Los consumidores piden normas claras para el uso de etiquetas de radiofrecuencia
Un grupo de asociaciones ha manifestado su preocupaci¨®n por posibles aplicaciones que vulneren la privacidad del ciudadano. Una cosa es la trazabilidad de la distribuci¨®n y otra el control de h¨¢bitos del consumidor
La llegada de las etiquetas de radiofrecuencia (RFID) ha desatado la voz de alarma entre las asociaciones de los derechos civiles. Una cosa es la trazabilidad en la distribuci¨®n y otra el posible control del consumidor. La introducci¨®n no regulada de estas etiquetas cuestiona la privacidad de los ciudadanos, seg¨²n alegan. Las RFID tienen el aspecto de una etiqueta antirrobo normal y corriente, pero contienen un microchip con un n¨²mero de identificaci¨®n exclusivo. Unas antenas lectoras env¨ªan una se?al de radio que es rebotada por las etiquetas con su c¨®digo de identificaci¨®n. Las primeras pruebas de la tecnolog¨ªa en Wal-Mart, la mayor cadena de supermercados de Estados Unidos, se han saldado con una enorme pol¨¦mica.
A mediados del a?o pasado, Wal-Mart realiz¨® una experiencia en una de sus tiendas en Oklahoma. En el interior de unas barras pintalabios se ocultaron unas etiquetas RFID. Cuando los clientes cog¨ªan uno de estos productos, una c¨¢mara de v¨ªdeo transmit¨ªa la escena a empleados de la marca de cosm¨¦ticos situados a cientos de kil¨®metros. El experimento se mantuvo en secreto durante cuatro meses. Varias pruebas m¨¢s se han hecho en el pa¨ªs por distintas empresas con sus productos bandera.
La mencionada Wal-Mart y la brit¨¢nica Tesco representan la avanzadilla en la adopci¨®n de la tecnolog¨ªa RFID. Seg¨²n un estudio de la consultora Vanson Bourne, el 41% de las grandes superficies europeas tiene planeado probar la tecnolog¨ªa de radioetiquetado en sus tiendas a lo largo de este a?o. EPIC (Centro de Informaci¨®n sobre la Privacidad Electr¨®nica) es una de la treintena larga de organizaciones que, en noviembre, impuls¨® una declaraci¨®n conjunta sobre la necesidad de regular de forma inequ¨ªvoca la tecnolog¨ªa RFID.
Chris Hoofnagle, director asociado de este organismo estadounidense, ha desgranado para Ciberp@¨ªs los principales peligros de la tecnolog¨ªa: "El riesgo es que se extienda de una forma poco respetuosa con la privacidad. Hay empresas que dar¨ªan lo que fuera para controlar a un individuo en todo momento y en cualquier lugar. Nuestra intenci¨®n es impedir que la tecnolog¨ªa desemboque en una sociedad hipervigilada".
El documento, suscrito por la web espa?ola Kript¨®polis, se?ala una serie de recomendaciones para evitar situaciones que comprometan los derechos individuales. Para empezar, exigen transparencia: los ciudadanos deben ser informados sobre qu¨¦ productos est¨¢n marcados, pero tambi¨¦n sobre la ubicaci¨®n de todo aparato lector de RFID. Tambi¨¦n deber¨ªa indicarse claramente el prop¨®sito con el que se est¨¢n usando esas etiquetas. Entre otras cosas consideran esencial otorgar el derecho a todo consumidor de desactivar (o destruir) las etiquetas de todos los productos que compre.
Lab-ID es una empresa italiana especializada en desarrollar sistemas RFID. La compa?¨ªa lleva tiempo estudiando un plan para incorporar radioetiquetas a las prendas.
Desde EPIC se advierte sobre la posibilidad de que los gobiernos decidan marcar los documentos de identidad con RFID. "Estas etiquetas no cuentan con un sistema de seguridad, de modo que responden a cualquier lector de RFID", explica Hoofnagle. "Si se decide incorporar la tecnolog¨ªa a un documento de identidad, cualquiera podr¨ªa determinar qui¨¦n eres, incluso sin tu consentimiento". Se ha publicado que el Banco Central Europeo planea la edici¨®n de nuevos billetes con tecnolog¨ªa RFID. Un portavoz de esta instituci¨®n europea contactado por este diario se neg¨® a confirmar o desmentir la informaci¨®n alegando "motivos de seguridad". Lo cierto es que estos nuevos billetes acabar¨ªan con el anonimato en las transacciones comerciales, ya que en teor¨ªa ser¨ªa posible determinar el recorrido de un determinado billete. Una poderosa herramienta para evitar el fraude y el crimen, pero tambi¨¦n una potencial merma en el derecho a la intimidad.
Miedo rid¨ªculo
Hay voces que discrepan sobre los argumentos esgrimidos por los cr¨ªticos de la tecnolog¨ªa RFID. Mark Roberti dirige RFIDjournal.com, una revista en red especializada en esta nueva etiqueta. "Hay una gran diferencia entre lo que es posible y lo que es probable", afirma. "Lo que sucede es que estamos centrados en la noci¨®n rid¨ªcula de criminales equipados con esc¨¢neres para leer las etiquetas de las cosas que tienes en casa. En realidad estamos ignorando asuntos m¨¢s importantes relacionados con la recolecci¨®n y el uso de datos personales". Los fabricantes de etiquetas insisten en que se trata de una tecnolog¨ªa d¨¦bil, f¨¢cil de desactivar. Los metales, los pl¨¢sticos y los l¨ªquidos, dicen, bloquean las se?ales de radio antes de que lleguen a los dispositivos de lectura.
La cuesti¨®n es que por dise?o, las etiquetas inteligentes pueden incorporarse de forma subrepticia a cualquier objeto sin que sean apreciables a simple vista. Tambi¨¦n, y dado que se podr¨ªa asignar un c¨®digo ¨²nico a cada objeto, esto podr¨ªa permitir asociar un producto a su comprador cuando paga. Se podr¨ªan saber con exactitud todos los patrones de consumo de una persona. Algo impagable para las empresas de marketing o aseguradoras, pero una pesadilla para el ciudadano.
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