Mat¨ªas Tejela pierde la puerta grande

La faena de mayor m¨¦rito de la tarde se qued¨® sin premiar. Ser¨ªa, seguramente, por la media baja con que Tejela despen¨® al toro. Y a pesar de la ruidosa petici¨®n, se tuvo en cuenta en esta ocasi¨®n la forma de matar. Una excepci¨®n en feria donde ha habido orejas a bajo precio, concedidas sin tener en cuenta c¨®mo y de qu¨¦ manera se hab¨ªa ejecutado la llamada suerte suprema. Mas la faena de Tejela qued¨® ah¨ª. Con su m¨¦rito intacto.

Se la hizo al sexto, ¨²nico toro de Alcurruc¨¦n que de verdad plante¨® alg¨²n problema. Manso, como la l¨ªnea general de la corrida, estuvo enteradillo en banderillas. Mir¨®n y violento en la muleta. Esa violencia la desarroll¨® en cuanto ten¨ªa la presa a mano. Tejela, comprometido y centrado, le hizo ver muleta sobre todas las cosas. Competente con la mano izquierda, le consinti¨® y tir¨® del toro con lentitud. Labor de ataque desde el principio que no fue debidamente recompensada.

La ¨²nica oreja de la tarde la cort¨®, precisamente, Mat¨ªas Tejela al tercero, que salt¨® como sobrero. Bajo un tipo de novillote ofensivo de cara, fue y vino sin humillar y sin clase. Tejela aprovech¨® los viajes de toro tan desrazado, que no ofreci¨® complicaciones. La faena, planteada a la corta distancia, fue un sobrio y sobrado trabajo de matador joven pero con el oficio aprendido.

Finito coquete¨® con sus dos toros, sin decidirse por la conquista final. Uno a uno le sac¨® los muletazos al distra¨ªdo que abri¨® plaza. Esforzado y machac¨®n por la derecha, se atrevi¨® muy poco a utilizar la zurda. Y por ese lado, sin romper, encendi¨® las pocas luces de colores que tuvo la faena. Poca cosa.

El toro que m¨¢s manse¨®, de corrida mansa en general, fue el cuarto. Inhibido Finito en los dos primeros tercios, el peso de la lidia lo llev¨® su pe¨®n Juan Montiel. El de Alcurruc¨¦n fue uno de esos toros mansos, que al final se deciden a meterse en la muleta sin ofrecer resistencia. No se complic¨® Finito. Labor c¨®moda, burocr¨¢tica. Sin comprometerse. F¨¢cil y ventajista.

Rivera Ord¨®?ez se march¨® a porta gayola a recibir a su primero. Pero el de Alcurruc¨¦n rehuy¨® el trance, con evidente mala educaci¨®n, y no atendi¨® al capote. Fue el momento m¨¢s comprometido y decidido de un Rivera insulso, tanto en ese segundo como en el atontado que hizo quinto, que convirti¨® la faena en un di¨¢logo para besugos.

Por otro lado, en la novillada matinal, Miguel ?ngel Perera cort¨® una oreja de cada uno de sus novillos y sali¨® a hombros. Eduardo Gallo fue aplaudido, y el local Sergio Cerezos, debutante con caballos, dio la vuelta en el sexto tras ped¨ªrsele la oreja. Se lidiaron novillos de Fuente Ymbro, de correcta presencia y manejables.