La vida sigue / 1

Est¨¢ en el aire que respiramos todos los que por la ma?ana montamos en el Cercan¨ªas que nos acerca a nuestros lugares de trabajo, de estudio o simplemente, a nuestro destino.

Lo noto en mi y en mis pensamientos, en las caras de mis compa?eros de vag¨®n y en las de las personas con que me cruzo. Las cosas siguen igual, pero no son las mismas, mi tren sigue entrando en Atocha pero hasta los menos observadores echamos en falta el bullicio y algarab¨ªa formado por el tumulto de personas, ahora menor (al menos faltan 200), que ocupa los andenes de la estaci¨®n. Yo sigo mi camino, el de ida y el de vuelta, y de repente me descubro examinando con recelo y desconfianza a mi acompa?ante de enfrente. Sus rasgos junto con su tez morena y ese nerviosismo aparentemente de quien llega tarde o le preocupa algo adem¨¢s de esa mochila negra que lleva me ponen alerta. Qui¨¦n tuviera una s¨¢bana para protegerse de los monstruos de este cuarto. "?Tranquil¨ªzate! Est¨¢s paranoico.", me digo a m¨ª mismo. Todo se acaba cuando ese tipo que podr¨ªa ser yo mismo desciende del vag¨®n y nada ha sucedido. Luego, me miro las manos y veo esa piel morena que las recubre sujetando mi mochila y pienso en cuantos han sido los que han desconfiado de m¨ª hoy durante todo mi trayecto y de c¨®mo el miedo nacido el 11-M aun flota en el aire de los vagones y andenes. Se nos pasara, afrontar nuestro miedo es lo ¨²nico que podemos hacer pero eso no significa que lo vayamos a olvidar. Un beso Madrid, la vida sigue.