La flor en el infierno
Un brezo end¨¦mico habita en los terrenos m¨¢s contaminados del And¨¦valo onubense
Cuando los bot¨¢nicos hablan de plantas end¨¦micas, exclusivas de un territorio y amenazadas de extinci¨®n, es f¨¢cil imaginar que estas rarezas vegetales se localizan en parajes buc¨®licos, apartados de la civilizaci¨®n, libres de cualquier interferencia causada por el hombre. Y aunque a veces ocurre as¨ª, la naturaleza tambi¨¦n brinda curiosas paradojas. Erica andevalensis, un brezo caracter¨ªstico de la comarca minera del And¨¦valo (Huelva), habita ¨²nicamente en aquellos terrenos sometidos a una intensa contaminaci¨®n por residuos procedentes de la miner¨ªa, suelos de elevada acidez en los que abundan metales tan agresivos como el plomo, el cobre o el cadmio.
La especie fue descrita por vez primera en 1980 y ya entonces se advirti¨® su estricta fidelidad a un tipo de suelos marcados por la actividad minera. Desde entonces s¨®lo se ha localizado en escombreras, lugares quemados por los gases sulf¨²ricos originados en los primitivos tostaderos de pirita, afloramientos rocosos de mineral y bordes de cauces muy contaminados. En todos estos enclaves la planta es muy abundante, pero, a¨²n as¨ª, se encuentra catalogada en peligro de extinci¨®n, porque en este caso no inquieta el n¨²mero de ejemplares que crecen en la comarca sino las peculiares caracter¨ªsticas que han de reunir los terrenos que los albergan.
"Si estas caracter¨ªsticas se alteraran, debido, por ejemplo, a la recuperaci¨®n de una zona minera o a la alteraci¨®n de alg¨²n cauce contaminado, se podr¨ªa perder la especie, y esto hace que el peligro de extinci¨®n no est¨¦ asociado al n¨²mero de individuos o a la cantidad de poblaciones existentes, sino al car¨¢cter especialmente end¨¦mico de esta planta", explica Francisco C¨®rdoba, profesor de la Universidad de Huelva que, junto a su colega Pablo Hidalgo, desarrolla un proyecto de investigaci¨®n que tiene a la erica andevalensis como protagonista.
El trabajo de estos dos especialistas pretende aclarar cu¨¢les son los mecanismos de defensa que esta especie ha desarrollado para poder sobrevivir en condiciones extremas, informaci¨®n que podr¨ªa ser ¨²til a la hora de determinar el comportamiento de otros vegetales que tambi¨¦n viven en ambientes hostiles. Asimismo, y como ya se viene haciendo con otros seres vivos, este brezo end¨¦mico podr¨ªa convertirse en un valioso instrumento a la hora de abordar actuaciones encaminadas a la recuperaci¨®n de zonas alteradas por la presencia de metales pesados.
Los primeros an¨¢lisis que se han llevado a cabo en la Universidad de Huelva muestran c¨®mo este vegetal es capaz de resistir concentraciones, m¨¢s o menos elevadas, de hasta 22 metales pesados diferentes. La distribuci¨®n de la especie no parece, sin embargo, condicionada por la abundancia o escasez de alguno de ellos, mostr¨¢ndose tolerante a este amplio abanico de agentes t¨®xicos. Esta llamativa resistencia podr¨ªa estar relacionada con el papel que desempe?an las micorrizas, hongos asociados a la ra¨ªz de la planta. Para determinar la validez de este argumento se han enviado muestras de la especie a los laboratorios del Jard¨ªn Bot¨¢nico de la Universidad de Viena.
