Lo real m¨¢s all¨¢ de la realidad
En La barbarie de la ignorancia, un peque?o y magn¨ªfico volumen de conversaciones con Antonie Spire, el gran George Steiner entona a cada paso notas elegiacas sobre el fin del humanismo. Cuando le llega el turno a la novela, Steiner no esquiva lo que le parece una evidencia: el aplastante desarrollo de la ciencia distorsiona y empeque?ece cualquier otra visi¨®n del mundo, y sus hallazgos, c¨®mo no, pisotean la noci¨®n trascendente que se embosca como poco en el reverso de toda creaci¨®n. Dice Steiner: "Nombrar¨¦ tres problemas que en este momento son temas de discusi¨®n, dir¨ªase que noche y d¨ªa, en Cambridge: la creaci¨®n artificial de la vida, los agujeros negros seg¨²n la teor¨ªa de Hawking y Penrose, y aquello que asegura Francis Crick, el descubridor con Watson del ADN: el ego cartesiano, la conciencia, es una neuroqu¨ªmica que muy pronto conoceremos. Comparadas con esto, no me guarde rencor, las novelas m¨¢s extraordinarias y finas me parecen prehist¨®ricas".
SISTEMAS EMERGENTES
Steven Johnson.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Florencia Ferr¨¦
Turner. Madrid, 2004
264 p¨¢ginas. 19,90 euros
No cabe rencor alguno, maestro. Sin embargo, y en defensa por lo dem¨¢s interesada del car¨¢cter intuitivo del conocimiento literario, me parece necesario aportar una serie de circunstancias que, a mi parecer, ofrece un h¨¢lito de esperanza sobre su juicio, y que no contradice un libro que divulga lo revolucionario como este Sistemas emergentes de Steven Johnson. El cambio de visi¨®n de la ciencia respecto a ella misma durante el siglo XX ha sido absoluto. La ciencia desde Newton se reg¨ªa en sus leyes y sistemas por un soporte jer¨¢rquico, derivado a su vez de una mente sumisa a lo teol¨®gico, un "de arriba abajo", que alej¨® de su campo y por mucho tiempo una serie de peculiaridades "molestas" que las teor¨ªas sobre el caos, el equilibrio y la complejidad han ido reparando en las ¨²ltimas d¨¦cadas, auxiliadas por la cibern¨¦tica y sus aplicaciones. Ese renacimiento conceptual en campos como las matem¨¢ticas, la meteorolog¨ªa, la f¨ªsica, la biolog¨ªa, la demograf¨ªa, la econom¨ªa o la qu¨ªmica, implican una apuesta por una visi¨®n que se desprende de observar lo real hasta l¨ªmites antes insospechados para descubrir la verdadera organizaci¨®n de los mecanismos que rigen el mundo. Sin irme a los anaqueles m¨¢s altos de mi biblioteca, pienso que un libro como Trampa 22 explicaba por medio del conocimiento literario un concepto que iba m¨¢s all¨¢ en su penetraci¨®n de la cr¨ªtica al estamento militar. Existe un elemento de organizaci¨®n de ¨ªndole cient¨ªfica que obra en forma ascendente, lo cual derriba teolog¨ªas y sistemas, convierte en mitos las jerarqu¨ªas, pero afianza una raz¨®n del caos. ?sas son las b¨²squedas art¨ªsticas que hurgan en la intuici¨®n de los "misterios", aunque s¨®lo sea para registrar su desvelamiento. O, por decirlo de otro modo, ante el patr¨®n emp¨ªrico, la met¨¢fora.
Steven Johnson, el autor de
Sistemas emergentes, es doctor en Semi¨®tica por la Brown University y de Literatura inglesa por Columbia, lo que no es ¨®bice para que practique, o al menos as¨ª se observa bajo el tamiz de la traducci¨®n, una prosa discursiva apegada a las convenciones del estilo americano de "non-fiction" que, desde su llaneza, siempre se sorprende de lo que relata, como si el autor viviese de sobresalto en sobresalto y en continuo estado de euforia. Ese estilo, a la larga, aburre, porque ya hemos encontrado ese pasmo constante en manuales de autoayuda, en panfletos sobre el mal gobierno y en inauditas revelaciones sobre el asesinato de Kennedy. Sin embargo, esa envidiable alegr¨ªa de permanecer sorprendido tiene aqu¨ª justificaci¨®n, porque la Teor¨ªa de la Emergencia, seg¨²n la cual elementos simples con la informaci¨®n justa organizan sin leyes un sistema inteligente, es de tal amplitud y calado que animan la curiosidad m¨¢s all¨¢ de los ejemplos que Johnson expone. As¨ª, seg¨²n el criterio emergente, Johnson rebate el mito de la hormiga reina (como tal "reina"), se adentra en la formaci¨®n urban¨ªstica al examinar la permanencia gremial desde la Florencia del XII, o de la organizaci¨®n espont¨¢nea del Manchester industrial del XIX. Se examina tambi¨¦n el funcionamiento del misterioso cerebro cuya adivinaci¨®n aturde y desanima al maestro Steiner y se le compara con Internet. Se dan ejemplos curiosos y se reivindica la figura de Alan Turing, uno de los descifradores de Enigma durante la II Guerra Mundial, padre de la cibern¨¦tica y un "maldito rom¨¢ntico" del mundo de la ciencia, que tambi¨¦n los tiene, y a¨²n m¨¢s pat¨¦ticos. Una buena lectura, en resumen, para adentrarse en otras mejores.
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