La selecci¨®n de la di¨¢spora
Nueve chilenos, dos argentinos y dos uruguayos, descendientes de los emigrados a principios de siglo, refuerzan a Palestina
Apurando la imaginaci¨®n, las banderas de Chile y Palestina se parecen. Blanca, roja y con una estrella de cinco puntas sobre un fondo azul, la primera; negra, blanca y verde, a franjas, y con un is¨®sceles de sangre, la segunda. Es m¨¢s, para Roberto Bishara, Francisco Alam y Edgardo Abdal¨¢ Montero son id¨¦nticas. Tanto que, desde diciembre de 2002, otros seis futbolistas chilenos y ellos mismos, descendientes de palestinos, juegan en la selecci¨®n de Palestina. "Son los hijos de los refugiados de 1948 [el a?o de la fundaci¨®n de Israel y de la primera guerra entre Tel Aviv y sus vecinos ¨¢rabes], los de la primera expulsi¨®n, y representan, por primera vez, a los palestinos de los territorios ocupados y a los de la di¨¢spora. Por eso es un conjunto representativo", explica Nicola Hadwa, que, a sus 53 a?os, renunci¨® como seleccionador por un accidente de tr¨¢fico que casi le deja sin esposa.
"En un control israel¨ª, a cuatro compa?eros no les dejaban pasar al considerarlos terroristas"
Aparte de la falta de medios, el problema del conjunto es su marcado componente pol¨ªtico
El apoyo a los palestinos en Chile no es espont¨¢neo. Se cimenta en la presencia de 100.000 chileno-palestinos, herederos de todos aqu¨¦llos que se refugiaron en el pa¨ªs suramericano a principios del siglo XX, un n¨²mero que se acrecent¨® a medida que la violencia se adue?aba del levante mediterr¨¢neo. "Se present¨® esta oportunidad y la tom¨¦. La experiencia de defender los colores palestinos era muy grata tanto para m¨ª como para mi familia", cuenta el carrilero izquierdo Francisco Alam (Calera, 1979).
"Hay un componente emocional. Para nosotros, es un orgullo nacional. Nos sentimos muy identificados. Por eso Roberto Bishara, al que llamaron para debutar con Chile, eligi¨® Palestina", relata Hadwa. Bishara (Santiago de Chile, 1981), iniciado en el Universidad Cat¨®lica, central desde hace tres cursos del Deportivo Palestino -surgido en 1920 como una consecuencia de la primera gran inmigraci¨®n palestina, mantiene el r¨¦cord de invicto en la Liga chilena: un a?o y medio, entre 1977 y 1978- y convocado en vano por la sub 23 chilena, asume con naturalidad su condici¨®n, dice, "de modelo a seguir".
Su ejemplo ha sido secundado -tambi¨¦n se han alistado dos argentinos y dos uruguayos- y se nota en los resultados. Antes, la selecci¨®n de Palestina estaba repleta de aficionados. Ahora, no. Que se lo digan a Taiw¨¢n -junto a Irak y Uzbekist¨¢n, su rival en el Grupo 2 de Asia para el Mundial de Alemania 2006-, que, en febrero, cay¨® por 8-0 en Doha (Qatar), donde el cuadro palestino disputa sus partidos locales. "Ahora nos miran de otra manera. Palestina participaba antes en los torneos y... nada m¨¢s. Gracias a esa victoria, corre el rumor de que algo ha cambiado", asegura Alam. "El nivel ha mejorado desde que nos han llamado. Somos los ¨²nicos profesionales. Ellos [los no latinos] se entrenan dos o tres veces por semana", asevera Bishara; "eso s¨ª, vaya ritmo...".
Edgardo Abdal¨¢ Montero (Santiago, 1978), medio goleador del Deportivo Palestino, recuerda las primeras sensaciones con sus compa?eros de Oriente Pr¨®ximo: "Pensaba que ser¨ªa complicado encajar, pero todo fue muy bien en nuestra primera reuni¨®n, en Chile, donde nos preparamos para la Copa de Kuwait de 2002. Compartimos los ideales".
Hadwa refuerza sus palabras: "Cuando te encuentras con un palestino es como si fu¨¦semos amigos de siempre. Es un est¨ªmulo psicol¨®gico". La comunicaci¨®n tampoco es problema aunque los chilenos s¨®lo chapurreen el ¨¢rabe y sus colegas desconozcan el espa?ol. "Nos comunicamos en ingl¨¦s. Pero el f¨²tbol es un lenguaje internacional", sentencia Abdal¨¢.
