Miguel Calatayud afirma que "hoy en d¨ªa el c¨®mic no hay quien lo pague"
El ilustrador valenciano asegura que se hacen libros muy buenos pero falla la distribuci¨®n
"Hoy en d¨ªa el c¨®mic no hay quien lo pague", explica Miguel Calatayud. Uno de los autores valencianos m¨¢s interesantes del tebeo y la ilustraci¨®n, tal vez el m¨¢s personal de los autores que conocieron como "l¨ªnea clara" parece reconocer una derrota de la historieta en el mercado de hoy. Pero sus palabras no son reflejo de su actitud: recientemente colabor¨® en un ¨¢lbum llamado Tapa Roja, en el que ilustra un poema de Jes¨²s Cuadrado. El mismo poema que ilustran varios autores, cada uno dando su personal interpretaci¨®n del mismo. Un experimento creativo, un lujo, un tebeo elitista, se podr¨ªa decir. "En realidad", cuenta Calatayud, "este tipo de publicaciones permite que nos alejemos de la industria del c¨®mic, y esto hac¨ªa falta. No es un producto que vaya dirigido al p¨²blico en general, es demasiado visual para eso". Evidentemente, este punto no deja de ser curioso: mientras El V¨ªbora, la veterana revista de tebeos, est¨¢ a punto de morir, se dibuja otro paisaje para las historietas: publicaciones m¨¢s peque?as, m¨¢s personales, m¨¢s caras, mejor editadas y, sobre todo, menos populares. Esto explica que autores como Calatayud apenas se dejen ver por este mundillo y se escoren, cada vez m¨¢s, hacia la ilustraci¨®n. De libros, carteles, portafolios e incluso webs. Casi cualquier cosa que se lea es susceptible de su inter¨¦s.
Mientras 'El V¨ªbora' est¨¢ a punto de morir, se dibuja otro paisaje para las historietas
Algunos de los ¨²ltimos trabajos de Miguel Calatayud son libros ilustrados. El hecho es que, aprovechando su experiencia y su saber hacer, la editorial Di¨¢logo est¨¢ viendo florecer una colecci¨®n de libros de ilustraci¨®n infantil. Especializados en un primer momento en libros de filosof¨ªa, la llegada de Calatayud les ha provisto de autores de primer nivel, si bien la mayor¨ªa de ellos no son todav¨ªa demasiado populares. Pero, si todo va bien, lo ser¨¢n. "El problema con esta colecci¨®n", dice Calatayud, "es el mismo de siempre: la distribuci¨®n. En Espa?a estamos haciendo libros tan buenos como los de cualquier otro sitio, tenemos excelentes cr¨ªticas, pero... muchas de estas cosas requieren tiempo. El tiempo necesario para tener una presencia suficiente y alcanzar acuerdos de distribuci¨®n". El ojo cl¨ªnico de Calatayud est¨¢ siendo empleado a la hora de localizar autores de concursos como el de Libro Ilustrado de Alicante, y este factor parece estar resultando determinante en los resultados. Pero no es el ¨²nico frente en el que lucha Miguel, muy comprometido en casi todas las iniciativas de dinamizaci¨®n de la lectura, especialmente en todos aquellos casos que est¨¦n relacionados con j¨®venes y ni?os. Muestra de esto es su colaboraci¨®n con la Escuela Gen?ana de Burjassot y su carnaval literario, en las que Calatayud no s¨®lo ha realizado el cartel promocional y dar¨¢ una charla, sino que presta su obra para una exposici¨®n.
Pero no s¨®lo la lectura infantil est¨¢ en el punto de mira de este autor, sino que casi cualquier cosa que est¨¦ escrita le interesa: portadas de libros para Marfil, una editorial alcoyana especializada en narrativa en valenciano, o ilustraciones para libros de la fundaci¨®n Wellington: despu¨¦s del ¨¦xito de sus ilustraciones para Viaje en autob¨²s, de Josep Pla, realizar¨¢ otra serie de dibujos para la misma fundaci¨®n, esta vez destinado a la Guardia Real. Eso, y un libro de viajes para la Diputaci¨®n de Sevilla, en una curiosa idea para promocionar el turismo de la zona. En el caso de Miguel se tratar¨¢ de un seguimiento de la ruta de Washington Irving.
Pero, a pesar de que Miguel Calatayud tiene un talante tremendamente positivo, no puede evitar recordar mejores tiempos. "Se ha perdido", lamenta, "el nivel de la ilustraci¨®n y la carteler¨ªa p¨²blica que hab¨ªa en Valencia durante los a?os ochenta. Recuerdo que ven¨ªa gente de Madrid y nos felicitaba del trabajo que se ve¨ªa en la ciudad. Hoy no se realizan estos esfuerzos. Como ejemplos, el cartel de Fallas, o el de la Mostra de Cinema del Mediterrani. No se deben otorgar mediante la convocatoria de un concurso porque la mayor¨ªa de las grandes firmas evitar¨¢ presentarse, ya que el esfuerzo no les merece la pena, por muy jugoso que parezca el premio. Esto sirve para un pueblo peque?o, pero no cuando quieres crear imagen". Una reflexi¨®n tremendamente ilustrativa acerca del panorama de la imagen p¨²blica de la ciudad.
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