En qu¨¦ y por qu¨¦ ha cambiado Zapatero
Entrevistado por I?aki Gabilondo, Zapatero precis¨® el martes el alcance de su compromiso de no gobernar si su partido no es el m¨¢s votado. Significa: 1) que si queda en segundo lugar no intentar¨¢ desplazar al PP mediante una coalici¨®n heterog¨¦nea; 2) que si gana sin mayor¨ªa absoluta formar¨¢ un Gobierno socialista, con apoyos externos, y no de coalici¨®n.
El pasado fin de semana, a la vista de los ¨²ltimos sondeos, los partidos de oposici¨®n alertaron sobre los riesgos de una nueva mayor¨ªa absoluta del PP. Felipe Gonz¨¢lez advirti¨® del riesgo de que el electorado avale a un partido que "no tiene intenci¨®n real de mantener la cohesi¨®n territorial ni de proteger la pluralidad". Ciertamente, la tendencia de todo partido gobernante a identificar las instituciones con sus intereses partidistas se agrava cuando dispone de mayor¨ªa absoluta: frente a las acusaciones de abuso de poder, siempre podr¨¢ alegar que se limita a expresar y defender los intereses de la mayor¨ªa del pueblo. As¨ª lo hac¨ªa el PSOE cuando gobernaba con mayor¨ªa absoluta, y el PP ahora.
El PP se plantea como objetivo mantener la mayor¨ªa absoluta. Entre otras razones porque carece de aliados potenciales o bien ¨¦stos le pondr¨ªan condiciones inasumibles. De ah¨ª que haya elegido como terreno de confrontaci¨®n el de la cohesi¨®n territorial (tambi¨¦n llamada unidad de Espa?a). Ello le permite plantear la alternativa en t¨¦rminos de mayor¨ªa absoluta (del PP) o disgregaci¨®n. Esa estrategia se vio favorecida por el error de Zapatero de defender, o dejar que otros defendieran, que contra el PP cualquier alianza (excepto con el PNV soberanista) era leg¨ªtima y conveniente: el todos contra Aznar adquiri¨® carta de naturaleza a mediados de 2003.
El efecto fue colocar el debate donde quer¨ªan los estrategas del PP, y la recuperaci¨®n de sus expectativas de mantener la mayor¨ªa absoluta. En ausencia de partidos centristas de ¨¢mbito nacional, el papel de bisagra lo vienen asumiendo los nacionalistas, que van a lo suyo y tienden a exigir modificaciones en el sistema auton¨®mico. Algo que, de no encontrar resistencias, tiene una fuerte carga desestabilizadora. De ah¨ª que a finales de los 80, cuando la ca¨ªda del Muro abri¨® nuevas expectativas a los nacionalistas, algunos socialistas sostuvieran que lo mejor era mayor¨ªa absoluta del PSOE, y lo segundo mejor, mayor¨ªa absoluta del PP. O sea, que lo peor ser¨ªa un Gobierno condicionado por las exigencias de inseguros aliados nacionalistas.
Ello coincid¨ªa con debates en toda Europa sobre los inconvenientes de sistemas electorales que dificultaban Gobiernos estables. M. Duverger contrapon¨ªa por entonces la Europa de la decisi¨®n (Francia, Reino Unido, Alemania) a la de la impotencia, representada sobre todo por Italia. Luego las cosas han resultado m¨¢s complejas y te¨®ricos como J. M. Colomer han defendido (Instituciones pol¨ªticas. Ariel. 2001) que sistemas que no decantan un ¨²nico ganador, sino varios, favorecen la adopci¨®n de pol¨ªticas consensuales, capaces de satisfacer los intereses de grupos amplios en muchos terrenos.
Para Zapatero, sin embargo, el problema pr¨¢ctico era c¨®mo agrupar el m¨¢ximo de votantes descontentos con el Gobierno sin dar pie a la imagen de alianza heterog¨¦nea que necesitaba el PP para suscitar un reflejo en favor del mantenimiento de la mayor¨ªa absoluta. Algo que afectaba incluso a su propia clientela. Seg¨²n el sondeo de EL PA?S del domingo, mientras que m¨¢s de la mitad de los votantes del PP ver¨ªan bien una alianza PP-nacionalistas, tan solo el 13% de los socialistas admitir¨ªa una de su partido con los nacionalistas. La f¨®rmula de renunciar a gobernar si el partido socialista no es el m¨¢s votado el 14-M busca provocar una din¨¢mica de voto ¨²til en la izquierda; pero tambi¨¦n recuperar a ese mill¨®n largo de abstencionistas de centro y centro-izquierda detectados en las elecciones de 2000 y que nunca se movilizar¨ªan si sospechasen que su voto fuera a servir para impulsar una coalici¨®n incapaz de resistir las presiones nacionalistas. Seguramente por eso ha rectificado Zapatero: para tener una oportunidad de ganar ahora, y muchas de hacerlo en 2008.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.