Poes¨ªas en Santa Eugenia
Los residentes de esta zona de Vallecas relatan su horror
Alguien del barrio de Santa Eugenia ha escrito un poema an¨®nimo dedicado a los viajeros que cada d¨ªa ve¨ªa encaminarse a la estaci¨®n.No habl¨® nunca con ellos, pero se cruz¨® con ellos cada ma?ana. Hasta el jueves pasado. Despu¨¦s de escribirlo, lo ha depositado junto a las velas y los ramos de flores que los vecinos de este barrio han colocado enfrente de la estaci¨®n de cercan¨ªas en la que anteayer murieron 17 personas. Termina as¨ª: "Hoy he andado el mismo camino, el de todos los d¨ªas, hasta el garaje, pero no hab¨¦is venido. Os he echado de menos. Desde hoy el camino del garaje va a ser un camino muy triste".
Siempre hay gente alrededor de este improvisado altar, que cuenta hasta con un cuadro de un metro de alto de un Cristo de Medinaceli. Los vecinos se paran a rezar, a recordar o, simplemente, a comentar con otros amigos esa masacre de repercusi¨®n planetaria de la que ellos, a su pesar, han sido testigos de primera fila.
Entre ellos, muchos j¨®venes, decenas de adolescentes del cercano instituto de Santa Eugenia, que ayer no cejaron de acudir a la esquina a depositar velas, dibujos y flores. Uno de ellos, Diego, de 13 a?os, comentaba: "Yo o¨ª la explosi¨®n. Pero no fui, porque cuando iba a entrar en la estaci¨®n, un amigo m¨ªo me dijo: 'No vayas, t¨ªo'. Estaba muy blanco. Hab¨ªa visto muertos. Yo no fui, y me alegro".
En el instituto, el d¨ªa fue, como para todos los del barrio, muy extra?o, muy triste: "No ha habido clase. Nos hemos dedicado a hablar de la explosi¨®n. De terrorismo. Algunos profesores no han podido venir. Porque no hay transporte, o... porque les pill¨® la explosi¨®n", explicaba una adolescente.
Los operarios de Seat, a los que el bombazo les pill¨® a unos cuantos metros, comentaban su suerte, que ese d¨ªa les sali¨® de cara: "Est¨¢bamos en el s¨®tano. Y a pesar de eso, notamos el bombazo. Sentimos c¨®mo nos levantaba del suelo", comentaba uno de ellos.
Otra chica, de 18 a?os, Naom¨ª Garc¨ªa, vecina del barrio, no se despegaba de las velas. Repet¨ªa, a su manera, la idea del poema depositado junto a las flores: "Viendo la televisi¨®n reconoc¨ª a un chico que sale lleno de sangre, con un ojo hinchado. Es de aqu¨ª. Nunca he hablado con ¨¦l, pero me he cruzado con ¨¦l algunas veces. Me dio much¨ªsima pena verle as¨ª."
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