Hecatombe infantil
Soldados del Ej¨¦rcito regular de un pa¨ªs democr¨¢tico -el israel¨ª- han matado en los ¨²ltimos tres a?os y medio a m¨¢s de 500 ni?os y adolescentes palestinos, en unos territorios, los de Cisjordania y Gaza, que ocupan desde 1967 en contra de las resoluciones de la ONU. Es un dato estremecedor, que el Ej¨¦rcito de Israel no niega, dice lamentar y justifica por el papel activo de los menores de edad en la Intifada.
Ser¨ªa muy grave que el resto del mundo se acostumbrara, como parecen hacerlo las partes implicadas, a esta hecatombe infantil. Y ser¨ªa muy grave que el Ej¨¦rcito israel¨ª asumiera que estas bajas colaterales -a las que se a?aden 370 menores palestinos encarcelados- son algo normal en el desarrollo de su acci¨®n. No es esto lo que cabe esperar de un pa¨ªs construido por supervivientes del Holocausto guiados por altos principios pol¨ªticos y morales. Y desde luego no es conforme al respeto a la poblaci¨®n civil que impone el Derecho internacional a los ocupantes de tierras ajenas.
Pero la fibra moral de Israel est¨¢ muy anestesiada, y en buena medida por el propio dolor. No es menos estremecedora la cifra de 121 ni?os israel¨ªes muertos en esta Intifada, la mayor¨ªa v¨ªctimas de atentados kamikazes. Estamos ante un infernal c¨ªrculo vicioso: los atentados terroristas desencadenan una feroz represi¨®n israel¨ª, que a su vez est¨¢ desestructurando la sociedad palestina y haciendo que en su seno arraigue una siniestra cultura milenarista del martirio y de la muerte fomentada y organizada por los islamistas radicales.
Uno de cada cuatro menores de Gaza sue?a con ser shahid o m¨¢rtir en la lucha contra Israel. Los menores a¨²n no han sido utilizados por el terrorismo suicida, pero no cabe descartarlo. De momento, lo que s¨ª hacen muchas fuerzas pol¨ªticas palestinas, incluidas las leales a Arafat, es animar de forma irresponsable y criminal a los menores a manifestarse contra la ocupaci¨®n y, si es preciso, enfrentarse con los soldados israel¨ªes. La inocencia, el entusiasmo y el gusto por la acci¨®n de los m¨¢s j¨®venes no deber¨ªan ser jam¨¢s piezas manipuladas en una calculada espiral de violencia y muerte.
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