Venezuela bajo el volc¨¢n
En una carta p¨²blica, m¨¢s de doscientos escritores del Centro Venezolano del PEN hacen un dram¨¢tico pedido a sus colegas de todo el mundo para que los ayuden a resistir el avance de su pa¨ªs hacia una dictadura, bajo la bota del teniente coronel Hugo Ch¨¢vez. Firma el texto lo m¨¢s graneado de la intelectualidad de Venezuela y est¨¢n representados en ¨¦l todos los matices del espectro ideol¨®gico, de la derecha a la izquierda. De Elizabeth Burgos a Sof¨ªa Imber, de Adriano Gonz¨¢lez Le¨®n a Guillermo Sucre, de Isaac Chocr¨®n a Sim¨®n Alberto Consalvi, de Luis Brito a ?scar Sambrano Urdaneta, todos los poetas, novelistas, cr¨ªticos y ensayistas que he le¨ªdo o que conozco figuran all¨ª, denunciando la "vocaci¨®n inequ¨ªvocamente desp¨®tica y totalitaria" del presidente Ch¨¢vez que, a trav¨¦s de los tres miembros que controla (de cinco que lo conforman) en el Consejo Nacional Electoral, se dispone a frustrar las esperanzas de los 3.448.747 ciudadanos venezolanos que estamparon su firma pidiendo un refer¨¦ndum revocatorio, de acuerdo a una Constituci¨®n dictada por una Asamblea Constituyente en la que el "chavismo" ten¨ªa absoluta mayor¨ªa.
Al igual que los escritores, profesionales y t¨¦cnicos, obreros y empleados, amas de casa y estudiantes y jubilados se movilizan por toda Venezuela para que la conjura gubernamental no frustre la esperanza que ten¨ªan depositada en el refer¨¦ndum revocatorio, desde que, el 29 de mayo de 2003, luego de arduas negociaciones que duraron ocho meses, el Gobierno nacional y la Coordinadora Democr¨¢tica (que representa a todas las fuerzas de oposici¨®n) acordaron esta consulta para poner fin en forma pac¨ªfica y democr¨¢tica a la profunda crisis que atraviesa Venezuela. Pese a los obst¨¢culos leguleyos y a los sabotajes de toda ¨ªndole empleados por Ch¨¢vez para impedir a la oposici¨®n recoger las firmas necesarias, ¨¦sta logr¨® reunir un mill¨®n de firmas m¨¢s de las 2.436.083 requeridas para que el refer¨¦ndum fuera convocado. Puesto contra la pared, el Consejo Nacional Electoral, a trav¨¦s de los tres miembros "chavistas" que hacen mayor¨ªa, procedi¨® entonces, con c¨ªnica desverg¨¹enza, a establecer que s¨®lo 1.832.493 firmas cumpl¨ªan los requisitos establecidos, 876.017 presentaban dudas serias y ser¨ªan sometidas a un proceso de ratificaci¨®n, en tanto que 416.563 fueron rechazadas sin salvaci¨®n posible y 54.000 misteriosamente "extraviadas" en el laberinto de la burocracia oficialista. Los otros dos miembros independientes del Consejo Nacional Electoral se negaron a suscribir el flagrante embuste.
Todo esto era perfectamente previsible y, sin embargo, esos dos tercios de venezolanos que, seg¨²n todas las encuestas, est¨¢n ahora en contra del comandante Ch¨¢vez, parecen haber quedado estupefactos de que el Gobierno burle sus propias reglas de juego, neg¨¢ndose, mediante groseras triqui?uelas jur¨ªdicas, a acatar la exigencia de casi tres millones y medio de venezolanos de convocar un refer¨¦ndum para determinar si Ch¨¢vez continuaba en el poder hasta terminar su mandato o convocaba a elecciones de inmediato. Yo, por mi parte, nunca cre¨ª que el aprendiz de tiranuelo que est¨¢ destruyendo Venezuela cumplir¨ªa los compromisos a que lleg¨® con la Coordinadora Democr¨¢tica, a menos que tuviera montado un perfecto fraude electoral que le garantizara la victoria en aquella consulta popular.
