Los nuevos hijos
La pareja no es perfecta. La uni¨®n entre un hombre y una mujer no s¨®lo fracasa el setenta por ciento de las veces, sino que su misi¨®n como padres ejemplares naufraga en numerosas ocasiones. En los a?os setenta comenz¨® a plantearse en Espa?a un nuevo modelo de relaci¨®n sentimental en la que no mediaba el matrimonio. Esta revolucionaria forma de asociaci¨®n amorosa provoc¨® un gran esc¨¢ndalo y fue criticada, ya no s¨®lo por su naturaleza pecaminosa, sino por la que heredaban sus hijos. Tener descendencia sin el benepl¨¢cito de Dios no era ¨²nicamente un sacrilegio, sino un trauma para el ni?o que se enfrentaba al escarnio social.
Sin embargo, el tiempo y la experiencia han demostrado que las parejas que no se han casado no han durado mucho menos que las unidas por la Iglesia, y que los hijos llegados al mundo exentos del sacramento paterno del matrimonio no han sufrido los trastornos que se imaginaban. Es m¨¢s, las parejas que no se han casado han dispuesto de m¨¢s libertad para separarse, lo que ha evitado la prolongaci¨®n de una vida conjunta infeliz y, en consecuencia, el sufrimiento de unos hijos forzados a presenciar un matrimonio deshecho por la indiferencia, el insulto o incluso el cuchillo.
El s¨¢bado tuvo lugar la gran besada ante la catedral de la Almudena. Varias decenas de parejas del mismo sexo se besaron en un acto organizado por la Federaci¨®n Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales apoyado por el Partido Socialista Obrero Espa?ol e Izquierda Unida. All¨ª, la presidenta de la Federaci¨®n ley¨® un comunicado a favor de los padres y las madres homosexuales condenados por la Iglesia y el PP.
Se plantea en estos d¨ªas de campa?a electoral el derecho de las parejas del mismo sexo a adoptar ni?os. Los conservadores argumentan que los hijos de gays, por un lado, sufrir¨¢n un desequilibrio emocional al carecer de un referente de cada sexo y, por otro, ser¨¢n v¨ªctimas de una burla y una discriminaci¨®n social que les podr¨ªa traumatizar gravemente.
Es posible que tengan raz¨®n. Quiz¨¢s un ni?o o una ni?a criado entre dos se?oras o dos hombres con barba no desarrolle una visi¨®n del mundo o de los roles sexuales igual a la que posee un cr¨ªo educado por una madre y un padre.
Tal vez, en el colegio su vida sea un infierno cuando los dem¨¢s ni?os sepan que los dos hombres o las dos mujeres que le van a buscar a la salida se acuestan juntos. O quiz¨¢ no. Pero creo que las parejas de homosexuales tienen al menos el derecho a intentar ser tan buenos progenitores como una pareja heterosexual.
Merecen la oportunidad de enfrentarse al reto de buscar su propia f¨®rmula de padres. Lo que est¨¢ claro es que dos progenitores heterosexuales no son la receta infalible para la integraci¨®n, la educaci¨®n y la felicidad de los hijos y, por tanto, un argumento para descalificar otras opciones.
Es muy probable que los ni?os de parejas gays tengan una concepci¨®n de los roles sexuales o un enfoque del mundo distinto al de los ni?os criados de manera tradicional, pero es que el mundo cambia. El planeta es cada d¨ªa un lugar con m¨¢s mestizaje interracial y sexual, con m¨¢s alternativas amorosas y afectivas. Quiz¨¢ lo que la Iglesia y el PP vaticinan como una disfunci¨®n, en el ni?o sea una virtud de cara a una sociedad en transformaci¨®n. Por otro lado, la batalla por prohibir o marginar la adopci¨®n de chavales por parte de gays est¨¢ cada d¨ªa m¨¢s perdida.
Hoy, los estereotipos sexuales se diluyen, se entrecruzan, pierden su valor y su esencia. El hombre se afemina y la mujer lucha por distanciarse de unos arcaicos c¨¢nones que la marginaban y la disminu¨ªan socialmente y frente al var¨®n. Y adem¨¢s, asumida y respetada la condici¨®n del homosexual y del transexual, as¨ª como su derecho a formar uniones sentimentales, tambi¨¦n se rompen los est¨¢ndares amorosos.
?Por qu¨¦ entonces dar tanto valor a los viejos roles sexuales y a la instituci¨®n de la pareja tradicional? La influencia que los padres ejercen sobre su prole ?no estar¨¢ m¨¢s condicionada por el valor humano individual de los progenitores que por su sexo o por la naturaleza de su relaci¨®n? Vamos a verlo.
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