndose (el euro se cotiza actualmente a 1,22 d¨®lares). De modo que, ?c¨®mo afectar¨¢ a los precios del petr¨®leo un d¨®lar m¨¢s d¨¦bil? Philip K. Verleger, el decano de los analistas estadounidenses del mercado del petr¨®leo, y en la actualidad miembro invitado del Instituto para la Econom¨ªa Internacional, sugiere que "es posible que los pa¨ªses exportadores de petr¨®leo decidan ajustar su banda de precios para contrarrestar la devaluaci¨®n del d¨®lar". Y hasta cierto punto ya lo est¨¢n haciendo, dice. Si el d¨®lar prosigue su descenso, advierte Verleger, podr¨ªamos ver que los precios del petr¨®leo suben desde los actuales 36,66 d¨®lares por barril hasta un m¨¢ximo hist¨®rico de 40 d¨®lares por barril hacia mediados del verano y que se mantienen en una media de treinta y muchos a lo largo de la mayor parte de 2004.
Otros nubarrones se ciernen en el horizonte. Las reservas de crudo de Estados Unidos se encuentran en su punto m¨¢s bajo desde mediados de los a?os setenta, y el mercado de gasolina al por menor funciona con un escaso margen de reserva a medida que nos vamos acercando a los meses de verano, cuando un mayor n¨²mero de desplazamientos har¨¢n crecer la demanda de gasolina. Las menguantes reservas de gasolina se han visto empeoradas por la decisi¨®n de la Casa Blanca de reabastecer la reserva estrat¨¦gica de petr¨®leo, reduciendo a¨²n m¨¢s la cantidad de gasolina disponible en el mercado. Bill Flynn, jefe de analistas de energ¨ªa para la Alaron Trading Corporation de Chicago, tambi¨¦n ha predicho que el crudo puede alcanzar el m¨¢ximo de 40 d¨®lares por barril pronosticado por Verleger. La OPEP remat¨® las desgracias con el anuncio el 10 de febrero de que iba a recortar su producci¨®n en un 10%, lo cual har¨¢ que el petr¨®leo escasee a¨²n m¨¢s en los mercados mundiales. Los analistas cuentan con que la OPEP contin¨²e manteniendo la producci¨®n en niveles bajos para que el precio del petr¨®leo siga siendo lo suficientemente alto como para compensar la devaluaci¨®n del d¨®lar. El resultado final de todo esto para los consumidores es que la menor cantidad de petr¨®leo disponible, las menores reservas y el alza de la demanda de gasolina durante los meses de verano desembocar¨¢n en un aumento espectacular de los precios en los surtidores de gasolina.
?Cu¨¢nto puede llegar a subir el precio de un gal¨®n [3,78 litros] de gasolina? Verleger dice que el precio de la gasolina puede llegar a subir hasta unos 3,50 d¨®lares por gal¨®n [casi un d¨®lar el litro] -un precio r¨¦cord para la gasolina en Estados Unidos- antes de volver a estabilizarse en unos 2 d¨®lares por gal¨®n a lo largo del oto?o. El precio medio de la gasolina ya era de 1,66 d¨®lares por gal¨®n a finales de enero, la mayor cifra jam¨¢s registrada para la gasolina en un mes de invierno. Puede ser m¨¢s ominoso todav¨ªa: en febrero el precio de la gasolina en los surtidores alcanz¨® en California un m¨¢ximo de 2 d¨®lares, e hizo que los analistas se preguntaran si ser¨¢ el presagio de lo que ocurrir¨¢ en el resto del pa¨ªs cuando nos acerquemos a los meses de primavera y verano. Hasta qu¨¦ punto pueden llegar a dispararse los precios de la gasolina depende de otros factores adicionales, entre los que se incluyen posibles trastornos relacionados con el petr¨®leo en Venezuela y en Oriente Pr¨®ximo. Tambi¨¦n existe la posibilidad de que una o dos de las grandes refiner¨ªas no puedan dar abasto cuando la demanda de los consumidores alcance su techo este verano, algo que no es, ni mucho menos, inusual en momentos en los que el incremento de las presiones del consumo obliga a las refiner¨ªas a producir a plena capacidad sin dedicar el tiempo necesario para el mantenimiento y las reparaciones oportunas. "Una subida dr¨¢stica de los precios de la gasolina podr¨ªa significar un incremento del coste para los consumidores de entre 8.000 millones de d¨®lares a 10.000 millones de d¨®lares", explica Verleger, borrando de un plumazo gran parte de las esperadas subvenciones fiscales que van a recibir los estadounidenses a lo largo de este a?o.
Y es al llegar a este punto cuando los acontecimientos podr¨ªan comenzar a influir unos en otros, creando las condiciones necesarias para la tormenta perfecta para la econom¨ªa. Si el precio del petr¨®leo sube hasta los 40 d¨®lares por barril y se produce una subida paralela en los precios de la gasolina, la ya de por s¨ª d¨¦bil recuperaci¨®n econ¨®mica podr¨ªa quedar atascada, y hacer que EE UU caiga de nuevo en otra recesi¨®n. ?C¨®mo bajamos entonces el precio de un barril de petr¨®leo? Tenemos que fortalecer el d¨®lar de tal modo que la OPEP no se vea obligada a subir los precios para compensar la ca¨ªda de esa moneda. Pero aqu¨ª est¨¢ la dificultad. El valor del d¨®lar est¨¢ cayendo debido al aumento de la deuda p¨²blica estadounidense. El Fondo Monetario Internacional (FMI) est¨¢ tan preocupado por la deuda de Estados Unidos -como consecuencia del aumento del d¨¦ficit presupuestario y el desequilibrio de la balanza comercial- que ha publicado un informe en el que advierte que, si no se toman medidas para revertir la tendencia, la estabilidad financiera de la econom¨ªa mundial podr¨ªa verse amenazada.