Para descreer en la palabra del personaje no hac¨ªa falta estar en el secreto de los dioses ni gozar de clarividencia pol¨ªtica. Bastaba recordar el prontuario del comandante fel¨®n, traidor a su uniforme y a la Constituci¨®n de su pa¨ªs, que como militar hab¨ªa jurado respetar, levant¨¢ndose en armas el 4 de febrero de 1992 contra un Gobierno leg¨ªtimamente constituido y que en su tentativa golpista no vacil¨® en matar a soldados y oficiales venezolanos que se negaron a secundar su cuartelazo. Cuando el presidente Caldera, en un acto de una irresponsabilidad imperdonable, amnisti¨® al comandante golpista y lo sac¨® del calabozo donde debi¨® permanecer muchos a?os por su criminal proceder y lo lanz¨® a la arena pol¨ªtica, legitimado c¨ªvicamente, no era dif¨ªcil imaginar que Venezuela ingresaba por un camino peligroso que s¨®lo pod¨ªa conducirla al abismo. Debido al descr¨¦dito en el que hab¨ªan ca¨ªdo los partidos democr¨¢ticos por obra de la corrupci¨®n y la ineptitud de los gobiernos anteriores para satisfacer los anhelos de la sociedad venezolana, el ex golpista se convirti¨® en un l¨ªder mesi¨¢nico al que grandes sectores del pa¨ªs, cegados por la frustraci¨®n y la inexperiencia pol¨ªtica, crey¨¦ndolo un redentor, llevaron al poder en 1998 con una mayor¨ªa casi tan aplastante como la que ahora lo repudia. El pa¨ªs m¨¢s rico de Am¨¦rica Latina hab¨ªa elegido, con resoluci¨®n pasmosa, suicidarse.
Ocurri¨® lo que ten¨ªa que ocurrir. En tan pocos a?os de gobierno, el nuevo presidente ha conseguido empobrecer a Venezuela hasta la bancarrota con medidas populistas y demag¨®gicas, arruinando su moneda, destruyendo al sector privado, disparando la inflaci¨®n, precipitando una fuga fren¨¦tica de capitales y desapareciendo el ahorro, y multiplicando la corrupci¨®n a todos los niveles de la sociedad con sus pr¨¢cticas intervencionistas y un control de cambios que permite toda clase de tr¨¢ficos y chanchullos a los favorecidos del r¨¦gimen. Con un verbo tan desmesurado y chusco como el de Fidel Castro, su modelo y mentor, el comandante Ch¨¢vez se ha encargado de crispar la vida social hasta extremos que colindan con la guerra civil, "fomentando -como dice la carta de los escritores del PEN- la violencia, el odio de clases y la exclusi¨®n de inmensos sectores de clase media y alta, tildados por ¨¦l de oligarcas". Pero tampoco la clase obrera se ha librado de la vesania chavista, porque el grueso de los trabajadores venezolanos, agrupados o no en la principal central sindical obrera, tambi¨¦n forma parte de la Coordinadora Democr¨¢tica.
?De d¨®nde procede ese tercio del pa¨ªs que, seg¨²n los sondeos, todav¨ªa sostiene a Ch¨¢vez? De una burocracia servil y algunas provincias, pero, principalmente, de la marginalidad, los llamados lumpen, los pobladores de los "ranchitos" menos integrados, cuyo abandono, miseria y frustraci¨®n los hace pasto f¨¢cil de la ret¨®rica cargada de odio y vindicta con que el comandante Ch¨¢vez los exhorta a armarse y estar listos para librar las batallas decisivas contra "el fascismo", "la burgues¨ªa" y el "imperialismo yanqui". Con esos sectores, m¨¢s hampones y pistoleros profesionales, y con la diligente asesor¨ªa de Cuba, dondehay un r¨¦gimen experto en la manipulaci¨®n y la regimentaci¨®n de las masas, el Gobierno ha armado las milicias populares con las que amedrenta, golpea y tiende a la oposici¨®n emboscadas como la que se sald¨® con la matanza del 11 de abril, y con las que, mientras consuma la purga de elementos independientes de las Fuerzas Armadas, se prepara para dar los pasos siguientes que acaben de una vez por todas con las apariencias, cada vez m¨¢s fr¨¢giles, de democracia que hay en el pa¨ªs e instale lo que ha sido desde el principio su designio: un r¨¦gimen de control absoluto del poder.
