RODRIGO CABRERO P?REZ / Rodrigo se escribe con erre

Cuando naci¨® Rodrigo, de 20 a?os, estudiante de Inform¨¢tica, sus padres buscaban un nombre castellano, rotundo. Rodrigo aprendi¨® a leer antes que los dem¨¢s ni?os. "Trans... portes, Tras... mediterr¨¢nea", descifraba una ma?ana en el peri¨®dico que su madre dej¨® en el asiento de atr¨¢s del coche. Dos palabras con muchas erres, como su nombre. Ten¨ªa tres a?os.

El primer d¨ªa de clase en el colegio ya tranquiliz¨® a Marisol: "M¨¢rchate, mam¨¢, estoy bien". En primero, no quer¨ªa leer en voz alta. Marisol, tras echarle una bronca a los ocho a?os, se qued¨® muda ante la reacci¨®n de Rodrigo: darle un beso en la nariz. Con 10 a?os, le sorprendieron absorto leyendo El hobbit, de Tolkien. Destrozaba los edredones con su hermano Gonzalo para hacerle collages a la madre. Con 20 cosi¨® con ella un disfraz de mago para una reuni¨®n de su grupo de rol. Ten¨ªa alergia a los gatos, pero hab¨ªa prometido a su primera y ¨²ltima novia, Macarena, a quien conoci¨® hace un a?o jugando al rol, que se operar¨ªa para vivir con ella y sus tres gatos.

Siempre dio "abrazos de oso", llamaba a su madre "ancient mummy" (en ingl¨¦s, "anciana madre" y "antigua momia"). Nunca aprendi¨® a bailar, pero, desde que estuvo en Grecia, se atrev¨ªa con los sirtakis. Sus padres le animaron a sacarse el carn¨¦ de conducir, pero ¨¦l no quer¨ªa. Votar, s¨ª, aunque, de pol¨ªtica, se enteraba por los gui?oles. Se manifest¨® contra la guerra junto a toda su familia.

La ma?ana del jueves, su abono de transportes en el plumas azul, Siniestro Total en el disc-man, El c¨®digo da Vinci en la mochila, cerr¨® la puerta sin ruido. En su habitaci¨®n, La aventura del tocador de se?oras. Su ordenador, como una caja fuerte: nadie sabe la clave. Dos entradas: una de Sit, de Tricicle, otra de Todo porque r¨ªas, de Les Luthiers. Rodrigo hac¨ªa su ¨²ltimo viaje a clase igual que aprendi¨® a leer: antes que los dem¨¢s.-