Alumno indignado

Est¨¢ extendida la idea de que una forma de respuesta ante una masacre como la que padecimos el 11-M es llevar una vida normal, id¨¦ntica a la que se llevaba antes de sufrir la desgracia colectiva. Quiz¨¢ por eso la mayor¨ªa de los profesores de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa de la Complutense han vuelto a sus clases como si nada hubiese ocurrido. Aun respet¨¢ndolo, no estoy de acuerdo con esta actitud, porque hay m¨¢s de 200 personas que han muerto y esto no es normalizable en modo alguno, y menos cuando han transcurrido tan pocos d¨ªas. Me he sentido mal, he sentido c¨®mo la hipocres¨ªa describ¨ªa mi centro como facultad de estudios sociol¨®gicos y pol¨ªticos y, sin embargo, en sus aulas no se debat¨ªa sobre un fat¨ªdico hecho hist¨®rico que tiene muchos componentes sociol¨®gicos y pol¨ªticos. Pero sobre todo me siento indignado porque gracias a que el jueves 11 de marzo hubo huelga en la Universidad p¨²blica muchos de mis compa?eros no cogieron esos trenes y nada se ha dicho en las aulas sobre eso. Una compa?era, de Torrej¨®n de Ardoz, lleva todos estos d¨ªas cogiendo el autob¨²s. Ahora es incapaz de subirse a un cercan¨ªas. Si aquel d¨ªa no hubiese habido huelga, hubiera subido a cualquiera de aquellos trenes. Hemos hablado los dos con decepci¨®n sobre esta actitud del profesorado de no referirse a nuestra desgracia colectiva del 11-M. Ella dice que hay miedo e hipocres¨ªa entre los acad¨¦micos. Adem¨¢s de compartirlo, a?ado que hay una gran desorientaci¨®n entre el ser y el deber ser. Los profesores deber¨ªan invitarnos a romper los apuntes te¨®ricos y llevar a la pr¨¢ctica las ideas del coraz¨®n. Gracias, Gema, por seguir entre nosotros.