1.200 kil¨®metros de rutas verdes

A?o 1994: se abren las primeras v¨ªas verdes, la de la Sierra de C¨¢diz, y la del Carrilet, entre Girona y Olot. De caminos de hierro a caminos verdes. Primavera de 2004: las v¨ªas f¨¦rreas abandonadas y transformadas en corredores ecol¨®gicos celebran sus 10 a?os por todo lo grande: alcanzan los 1.200 kil¨®metros y se distribuyen por toda la Pen¨ªnsula para disfrute de los amantes de las rutas a pie, en bicicleta o a caballo.

En los a?os sesenta del siglo pasado, el coche pudo al tren, la carretera gan¨® la batalla de las comunicaciones y el transporte, y miles de kil¨®metros de v¨ªas quedaron inutilizados; nada menos que 7.600 kil¨®metros fueron abandonados. En los a?os noventa, la Fundaci¨®n de los Ferrocarriles Espa?oles tuvo una idea: convertir muchos de esos tramos en rutas para adentrarse en la naturaleza ib¨¦rica, siguiendo un patr¨®n ya ensayado en otros pa¨ªses europeos, como Francia, y en algunas comunidades aut¨®nomas, como el Pa¨ªs Vasco y Navarra. Desde entonces, cada tres d¨ªas se ha abierto un nuevo kil¨®metro de v¨ªa verde, con una extraordinaria acogida. Son ya 68 las v¨ªas verdes que se pueden recorrer; de ellas, 45 est¨¢n bien acondicionadas y se?alizadas; el resto se pueden usar, aunque no presentan condiciones ¨®ptimas por no haberse realizado la inversi¨®n necesaria. Sesenta y ocho recorridos por la Pen¨ªnsula, perfectos para empaparse de todo tipo de paisajes, desde las interminables hileras de olivos de Ja¨¦n hasta los bosques de hayas y musgo del Norte, desde tierras volc¨¢nicas hasta dehesas de encinas.

En la Sierra de la Demanda discurre una ruta solitaria, extraordinaria terapia frente a la rutina de aglomeraciones; ruta fr¨ªa, que transcurre a alturas entre 975 y 1.415 metros, con un viento que corta la cara pero oxigena la mente; ruta muy castellana, con ese paisaje tan poco dado a manierismos

La comarca de la Jara, que da nombre a uno de los caminos, se encuentra al suroeste de la provincia de Toledo, y la vegetaci¨®n predominante es la jara pringosa, cuyas enormes flores blancas brotan en abril y mayo

Ah¨ª est¨¢n, resplandecientes, la Senda del Oso (26 kil¨®metros), en Asturias, sobre un antiguo ferrocarril minero en el valle del Trubia; la de Ojos Negros (75 kil¨®metros), a lo largo del bosque mediterr¨¢neo de Castell¨®n y que se adentra en Teruel; la V¨ªa Verde del Pas (34 kil¨®metros), en Cantabria, que conecta las monta?as verdes con el mar; las dos peque?as (de 10 y 16 kil¨®metros), que parten de Vitoria-Gasteiz; y los tres tramos de la provincia de Girona, que, coordinados, abarcan m¨¢s de un centenar de kil¨®metros y recibieron el a?o pasado el segundo premio de la Asociaci¨®n Europea de V¨ªas Verdes por su mantenimiento y dinamismo. Porque se trata de que no caigan de nuevo en el olvido, sino de que sean v¨ªas muy vivas, y en torno a ellas se organicen continuamente actividades.

La idea ha prendido con tanto ¨¦xito que la red de v¨ªas verdes recibi¨® en el a?o 2000 uno de los 10 premios internacionales de Buenas Pr¨¢cticas que concede el Programa H¨¢bitat de Naciones Unidas, dedicado a distinguir las mejores muestras de desarrollo sostenible en el mundo. La red fue elegida entre m¨¢s de 700 propuestas de 110 pa¨ªses.