El principal problema al que se enfrentan los investigadores es la dificultan que entra?a trabajar con plantas cultivadas, sobre las que desarrollar, de manera m¨¢s eficaz, los correspondientes an¨¢lisis. Fuera de su h¨¢bitat caracter¨ªstico la planta no prospera, por lo que, como se?ala Francisco C¨®rdoba, "uno de nuestros principales objetivos es determinar la f¨®rmula m¨¢s adecuada para reproducir la especie en el laboratorio, tarea en la que estamos empleando t¨¦cnicas de reproducci¨®n in vitro". Si se consigue "domesticar", ser¨ªa posible introducir modificaciones en el medio y conocer as¨ª c¨®mo responde la planta ante diferentes situaciones y h¨¢bitats.
Aunque aparezca asociada a escombreras y alrededores de minas, algunos bot¨¢nicos consideran que los bordes de r¨ªos y cauces con aguas contaminadas constituyen un h¨¢bitat "m¨¢s natural" para esta especie. Tampoco se descarta que las piedras de gossan (afloramientos minerales de tipo rocoso) sean su verdadero h¨¢bitat original, aunque en este caso la investigaci¨®n se complica ya que estos elementos geol¨®gicos son muy puntuales y, adem¨¢s, se encuentran amenazados de desaparici¨®n: en la mayor¨ªa de los casos se trata de yacimientos explotados hasta su agotamiento.
En el Libro Rojo de la flora silvestre amenazada de Andaluc¨ªa se asegura que la supervivencia de la erica andevalensis "no parece estar dr¨¢sticamente amenazada en la actualidad", aunque se se?alan algunas actuaciones prioritarias de conservaci¨®n. Habr¨ªa que salvaguardar, por ejemplo, las escasas piedras de gossan que a¨²n existen en el And¨¦valo, como las que se localizan en el cementerio de Nerva o en la conocida como Pe?a de Hierro. Y deber¨ªa evitarse la reutilizaci¨®n de escombreras y cualquier actuaci¨®n que modificara la din¨¢mica de los r¨ªos Tinto y Odiel.
sandoval@arrakis.es
El gigante de la miner¨ªa
Son paisajes de un planeta que no parece la Tierra, aguas de otro mundo, colores que retan a la imaginaci¨®n. Una comarca, la minera onubense, que no deja indiferente al que la visita por vez primera. La faja pir¨ªtica ib¨¦rica, sobre la que se sit¨²a el And¨¦valo, explica las peculiares caracter¨ªsticas de estas tierras. Aqu¨ª las explotaciones mineras m¨¢s antiguas se remontan al Calcol¨ªtico, cuarenta siglos atr¨¢s. S¨®lo en lo que se refiere al denominado "periodo antiguo", que alcanza hasta el siglo V, se han cubicado m¨¢s de 30 millones de toneladas de escoria procedente de algunos de los noventa yacimientos localizados hasta la fecha.
Lo cierto es que la acumulaci¨®n de minerales en el subsuelo adquiere proporciones inusuales, hasta el punto de que los ge¨®logos tienen clasificada esta cuenca como "provincia metalog¨¦nica gigante", s¨®lo comparable a las que existen en algunos puntos de Australia y Canad¨¢. Los recursos globales de estos yacimientos se han evaluado en m¨¢s de 1.700 millones de toneladas, de las que apenas se ha explotado un 15 %.
Este monumental dep¨®sito de contaminantes, muy agresivos, ha generado, contra los pron¨®sticos m¨¢s razonables, unas formas de vida ¨²nicas, posiblemente porque antes de que el hombre explotara estos recursos ya se hab¨ªan manifestado lo que algunos autores denominan "procesos de contaminaci¨®n natural". S¨®lo en lo que se refiere al cauce del Tinto, el equipo de Ricardo Amils, catedr¨¢tico de Microbiolog¨ªa de la Aut¨®noma de Madrid y pionero en el estudio biol¨®gico de esta comarca, ha localizado hasta ahora alrededor de 1.100 hongos distintos, la mayor¨ªa sin clasificar, un centenar de algas, adem¨¢s de protozoos y bacterias que s¨®lo cuentan con algunos parientes en volcanes submarinos.
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