Los horrores de quince guerras en im¨¢genes

"En los conflictos modernos", asegura el reportero de guerra Gervasio S¨¢nchez (C¨®rdoba, 1959), "los combatientes son cada vez m¨¢s cobardes. Prefieren diezmar a vulnerables civiles que enfrentarse abiertamente al enemigo armado". Lo dice con conocimiento de causa porque lleva tres d¨¦cadas cubriendo conflictos internacionales como periodista independiente para distintos medios -entre ellos, las agencias Cover y Colpisa, EL PA?S y la BBC-, tres d¨¦cadas retratando con su c¨¢mara a los m¨¢s inocentes y difundiendo despu¨¦s los horrores de la violencia. Algunas de sus im¨¢genes cuelgan estos d¨ªas de las paredes de la Sociedad Fotogr¨¢fica de Guip¨²zcoa (San Juan, 27), en San Sebasti¨¢n, y avivan el debate en el marco de los II Encuentros de Cine y Derechos Humanos que organiza el Ayuntamiento donostiarra.
La exposici¨®n, que permanecer¨¢ abierta al p¨²blico hasta el pr¨®ximo 26 de marzo, re¨²ne m¨¢s de una treintena de im¨¢genes -todas excepto una en blanco y negro- que el fot¨®grafo ha tomado en 15 conflictos armados. Las m¨¢s antiguas trasladan a El Salvador de 1989. Pero hay fotograf¨ªas de Afganistan, Kosovo, Per¨², Sierra Leona, Sud¨¢n... Lugares diferentes y, sin embargo, id¨¦ntico horror. A veces es expl¨ªcito. Por ejemplo, el dolor de un peque?o afgano al que una mina mariposa ha arrancado una mano, o el de un sudan¨¦s que se recupera en un centro nutricional . Otras veces, el drama se deja ver de forma menos cruda. Ocurre en la imagen en la que aparecen varios ni?os metidos en sus camas. Algunos incluso sonr¨ªen. Pero son, seg¨²n reza el pie de foto, los hu¨¦rfanos de la guerra.
Muchos de estos peque?os murieron d¨ªas despu¨¦s de que S¨¢nchez, enviado especial de la Unesco por la Paz los retratara y el fot¨®grafo no lo oculta. Bajo una de las instant¨¢neas apunta. "Beb¨¦ nacido tras la muerte de su madre en un bombardeo. Muri¨® nueve d¨ªas despu¨¦s". En Sierra Leona, en 1999.
La exposici¨®n hiere y sobrecoge. Tambi¨¦n los textos que la acompa?an. "Los ni?os de la guerra no hablan, no r¨ªen, no lloran". "Lo triste de esta profesi¨®n es que acabas persiguiendo sombras furtivas que aparecen y desaparecen en la memoria".
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