Y el ritmo no decae; en los ¨²ltimos a?os, esta red ecol¨®gica ha contado con el apoyo del Ministerio de Medio Ambiente, aunque a costa de querer imponer una nueva denominaci¨®n: caminos naturales. La ¨²ltima en abrirse ha sido la V¨ªa Verde-camino natural de la Sierra de la Demanda: 52 kil¨®metros presentados en sociedad hace un mes. Discurre sobre el trazado de un antiguo ferrocarril minero, construido a comienzos del siglo XX para sacar hierro de esta sierra que marca las lindes de Burgos con La Rioja. Las obras terminaron en 1902; los movimientos de tierras trajeron indirectamente el comienzo de un gran descubrimiento: las excavaciones de Atapuerca, la joya para entender los primeros pasos del ser humano en Europa. Pero la aparici¨®n de yacimientos de hierro en las proximidades de Bilbao quit¨® inter¨¦s a estas explotaciones mineras, y s¨®lo ocho a?os despu¨¦s, en 1910, se clausur¨® la l¨ªnea. Hubo posteriormente varios intentos de reabrirla por parte de la empresa Ferrocarril y Minas de Burgos, pero en 1947 se abandon¨® definitivamente el empe?o y se desmontaron las v¨ªas. El camino de zahorra compactada que sustituye ahora a las traviesas corre paralelo al alborotado r¨ªo Arlanz¨®n y se abre paso entre un deshabitado paisaje de rebollos (esos peque?os robles que aguantan el invierno con las hojas secas prendidas a sus ramas), hayas y pinos, montes de corzos, cucos y zorros; se asoma a dos peque?os embalses (Urquiza y Arlanz¨®n), y rodea pocos y peque?os pueblos de casonas de piedra rojiza, como Pineda de la Sierra (interesante iglesia rom¨¢nica porticada del siglo XII), Riocavado de la Sierra (inconfundible la estampa de su iglesia de torre larga con la enorme olma seca al lado) y Barbadillo de Herreros, dotado de un se?orial conjunto: ayuntamiento-escuelas, iglesia, plaza, fuente y albergue. Y dibujando el horizonte, grandes monta?as nevadas.

Ruta solitaria, pero extraordinaria terapia frente a la rutina de aglomeraciones; ruta fr¨ªa, que transcurre a alturas entre 975 y 1.415 metros, con un viento que corta la cara pero oxigena la mente; ruta muy castellana, con ese paisaje tan poco dado a manierismos, pero cuya reciedumbre ha permitido su conservaci¨®n. Ahora, el centenar de habitantes de Pineda de la Sierra mira con curiosidad esa flamante v¨ªa verde en la que el Ministerio de Medio Ambiente ha invertido 2,7 millones de euros; y se preguntan si servir¨¢ para revitalizar esta zona tan azotada por el ¨¦xodo rural, ensimismada, paralizada en su desarrollo desde hace d¨¦cadas. Dori Arcos, de Agalsa (Grupo de Acci¨®n Local para el Desarrollo de la Sierra de la Demanda), que ha promovido la creaci¨®n de esta v¨ªa verde, pasea junto al r¨ªo, entre el rebollar, en los ¨²ltimos d¨ªas del invierno. Se?ala unos abedules a¨²n ateridos de fr¨ªo, advierte de los arroyos y cascadas con que la nieve derretida acosa al caminante y cuenta que las nutrias siguen habitando en el Arlanz¨®n. Sabe que su v¨ªa es una criatura reci¨¦n alumbrada que necesita atenci¨®n, y no disimula su preocupaci¨®n porque los ayuntamientos de la zona no se pongan manos a la obra r¨¢pidamente para cuidar un camino, que, si no, el agua torrencial se lo acabar¨¢ llevando.

Las expectativas siempre son grandes. Miguel Jim¨¦nez, ge¨®grafo que analiza la viabilidad de cada proyecto en la Fundaci¨®n de los Ferrocarriles Espa?oles, habla del gran potencial de Castilla y Le¨®n a¨²n sin aprovechar. Entre las opciones m¨¢s adelantadas figura la de la comarca de las Merindades, al norte de Burgos, entre Villarcayo y el valle de Valdeporres. Otro gran proyecto es el que dar¨¢ continuidad por tierras aragonesas a la V¨ªa Verde de los Ojos Negros que cruza ahora Castell¨®n. El objetivo es recuperar en tres a?os los casi 100 kil¨®metros de este trazado en Arag¨®n, y conectar con los ya existentes en la Comunidad Valenciana, y unir as¨ª la sierra de Albarrac¨ªn con el Mediterr¨¢neo a trav¨¦s de un privilegiado paseo.

En estos tramos, el tren se detuvo en cualquier desvencijada estaci¨®n, el reloj se par¨® en un instante y el guardabarreras se perdi¨® en el olvido, pero sus caminos guardan ahora otra vitalidad, acorde con la sensibilidad ecol¨®gica de los nuevos tiempos.