"Eran obreros, como nosotros"
Nissan recibe en pleno paro la noticia de que familiares de al menos dos empleados han sido v¨ªctimas de los atentados de Madrid
"Como venga el tren, ver¨¢s". Zona Franca, calle E. El tren de mercanc¨ªas que la atraviesa en direcci¨®n al puerto, por fortuna, no pasa ahora. El reloj marca casi el mediod¨ªa y cerca de 1.500 trabajadores vestidos de azul, los del turno de seis a dos y los que entraron a las ocho para salir a las cinco, ocupan las v¨ªas, que estampan una cremallera en la calzada, frente a las puertas del aparcamiento para visitas de Nissan. Muchos de ellos han recortado un pl¨¢stico negro para prenderse un lazo en el pecho.
"Ah¨ª va el tijeras", dice un trabajador, que prefiere no identificarse, mientras se?ala con la mano al subdirector general de Nissan Motor Ib¨¦rica, Jos¨¦ Vicente de los Mozos. La alusi¨®n a las tijeras y a los recortes es clara: la negociaci¨®n de un convenio clave para el futuro de la planta de la Zona Franca renquea y, si no hay acuerdo para aumentar la productividad y la competitividad, todo el mundo sabe que en la f¨¢brica sobran 600 personas, de 3.000.
"?sa es otra batalla. Hoy toca estar unidos", a?ade el mismo trabajador. Junto a De los Mozos, todos con el semblante grave y tambi¨¦n con cazadora azul, el consejero director general de la compa?¨ªa, Teruo Takebe, y el responsable de Recursos Humanos, Mateo F. Borr¨¢s.
De pronto, ya son las 12.00, el bullicio se extingue y se impone un silencio extra?o. Centenares de trabajadores cruzan los brazos y miran al suelo. Concluidos los minutos de paro, sabemos qu¨¦ pasaba por los centenares de cabezas que sobresalen en este mar azul. "Eran obreros, como nosotros, nos pod¨ªa haber pasado a nosotros, pod¨ªa haber pasado aqu¨ª", concluye J. L. G., que trabaja en el ensamblaje de carrocer¨ªas.
Se refiere a los muertos. A los muertos y a los heridos de Madrid, entre los que se encontraban y encuentran tantas personas, espa?olas o inmigrantes, que s¨®lo pretend¨ªan llegar al trabajo.
Atenci¨®n. Toca la lectura de un comunicado de "en¨¦rgica condena a la brutal actuaci¨®n terrorista". Es una resoluci¨®n del comit¨¦ de empresa de Nissan, que se suma al comunicado de "repulsa y desolaci¨®n" de la direcci¨®n.
Tras la expresi¨®n de rechazo al terrorismo y los llamamientos a acudir a la manifestaci¨®n de la tarde y tambi¨¦n a las urnas el pr¨®ximo domingo, llegan noticias. "Lamentables noticias", apostilla el presidente del comit¨¦ de empresa, Marc Gim¨¦nez.
Entre los fallecidos figura ?lvaro de Miguel, hijo de Jos¨¦ de Miguel, un trabajador prejubilado que trabaja en la f¨¢brica de la filial NIVISA, en ?vila. La noticia engorda la pena colectiva, que ya se hab¨ªa hecho su hueco en la f¨¢brica por otro trabajador de Nissan, esta vez uno procedente de Cuatro Vientos (Madrid). Nissan va a cerrar esta planta en 2006 y este empleado, que trabaja en la parte de carrocer¨ªas y prefiere mantener el anonimato, es uno de la decena que se han acogido a la posibilidad de un traslado a Barcelona. Su padre viajaba en uno de los trenes volados por los explosivos. Se le han reventado los t¨ªmpanos y tiene la cara cruzada de heridas de cristales. Pero est¨¢ vivo.
Es dif¨ªcil reaccionar ante una muerte, ante las heridas de alguien pr¨®ximo. A la plantilla se le ocurre juntar las manos y prorrumpir en un largo aplauso. El mar azul aplaude y, ya de vuelta al tajo, llueven sentimientos. En el murmullo, se oye la palabra "indignaci¨®n", la palabra "impotencia", se confiesa "tristeza" y "rabia".
"Cuando los del turno de las ocho de la ma?ana nos contaron lo del atentado, pensamos: ETA ya la ha liado. Ahora pensamos que tal vez nos han liado a nosotros", comentan los trabajadores M. P. M. y B. P. A.
"No hay m¨¢s que desinformaci¨®n. Y le aseguro que no sacaremos mucho en claro antes de las elecciones del domingo. Por m¨ª, que dimita el ministro del Interior", opina Salvador Morral, t¨¦cnico de prevenci¨®n de riesgos laborales en Nissan, y confiesa abiertamente que milita en Esquerra Republicana de Catalunya.
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