Las secuelas del triunfo
La victoria inesperada de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en las ¨²ltimas elecciones legislativas va a tener, sin duda, efectos muy positivos para Andaluc¨ªa. No es una invitaci¨®n a escribir la carta a los Reyes Magos sumando nuevas reivindicaciones a las ya acumuladas. Tampoco es que Zapatero tenga la varita m¨¢gica que libre a nuestra regi¨®n de su atraso secular: el pago de la deuda pactada y no pagada por el Gobierno de Aznar no dar¨ªa ni para el chocolate del loro. Pero no cabe duda de que el pr¨®ximo presidente del Gobierno tendr¨¢, hacia nosotros y hacia el resto de comunidades, un talante muy distinto al de su predecesor, lo que aliviar¨¢, por completo, una tensi¨®n insoportable que amenazaba con resultar peligrosa.
Adem¨¢s, es previsible que la Junta termine emulando las iniciativas del Gobierno de la naci¨®n, cuyo presidente es, adem¨¢s, secretario general del partido que sigue gobernando por aqu¨ª. Eso llevar¨ªa, quiz¨¢, a modificar el modelo de la radiotelevisi¨®n p¨²blica -asunto que merece un an¨¢lisis aparte- y cambiar las prioridades del gasto. Un ejemplo: la ense?anza p¨²blica. Zapatero ha prometido mejorarla y salvarla de su agon¨ªa. Para ello tendr¨¢ que aumentar el gasto en ense?anza. En estos momentos, Espa?a ocupa el ¨²ltimo lugar en gasto por alumno de la Uni¨®n Europea. Y dentro de Espa?a la imparable Andaluc¨ªa ocupa a su vez el ¨²ltimo lugar. Es decir, estamos a la cola de la cola. Es de suponer que se producir¨¢ un fen¨®meno de mimetismo que nos har¨¢ avanzar. El efecto de contagio puede mejorar tambi¨¦n las malas maneras de la pol¨ªtica andaluza. Como dec¨ªa una t¨ªa abuela m¨ªa que era de Arcos de la Frontera: "Dos no ri?en si uno no quiere".
La victoria de Zapatero tiene otros efectos colaterales en Andaluc¨ªa: se consolida definitivamente el liderazgo en el PSOE, lo que resulta una excelente noticia. De seguir perdiendo pie, corr¨ªa el peligro de transformarse en un partido descabezado, con el poder repartido entre barones y alcaldes notables, convirti¨¦ndose, como ha se?alado alg¨²n polit¨®logo, en una especie de SFIO franc¨¦s, que fue incapaz de mostrarse como alternativa hasta la refundaci¨®n hecha a finales de los setenta por Fran?ois Mitterrand.
Otra noticia de estas elecciones ha sido la recuperaci¨®n por parte del PSOE del voto urbano que comenz¨® a perder a mediados de los a?os ochenta. Que eso tenga efecto en las pr¨®ximas municipales depender¨¢ de que los socialistas elijan buenos candidatos y dejen de usar las primarias como campo de batalla. El problema lo tiene ahora el PP, y especialmente el PP en Andaluc¨ªa. S¨®lo un sector parece ser consciente. El resto prefiere echarle las culpas a las bombas del 11-M, sin considerar que hac¨ªa tiempo ya que las encuestas vaticinaban una mayor¨ªa absoluta de Manuel Chaves.
Pero no es s¨®lo el PP el que tiene el problema. El problema es de todos: es un desastre la falta de alternativas a un partido que al final de la pr¨®xima legislatura llevar¨¢ gobernando m¨¢s de un cuarto de siglo y cuyo presidente estar¨¢ al borde de la edad de la jubilaci¨®n. El PP tiene una obligaci¨®n no s¨®lo con sus militantes y votantes: la tiene con toda la sociedad. Para eso les pagamos.
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