Una poeta de torturada existencia
Sylvia Plath (Boston, 1932-Londres, 1963), sin duda una de las figuras m¨¢s emblem¨¢ticas de la poes¨ªa anglosajona del siglo XX, es una autora de sobra conocida por el lector espa?ol, que dispone de la edici¨®n castellana de su ¨²nica y c¨¦lebre novela, La campana de cristal (publicada por Edhasa), y, en cuanto a su obra po¨¦tica, de la edici¨®n biling¨¹e de Ariel (traducci¨®n y pr¨®logo de Ram¨®n Buenaventura, en Hiperi¨®n) y de la Antolog¨ªa, traducida y precedida de un extenso estudio preliminar a cargo de Jes¨²s Pardo (Visor). Poetisa encumbrada a mito por su torturada existencia, a la que pondr¨ªa fin suicid¨¢ndose en Londres, a los 30 a?os, introduciendo la cabeza en el horno de la cocina, hab¨ªa nacido en Boston, en 1932.
Hija de un entom¨®logo de origen germano y de una profesora de alem¨¢n descendiente de inmigrantes austriacos, fue educada en un ambiente familiar austero, del que pronto desapareci¨® la figura del padre, cuya muerte es una constante en su obra po¨¦tica. A los ocho a?os enviaba poemas a revistas literarias y decid¨ªa su futura vocaci¨®n: conseguir becas para viajar y estudiar en Europa, escribir libros de poemas, ser profesora de literatura y madre. Fueron proyectos que, en efecto, cumpli¨® ci?¨¦ndose a un ideal de perfecci¨®n que, poco a poco y bajo la incitaci¨®n constante de una madre adleriana, fue convirti¨¦ndose en una aut¨¦ntica obsesi¨®n nada estabilizadora.
Hac¨ªa siete a?os que se hab¨ªa casado con el poeta ingl¨¦s Ted Hughes, y uno que se hab¨ªa separado de ¨¦l. La imagen de la imponente pareja que hab¨ªan formado (j¨®venes, guapos, brillantes y ambos excelente poetas) qued¨® hecha a?icos. Plath no pudo soportar ver destrozado aquel emblema de perfecci¨®n por obra de la aparici¨®n de otro amor en la vida de Ted Hugues, quien sufri¨®, durante decenios, el reproche del feminismo universal.
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