El candidato Rajoy y el 'Prestige'

En la entrevista publicada el viernes d¨ªa 5, el candidato a la presidencia por el Partido Popular, Mariano Rajoy, habla de una dura experiencia: un grupo de cien manifestantes le increparon a la salida de la fiesta del cumplea?os de su hijo en un hotel. Lo comprendo. Sin retranca.

Puestos a contar vivencias de aquellas fechas, podr¨ªamos compartir con ¨¦l algunas bien dolorosas y traum¨¢ticas. En todo caso, reconocer¨¢ que las movilizaciones de Nunca M¨¢is, en toda su dimensi¨®n, con participaci¨®n en ocasiones de cientos de miles de personas, fueron un ejemplo de ciudadan¨ªa, como la fueron las realizadas contra la guerra de Irak, pese a algunas provocaciones de origen incierto.

Pero creo que respecto del caso Prestige hay otros aspectos sobre los que deber¨ªa meditar Rajoy. Por ejemplo, el uso del cargo de portavoz del Gobierno para transmitir insinuaciones difamadoras, ampliamente jaleadas por los medios afines y nunca rectificadas, que afectaban con mucha gravedad a la imagen e integridad moral de las personas que participaban en esa respuesta c¨ªvica. Por ejemplo, la usurpaci¨®n de las instituciones, neg¨¢ndose reiteradamente a debatir en pleno parlamentario tan grave asunto y a crear una comisi¨®n de investigaci¨®n, la que finalmente pudo abrirse en el "exilio" democr¨¢tico de Bruselas. Pese a todas las maniobras dilatorias del partido gobernante, el Parlamento Europeo les ha puesto en evidencia.

Gracias a la movilizaci¨®n ciudadana, Galicia ha obtenido algunas compensaciones que ustedes ahora presentan como favores electorales. Y lo que es m¨¢s importante. Gracias a esas protestas, el mar est¨¢ ahora m¨¢s protegido.

Creo que el se?or Rajoy deber¨ªa haber dimitido como lo hizo, por menos motivos, el portavoz brit¨¢nico Alastair Campbell. Sin embargo, Mariano Rajoy es candidato a la presidencia, e incluso puede conseguirla. Nadie es perfecto.