EE UU reconstruye sus alianzas y aborda con urgencia la reorganizaci¨®n de Irak
La presi¨®n espa?ola puede contribuir a que la ONU asuma un papel central en Bagdad
La masacre del 11-M y el resultado de las elecciones en Espa?a han repercutido profundamente en EE UU. Primero, por el impacto emocional que puso en primer plano los atentados de Nueva York y Washington; despu¨¦s, por el efecto pol¨ªtico que supone para la Administraci¨®n de Bush perder el apoyo de un Gobierno aliado y abordar la presi¨®n creada por el anuncio de la retirada de las tropas espa?olas de Irak. Pero, a pesar de que la campa?a electoral lo complica todo, no hay que descartar que esta presi¨®n contribuya a las negociaciones para que la ONU asuma un papel central en Irak.
"Me qued¨¦ hundida, me dio mucha pena y angustia. Estaba preocupada por los espa?oles, porque he vivido all¨ª y en Nueva York, y s¨¦ lo que se siente cuando pasa algo as¨ª y no sabes d¨®nde est¨¢ la gente, d¨®nde est¨¢ tu familia, tus amigos". Jane Worthing, que no ha podido resistir el peso emocional de seguir en Manhattan -su apartamento estaba al lado de las Torres Gemelas- y se ha ido a vivir a Florida, resume lo que sintieron miles de estadounidenses el 11 de marzo. Se revivieron las escenas de hace dos a?os y medio y los estadounidenses, y los familiares de las v¨ªctimas del 11-S tuvieron sus mentes y corazones en Madrid y en Espa?a.
El impacto pol¨ªtico, para Bush, es enormemente perjudicial. Aunque le permite mantener la campa?a de presidente de guerra -"cada ataque debe ser respondido con m¨¢s determinaci¨®n, resoluci¨®n m¨¢s profunda y acciones m¨¢s audaces"- hasta ahora pol¨ªticamente rentable, deja al descubierto que Al Qaeda y sus sat¨¦lites mantienen capacidad operativa y da la raz¨®n a las cr¨ªticas crecientes que denuncian el error estrat¨¦gico de mezclar la guerra contra el terrorismo con la guerra de Irak.
Adem¨¢s, Bush se queda sin el apoyo espa?ol, garantizado hasta ahora por la apuesta casi personal de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Y la quiebra de un socio importante -por razones pol¨ªticas y simb¨®licas- sacude a toda la coalici¨®n. Philip Gordon, uno de los directores de la Brookings Institution, enumera los reveses: "Aparte del terrible desastre humano, es un desastre para Bush, que ten¨ªa un aliado en Madrid y ahora no lo tiene, ahora hay un socialista que ha dicho que quiere distanciarse de EE UU. Si Espa?a retira sus tropas, se pone en entredicho la noci¨®n de la coalici¨®n. Tambi¨¦n se pone de manifiesto que los l¨ªderes europeos pueden pagar un precio muy alto por tener relaciones estrechas con EE UU. Adem¨¢s, todo puede contribuir a que los terroristas piensen que han logrado una victoria. Se mire como se mire, un desastre para Bush. Intentar¨¢ utilizarlo para decir que tiene raz¨®n, que hay gente malvada en el mundo y que no podemos quedarnos de brazos cruzados; en Europa este argumento no est¨¢ funcionando, y tampoco aqu¨ª".
Campa?a electoral ¨¢spera
En EE UU el impacto ha sido grande, porque hay una campa?a electoral ¨¢spera con dos ejes: la econom¨ªa e Irak. Desde su experiencia internacional y su biograf¨ªa, John Kerry desaf¨ªa el liderazgo y la credibilidad de Bush. Pero la situaci¨®n es delicada para el dem¨®crata, porque debe marcar la manera que ¨¦l tendr¨ªa de manejar la crisis de Irak sin que la Casa Blanca lo utilice en su contra. Debe criticar a Bush sin olvidar que ¨¦l vot¨® a favor de la guerra; debe atacar a un Gobierno que ha "mantenido con terquedad pol¨ªticas fracasadas que han alejado a los aliados" sin que Cheney pueda elaborar, como hizo esta semana, este destructivo argumento: "Somos nosotros los que vamos a decidir el resultado de estas elecciones, no dirigentes extranjeros an¨®nimos", al referirse a la afirmaci¨®n de Kerry de que "varios l¨ªderes europeos" le hab¨ªan dicho que prefer¨ªan su victoria.
Aparte de la pelea electoral, las consecuencias del atentado imprimen una doble presi¨®n sobre la pol¨ªtica exterior del Gobierno de Bush: reconstruir las relaciones con los aliados y reorganizar la pol¨ªtica sobre Irak y el papel de la ONU. Los dos asuntos est¨¢n ligados y son complejos, pero tambi¨¦n son imprescindibles para la estabilidad internacional. Si es cierto, como se?alan algunos observadores, que EE UU est¨¢ dispuesto a hacer concesiones, la mejor oportunidad ser¨ªa colocar a Naciones Unidas en el puesto de control en Irak (si se excluye de ese control el mando de las tropas, porque nadie debe esperar que EE UU lo deje en otras manos). Una resoluci¨®n de la ONU sobre su papel en Irak, en la transferencia de soberan¨ªa y en la creaci¨®n de condiciones que den m¨¢s estabilidad y seguridad y permitan la organizaci¨®n de elecciones en Irak, ser¨ªa la mejor salida de la actual crisis.
Balance de un a?o de guerra
Como se?ala el largo editorial de balance de un a?o de guerra que public¨® el viernes The New York
Times, "en cierto sentido, Zapatero le ha podido hacer un favor a Bush" al poner en primer plano la retirada de las tropas espa?olas; "le ha dado al presidente tiempo para planear y obtener la cooperaci¨®n de los pa¨ªses que pueden aportar aut¨¦nticas fuerzas. Esperemos que el presidente lo use para planificar sus pr¨®ximos pasos mejor de como plane¨® la ocupaci¨®n".
En opini¨®n de Philip J. Crowley, que se ocupa de Seguridad y Defensa en el Centro para el Progreso, "el hecho es que existe un amplio consenso de que la comunidad internacional debe, en una frase, enderezar Irak. Esto implica un apoyo internacional m¨¢s amplio. Por ejemplo, el nuevo Gobierno espa?ol ha dicho que seguir¨ªa participando en las circunstancias adecuadas. Y creo que esas circunstancias -el papel de la ONU, el mayor apoyo internacional, la devoluci¨®n progresiva de soberan¨ªa a los iraqu¨ªes- son la receta para el ¨¦xito".
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