Sabiendo que tiene dos tercios de Venezuela en la oposici¨®n y habiendo tomado ya tantas medidas para eternizarse en el Gobierno, ?c¨®mo habr¨ªa consentido Ch¨¢vez en convocar un refer¨¦ndum? Ha preferido, por eso, desafiar abiertamente a la opini¨®n p¨²blica nacional e internacional, con la mascarada que acaba de consumar el Consejo Nacional Electoral, anulando o congelando casi dos millones de firmas de ciudadanos venezolanos. Sin embargo, no todo est¨¢ perdido, porque, aunque es muy improbable que la naciente dictadura venezolana admita poner en juego su existencia mediante una consulta al electorado, hay un factor con el que evidentemente Ch¨¢vez (y su maestro Fidel) no hab¨ªan contado y que hasta ahora ha conseguido perturbar la estrategia dise?ada para instalar una segunda Cuba en Am¨¦rica Latina: el coraje y la voluntad de resistencia del pueblo venezolano.
Es un pueblo que no ha sido sobornado ni castrado todav¨ªa por la demagogia populista y que, desde hace alg¨²n tiempo, ha sabido rectificar su error de hace seis a?os, cuando cometi¨® la insensatez de abrirle los brazos a un despreciable espad¨®n sin honor que se hab¨ªa levantado en armas contra un Gobierno leg¨ªtimo. Un pueblo que con sus manifestaciones pac¨ªficas, sus paros, sus memoriales, sus asambleas, sus sacrificios, sus v¨ªctimas, ha sido capaz de frenar el proceso de confiscaci¨®n sistem¨¢tico de todas las instituciones que lleva a cabo el comandante Ch¨¢vez desde que fue elegido, y que, en vez de dejarse embelesar por las campa?as de intervencionismo estatal en la econom¨ªa y en la sociedad civil, ha impedido que los diarios, las estaciones de radio y de televisi¨®n, sean capturadas, las empresas estatizadas, y la vida c¨ªvica expropiada a favor del partido ¨²nico y el monocorde soliloquio del caudillo. No es por generosidad de Ch¨¢vez y su pandilla gobernante que todav¨ªa hay unos espacios de libertad y de legalidad que no han sido arrollados en Venezuela. Sino por la resoluci¨®n de millones de mujeres y hombres que no han permitido ser atropellados y que, pese a todo lo que arriesgan en ello, se siguen batiendo d¨ªa y noche, con m¨¦todos pac¨ªficos, para que la Venezuela que, en 1958, luego de una antiqu¨ªsima tradici¨®n de dictaduras, recuper¨® su libertad defenestrando al adiposo Marcos P¨¦rez Jim¨¦nez, no vuelva a caer en la barbarie y el oscurantismo autoritario. Ahora mismo, mientras escribo este art¨ªculo, en Caracas, Maracaibo, Valencia y otras ciudades del interior, los dem¨®cratas venezolanos se enfrentan a efectivos militares y a paramilitares de las milicias "chavistas", en choques que han causado hasta ahora una docena de muertos, centenares de heridos y una dura represi¨®n contra los dirigentes de la resistencia.
Ese pueblo merece ser apoyado por todos los dem¨®cratas del mundo entero. Porque el comandante Ch¨¢vez, como ocurre siempre con las dictaduras, no s¨®lo es un enemigo de su propio pueblo, sino un peligro para sus vecinos y para todos los reg¨ªmenes democr¨¢ticos del Continente, a quienes, por lo dem¨¢s, ya ha comenzado a hostilizar, tratando de desestabilizarlos. Son un hecho m¨¢s que probado las buenas relaciones, para no hablar de abierta complicidad, entre el comandante de marras y las FARC y el ELN, las dos fuerzas revolucionarias en guerra contra el Estado de Colombia, y las ayudas econ¨®micas que aqu¨¦l ha prestado a esos movimientos injustamente llamados "indigenistas" -se arrogan la representatividad exclusiva de unas comunidades ¨¦tnicas que muchas veces no los siguen y a menudo los combaten-, factores importantes de erosi¨®n de la democracia en Colombia, Bolivia y, en menor escala, Per¨². Si toda la comunidad de naciones democr¨¢ticas se solidariza con quienes s¨®lo piden que se les deje manifestarse a trav¨¦s de su voto, seg¨²n acordaron el Gobierno y la oposici¨®n en Venezuela, y los organismos internacionales como la OEA, y las Naciones Unidas, y la Uni¨®n Europea exigen a Ch¨¢vez que cumpla con la palabra contra¨ªda, no es imposible todav¨ªa que el refer¨¦ndum revocatorio tenga lugar. Si ¨¦l se lleva a cabo, se habr¨¢ conjurado a tiempo la amenaza de una sangrienta guerra civil en Venezuela.
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