Bah¨ªa
INDOLENTEMENTE recostada en la tumbona, una joven madre de familia, Linda Burnell, aprovecha la instant¨¢nea calma producida por el alejamiento de los miembros de su tribu para dar rienda suelta al insidioso pensamiento, que, a veces, se cuela, camuflado, en la enso?aci¨®n. Basta con contemplar distra¨ªdamente unas florecillas que crecen delante, con su gratuita prodigalidad, para que este sentimiento est¨¦tico primario arrastre la imaginaci¨®n hacia la desaz¨®n de interrogantes existenciales sin respuesta, empezando por el m¨¢s perentorio de verse uno mismo como una hoja sacudida por el viento de la vida, pero sin que haya ya ning¨²n otro espectador del aleatorio balanceo que la propia conciencia ¨ªntima. Es entonces, cuando, a¨²n no apagado el eco del primer porqu¨¦, surge el sentimiento arrasador de huir frente al destino ineluctable, ese s¨®lido mundo cotidiano, fervorosamente construido, pero, que, de repente, nos muestra su faz arbitraria, absurda, insoportable.
Sin apenas traspasar las limitadas coordenadas espacio-temporales de una jornada en ¨¦poca estival, vivida al borde de una bah¨ªa, la escritora Katherine Mansfield (1888- 1923) logra embutir all¨ª todo el misterio de la existencia. Lo hace en el cuento titulado precisamente En la bah¨ªa (Losada), donde la reveladora enso?aci¨®n floral de Linda Burnell se entreteje con la que, simult¨¢neamente, asedia a los restantes miembros de su clan familiar, que abarca a tres generaciones, aunque la mayor¨ªa de ellos no logre traspasar el umbral de la simple perplejidad. ?Cabe una mayor maestr¨ªa literaria que ¨¦sta de contar, en apenas medio centenar de p¨¢ginas, todo lo que pasa cuando nada pasa; esto es: el secreto, indecible por inagotable, del humano vivir?
No me extra?a, as¨ª, pues, que la tambi¨¦n escritora Nuria Amat, en el ep¨ªlogo que ha redactado para la edici¨®n que da pie al presente comentario, desborde los l¨ªmites de su personal admiraci¨®n por Katherine Mansfield para plantearse el peculiar sentido de esa forma de narraci¨®n corta que llamamos cuento, en la que lo breve se consigue mediante la extrema concentraci¨®n e intensidad, justo lo mismo que pretende la poes¨ªa, pero en prosa, o, si se quiere, lo que hace la poes¨ªa, pero, dir¨ªamos, sin m¨¢s historias...
?Cu¨¢l es, no obstante, la historia que se relata en Lost in Translation, la ¨²ltima y hermos¨ªsima pel¨ªcula, escrita y dirigida por Sof¨ªa Coppola? ?El interrogante cruce de miradas c¨®mplices de dos seres perdidos en un hotel de un ex¨®tico pa¨ªs, a los que les basta asomarse a los ojos del otro para mutuamente verse como hojas a las que el viento de la vida arrastra sin un preciso por qu¨¦? Hay un momento en que las cuentas del verso, de la imagen, de un simple gesto y, claro, del propio cuento resplandecen con el concentrado e intenso fulgor de una apurada interrogaci¨®n sin respuesta. Las cuentas de esa invocaci¨®n del misterio es lo que circunstancialmente llamamos arte.
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