El espeluznante d¨¦ficit presupuestario de Estados Unidos ha sido de 374.000 millones de d¨®lares en 2003 y se espera que supere los 521.000 millones de d¨®lares en 2004. Y lo que resulta a¨²n m¨¢s aterrador, en el informe del FMI se se?alaba que el neto de las obligaciones financieras de Estados Unidos con el resto del mundo podr¨ªa representar el 40% del total de su econom¨ªa en tan s¨®lo unos pocos a?os, denomin¨¢ndolo "un nivel sin precedentes en la deuda externa de un gran pa¨ªs industrializado". John Vail, jefe de estrategas de Mizubo Securities USA, resumi¨® las impresiones de muchos inversores extranjeros acerca del valor del d¨®lar diciendo que "la moneda no tiene la categor¨ªa de refugio seguro que ha tenido en a?os recientes". ?Qui¨¦n se hubiera atrevido a insinuar hace tan s¨®lo cinco a?os que el euro ser¨ªa m¨¢s fuerte que el d¨®lar a finales de 2003? Un d¨®lar cada vez m¨¢s d¨¦bil provoca que los inversores extranjeros est¨¦n menos interesados en financiar la deuda de Estados Unidos, que crece como los hongos. Por supuesto, Estados Unidos podr¨ªa subir los tipos de inter¨¦s y hacer que sea m¨¢s atractivo para los inversores extranjeros el prestarle dinero, pero eso significar¨ªa unos tipos de inter¨¦s m¨¢s elevados para las empresas y los consumidores estadounidenses, lo que podr¨ªa desacelerar la ya de por s¨ª d¨¦bil recuperaci¨®n y hacer caer de nuevo en una recesi¨®n a Estados Unidos y al resto del mundo.
As¨ª que aqu¨ª tenemos todas las condiciones reunidas para crear la tormenta econ¨®mica perfecta; precios del petr¨®leo que baten marcas hist¨®ricas y que desencadenan una desaceleraci¨®n del crecimiento econ¨®mico estadounidense y un incremento del d¨¦ficit presupuestario federal, acompa?ados por una erosi¨®n a¨²n mayor del valor del d¨®lar. El aumento de los d¨¦ficit presupuestarios y la ca¨ªda del valor del d¨®lar, a su vez, nos llevan a unos tipos de inter¨¦s m¨¢s altos para convencer a los inversores extranjeros de que presten un dinero adicional a Estados Unidos, seguidos de un enfriamiento de la econom¨ªa de EE UU a medida que la subida de los tipos de inter¨¦s provoca un descenso de la inversi¨®n y el consumo nacionales. La cascada de acontecimientos desencadena una onda similar a un tsunami que se extiende para engullir al resto de la econom¨ªa global sumergiendo al mundo en una profunda recesi¨®n econ¨®mica. Naturalmente, se deber¨ªa se?alar que las tormentas perfectas, ya sean de tipo natural o econ¨®mico, son acontecimientos raros en la historia. Aun as¨ª, la actual convergencia de fen¨®menos econ¨®micos eleva la probabilidad de que ocurra un acontecimiento as¨ª y deber¨ªa al menos tenerse seriamente en cuenta. Mientras tanto, el Consejo de la Reserva Federal se encargar¨¢ de mantener bajos los tipos de inter¨¦s a lo largo de toda la campa?a electoral presidencial para incentivar el crecimiento de la econom¨ªa mientras la Administraci¨®n de Bush mantiene los dedos cruzados con la esperanza de que Estados Unidos pueda capear el temporal de unos precios potencialmente r¨¦cord del petr¨®leo en los mercados mundiales y de la brutal subida del precio de la gasolina en los surtidores. De un modo o de otro, es una situaci¨®n de la que no es posible salir victorioso.
De una cosa podemos estar relativamente seguros. Mientras que las econom¨ªas global y estadounidense sigan dependiendo cada vez m¨¢s de una menguante oferta de petr¨®leo de Oriente Pr¨®ximo, las condiciones para una tormenta econ¨®mica perfecta seguir¨¢n acech¨¢ndonos. En ¨²ltima instancia, la soluci¨®n es desacostumbrar al mundo de su dependencia del petr¨®leo. Esto requerir¨ªa unas normas mucho m¨¢s duras para el ahorro de combustible de los autom¨®viles, medidas mucho m¨¢s amplias para el ahorro de energ¨ªa, apoyo a los veh¨ªculos h¨ªbridos y el cambio a fuentes de energ¨ªa renovables, almacenadas en forma de hidr¨®geno, tanto para el transporte como para la red el¨¦ctrica. A falta de eso, podemos esperar que los nubarrones de tormenta se ir¨¢n haciendo m¨¢s densos.
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