Matanza en Madrid
Me cri¨¦ en Vallekas, un barrio al sur de Madrid. All¨ª aprend¨ª a ser lo que soy, a mirar m¨¢s all¨¢ del horizonte. Vallekas es un barrio obrero, con tradici¨®n de lucha. El recuerdo de mi infancia es el de un barrio en el que se viv¨ªa con las puertas abiertas, en el que las relaciones vecinales eran familiares. Nuestra casa era la casa del vecino y viceversa.
Mi padre a veces me cuenta algunas historias del barrio. De cuando viv¨ªan cerca del Pozo del T¨ªo Raimundo. Me cuenta de c¨®mo inmigrantes venidos de Andaluc¨ªa y Extremadura constru¨ªan sus casas con sus propias manos. Casas fr¨¢giles como una l¨¢grima, de retrete compartido, abiertas a una calle viva repleta de gente llena de esperanzas y de futuro. El Pozo, Palomeras, siempre fue refugio para los que eran perseguidos por la represi¨®n franquista. Aquella gente, muchos de ellos vascos, encontraban siempre una habitaci¨®n en casa de alg¨²n compa?ero que generosamente le ofrec¨ªa hogar hasta que llegara la calma. Mi padre me habla de cuando las calles eran de barro y lluvia. Mi barrio. Ahora diferente o no tanto.
El apeadero del Pozo del T¨ªo Raimundo apenas tiene diez a?os. Hoy es una herida abierta. Hoy es zona cero. Como Atocha. Como la estaci¨®n de Santa Eugenia.
Hoy amanecimos con la noticia de una masacre. Una pesadilla que nos taladra el alma y las sienes, que nos deja hu¨¦rfanos de esperanza. Cientos de personas, obreros, trabajadores, estudiantes que sal¨ªan de casa temprano camino del trabajo eran asesinados en un atentado atroz sin saber por qu¨¦. La violencia fascista del terrorismo en este pa¨ªs viene persigui¨¦ndonos desde hace tiempo, tratando de imponer el miedo y el desconcierto entre la gente que cree en la paz, en la democracia, pero nunca lo hab¨ªa hecho de forma tan terrible. Nada justifica ninguno de estos atentados. Tampoco los anteriores.
Nuestro ¨¢nimo est¨¢ por los suelos. Muchos de mis familiares pod¨ªan haber estado dentro de los vagones. Yo mismo. Todos. Por lo que todos somos enemigos y objetivos para los criminales responsables de semejante atrocidad, ya lo firme el fascismo repugnante de ETA, ya lo haga cualquier otro.
Madrid hoy es zona cero. Que no nos paralice el miedo, que no nos ciegue el odio. Hoy m¨¢s que nunca, porque otro mundo es posible, all¨¢ va este abrazo solidario lleno de duelo, de tanta pena. Para mi gente de Vallekas, del Pozo del T¨ªo Raimundo, de Atocha, de Santa Eugenia, para los que esa ma?ana iban camino del trabajo so?ando mundos mejores, para los trabajadores que ven¨ªan a ganarse la vida y encontraron la muerte, para todos.- Ismael Serrano.
Agur, ETA, con esto nos has matado a todos el miedo. Agur, ETA, en Madrid has herido, has pegado fuerte a la conciencia de todos los espa?oles. Agur, ETA, tu fin est¨¢ pr¨®ximo, el final de tus gatillos, de tus armas, de tus sinrazonadas razones. Agur, ETA, los que amamos la libertad, la verdadera libertad, s¨®lo tenemos dos palabras para ti: adi¨®s, ETA, agur, ETA, agur, nunca te echaremos de menos.- M. Jose Atienza Amores. Pamplona.
No hay palabras. S¨®lo un dolor inmenso que desgarra mi alma y un espantoso sentimiento de impotencia. Mi solidaridad para las v¨ªctimas y sus familiares. Y ante la tremenda cobard¨ªa de una banda de asesinos, un ruego a los pol¨ªticos: unidad sin fisuras en la lucha contra el terrorismo. La necesitamos m¨¢s que nunca. Madrile?os, con vosotros ?no pasar¨¢n!- Luc¨ªa Crist¨®bal. Portugalete, Vizcaya.
Hoy soy el padre de una ni?a muerta en Madrid, hoy me he quedado viudo y hu¨¦rfano, hoy no soy nada.- Javier Berasaluce. Vitoria-Gasteiz.
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