"Las heridas cicatrizan, lo otro no"
Jos¨¦ Ram¨®n y Sonia convalecen juntos en Vallecas tras salvarse del atentado de Atocha
"Las heridas van cicatrizando, pero lo otro no se olvida", afirma Jos¨¦ Ram¨®n Veiga. Ayer pis¨® la calle para ir al m¨¦dico: hay que revisar las lesiones de la cara, de los ojos y, sobre todo, de las manos. De esas manos quemadas que protegieron instintivamente el rostro al sentir la explosi¨®n del tren el jueves. "Sonia y yo estamos animados. Nos vemos mejor y ya no tenemos tan mala pinta. Adem¨¢s, la familia nos est¨¢ cuidado muy bien", afirma este ingeniero inform¨¢tico de 30 a?os. Sonia Yag¨¹e es su novia. Juntos salieron de casa en Vallecas y subieron al convoy que estall¨® en Atocha. Juntos convalecen: compartir les ayuda.
Jos¨¦ Ram¨®n volvi¨® a casa el viernes por la noche, tras pasar una revisi¨®n en la unidad de quemados del Hospital de Getafe. Hasta entonces hab¨ªa estado en una cama del servicio de urgencias del Cl¨ªnico. All¨ª, con las pesta?as abrasadas, las manos envueltas en vendas y el pelo chamuscado, dec¨ªa con entereza: "Estoy contento de estar como estoy, viendo lo que vi a mi alrededor".Su alrededor fue un infierno. "Iba en el primer vag¨®n que explot¨® en Atocha. Sonia y yo nos acab¨¢bamos de sentar porque hab¨ªan quedado libres dos asientos enfrentados. Estoy convencido de que eso nos protegi¨®. Si hubi¨¦ramos seguido de pie habr¨ªa sido peor. Al sentir la explosi¨®n nos agachamos y nos protegimos la cara", relataba en voz baja 24 horas despu¨¦s de los atentados.
"Cuando te levantas, empiezas a tocarte y ves que est¨¢s entero. No pod¨ªamos salir por la puerta porque hab¨ªa un cr¨¢ter en el suelo. Tampoco pod¨ªamos alcanzar otra porque en el pasillo hab¨ªa un amontonamiento de gente muerta. Salimos por la ventana. No ten¨ªa cristal, ni siquiera restos: era como si nunca lo hubiera tenido. Hab¨ªa cuerpos por todas partes, como en una de las fotos que sale hoy en el peri¨®dico". Jos¨¦ Ram¨®n ped¨ªa un diario. Pasaba las hojas de EL PA?S hasta dar con una de las im¨¢genes m¨¢s horrorosas de una edici¨®n cuajada de ellas: "Estoy seguro de que es la de nuestro vag¨®n". Luego alejaba el ejemplar. Prefer¨ªa no quedarse con ¨¦l. "Creo que no podr¨¦ vivir como si esto no hubiera pasado", dice este ingeniero de una compa?¨ªa de seguros. Me gustar¨ªa ir a trabajar igual que antes, porque, si no, ser¨ªa una coacci¨®n". Ayer, al salir de casa, la pareja recib¨ªa el afecto de sus vecinos. Sonia incluso sonri¨® con sus labios heridos.
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