Las irresponsabilidades se pagan
La sentencia del juicio sobre el accidente de la riera de Merl¨¨s ejemplifica que las irresponsabilidades se pagan. Pero no debemos olvidar que quienes m¨¢s pagaron, ahora hace casi tres a?os, fueron los ni?os que perdieron la vida y sus familias, a quienes toda la sociedad debe apoyar.
La Federaci¨®n de Asociaciones de Padres de Alumnos de Catalu?a (FAPAC) y la Fundaci¨® Catalana de l'Esplai ya expresamos en aquel momento la inconveniencia de realizar actividades que supongan riesgo con chicos y chicas de esta edad, y hac¨ªamos entonces un llamamiento a los educadores y a las familias a no ceder frente a una presi¨®n ambiental creciente en busca de "emociones fuertes" con actividades que comportan riesgos absolutamente innecesarios.
Las colonias y las actividades fuera de horario lectivo tienen un gran valor educativo, estimulan la autonom¨ªa de los chicos y chicas, su sociabilidad y el descubrimiento del entorno, a trav¨¦s de la convivencia en grupo y el desarrollo de actividades cerca de la naturaleza. Alcanzar estos objetivos no tiene nada que ver con promover actividades de riesgo.
Las irresponsabilidades de unos pocos tambi¨¦n tienen otros costes que acabamos pagando todos. Lesionan la imagen social y la confianza de las familias en las colonias, las actividades complementarias, extraescolares y de ocio, que centenares de entidades no lucrativas y miles de maestros y educadores de nuestro pa¨ªs desarrollan de forma responsable.
Hace ahora un a?o, la FAPAC y la Fundaci¨® Catalana de l'Esplai presentamos un informe al presidente del Parlament y a las diferentes fuerzas pol¨ªticas, elaborado por la catedr¨¢tica de Derecho Administrativo de la Universidad de Barcelona, Elisenda Malaret, en el que se pon¨ªa de manifiesto la necesidad de una ley que diese garant¨ªa a la sociedad de la seguridad de los menores y la calidad de las actividades educativas m¨¢s all¨¢ del horario lectivo.
Esta propuesta part¨ªa de la consideraci¨®n de que la regulaci¨®n existente se encontraba dispersa, era contradictoria y se hab¨ªa desarrollado a partir de la l¨®gica de diversos departamentos del Gobierno y sus respectivas competencias. Se trataba de establecer una ley hecha desde la perspectiva del menor, con independencia de qui¨¦n organizase las actividades, de car¨¢cter global, que pudiese orientar la especificidad de las diversas actividades que se desarrollan m¨¢s all¨¢ del horario lectivo
Una ley para fomentar las actividades educativas en el ocio y garantizar la equidad, es decir, el acceso del conjunto de la poblaci¨®n sin discriminaci¨®n por razones econ¨®micas o de cualquier otro tipo; reconocedora tambi¨¦n de los es
fuerzos y del saber hacer de la comunidad educativa y de los movimientos de ocio que de forma responsable promueven y desarrollan estas actividades en nuestro pa¨ªs. En unos momentos en que las actividades de ocio tienen una creciente
importancia en la sociedad, tanto por su aportaci¨®n educativa como por la funci¨®n social de conciliaci¨®n de la vida laboral y familiar, el nuevo Parlament y el nuevo Gobierno tienen la responsabilidad de impulsar este marco regulador con el fin de aportar confianza a la sociedad y de legislar para garantizar los derechos de los menores y sus familias.
Y debe ser un marco regulador de garant¨ªa de derechos que al mismo tiempo reconozca y fomente las actividades que miles de monitores, voluntarios y remunerados, maestros y padres llevan a cabo en centros recreativos, agrupaciones escultistas, escuelas y asociaciones de padres trabajando con rigor y profesionalidad al servicio del desarrollo de ni?os y j¨®venes de nuestro pa¨ªs.
En definitiva, se trata de poner las condiciones con el fin de evitar que la irresponsabilidad de unos pocos la acaben pagando los ni?os, sus familias y el resto de la comunidad educativa.
Josep Gass¨® Espina es presidente de la Fundaci¨® Catalana de l'Esplai.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.