El problema de la selecci¨®n de Palestina, aparte de su carencia de medios, es su marcado componente pol¨ªtico. "Algunas hinchadas nos reciben con c¨¢nticos de Oh, Sharon, ven ac¨¢, que est¨¢n los palestinos, refiere Javier Abu-Eid, responsable de prensa del Deportivo Palestino; "incluso me han revisado m¨¢s en algunos pa¨ªses ¨¢rabes que en Israel".
"Con Qatar mantenemos una buena relaci¨®n y con Kuwait lo contrario. En el ¨²ltimo partido nos tiraron piedras. Los agentes tuvieron que intervenir. Nos tienen envidia", cuenta Bishara, ajeno al detalle irritante para los kuwait¨ªes de que Arafat apoyara la invasi¨®n del emirato en 1991 por parte de Husein. Con Irak, con la que Palestina se medir¨¢ el d¨ªa 31, las relaciones tampoco son muy llevaderas. "Ser¨¢ un partido complicado", se lamenta Alam.
Otro inconveniente que a?adir a la tensi¨®n entre los palestinos y los israel¨ªes es el de los controles fronterizos, que enmarcan el odio.Abu-Eid no lo ha vivido hasta ahora por un documento sellado: "Yo pude pasar uno israel¨ª gracias a mi pasaporte comunitario [su madre es espa?ola], pero a cuatro compa?eros no les dejaban porque, seg¨²n los soldados, no eran deportistas, sino terroristas".
La represi¨®n iguala la limitaci¨®n de movimientos de un hombre a la de un gusano. "La separaci¨®n entre Gaza y Cisjordania es terrible. Cuando nos desped¨ªamos de los jugadores de la franja, en la frontera con Egipto, a menos de 30 kil¨®metros de sus casas, se demoraban dos d¨ªas en llegar hasta ellas, tanto o m¨¢s que nosotros en volver a Chile", denuncia Hadwa.
La Segunda Intifada ha supuesto una grave contrariedad para la federaci¨®n palestina. Su Primera Divisi¨®n, de 16 equipos amateurs, fue cancelada en 2001 y, desde entonces, los jugadores de Gaza y Cisjordania han sido incapaces de entrenarse juntos, tanto en suelo israel¨ª como en las zonas controladas por la Autoridad Nacional Palestina.
"La selecci¨®n tampoco puede prepararse en Palestina. As¨ª que lo hacemos en Jordania, en Egipto...", indica Hadwa. "Palestina es un poquito peligrosa", confiesa Bishara. Pero el hecho de concentrarse alejados de las tierras en litigio tiene sus ventajas, en especial para los jugadores naturales de los territorios ocupados. "Se preocupan de sus negocios, de la caja, de sus familias... Quieren irse de su pa¨ªs porque no aguantan. Sufren mucho. Por eso se juntan 15 d¨ªas antes del partido", apunta Alam. Para desconectar. Ahora se han concentrado en Ismailiya (Egipto) el d¨ªa 15, diez antes de que lleguen los palestinos del otro lado del charco.
Los latinos piensan que el f¨²tbol podr¨ªa contribuir a aplazar el odio entre dos pueblos antag¨®nicos. Pero... "?Un amistoso contra Israel? Ojal¨¢... De momento, habr¨ªa que jugarlo con casco", responde con una inequ¨ªvoca iron¨ªa triste Abdal¨¢.
La pol¨ªtica, s¨ª, siempre est¨¢ presente. "Envi¨¦ una carta a Joseph Blatter [el presidente del m¨¢ximo organismo futbol¨ªstico] pidi¨¦ndole la protecci¨®n de la FIFA, pero no ha hecho nada. Deber¨ªa expulsar a Israel por no respetar los principios fundamentales m¨¢s b¨¢sicos... As¨ª no se puede preparar una selecci¨®n", espeta Hadwa.
"?Qu¨¦ opino de que Israel juegue como europeo? Es la prueba m¨¢s fehaciente de que ese Estado no es de aquel lugar", se indigna Abu-Eid; "lo ideal es que jugase como asi¨¢tico, en los grupos que le corresponden".
All¨ª se las ver¨ªa con nueve futbolistas que se sienten m¨¢s palestinos que chilenos. Hadwa resume: "Somos m¨¢s que una selecci¨®n. Somos el ej¨¦rcito sin armas de un pueblo sin espada".
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