"Espa?a entr¨® en la ONU para apoyar a EE UU"
M¨¦xico ingres¨® en el Consejo de Seguridad de la ONU el 1 de enero de 2002. El entonces embajador mexicano ante la ONU, Adolfo Aguilar Zinser, particip¨® en los debates sobre la resoluci¨®n 1.441 por la cual se reanudaron las inspecciones en Irak, la llamada "¨²ltima oportunidad" que la ONU ofreci¨® a Sadam Husein para confirmar la destrucci¨®n de dep¨®sitos de armas biol¨®gicas, qu¨ªmicas y nucleares pendientes desde los a?os noventa del siglo pasado o proceder a su liquidaci¨®n. El ex embajador -destituido meses despu¨¦s de la guerra a invitaci¨®n de Washington- explica en una entrevista con EL PA?S que cuando Espa?a ingres¨®, el 1 de enero de 2003, en el Consejo de Seguridad "ya ten¨ªa una identidad de apoyo total a Estados Unidos en la resoluci¨®n del tema de Irak".
"Palacio era una correa de transmisi¨®n del Gobierno de Bush"
Pregunta. Cuando Espa?a ingresa en el Consejo de Seguridad se dijo que exist¨ªa intenci¨®n de actuar coordinadamente con M¨¦xico y Chile. ?Hubo algo de eso?
Respuesta. Yo dir¨ªa que fue ret¨®rica pura. Nosotros conoc¨ªamos la posici¨®n del Gobierno espa?ol frente a Irak. Porque mientras negoci¨¢bamos la 1.441, en 2002, tomamos nota de que Espa?a se pronunciaba a favor de EE UU sin la m¨¢s m¨ªnima diferencia. No sab¨ªamos hasta d¨®nde estaba dispuesto a llegar el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Para nosotros, que apost¨¢bamos por las inspecciones, estaba claro que Espa?a no iba a ser una ayuda. Y ello a pesar de que en M¨¦xico nuestro pueblo y sus gobernantes se solidarizaban con Espa?a contra el terrorismo de ETA, incluso cuando agilizamos las extradiciones de terroristas que se nos solicit¨®. Parad¨®jicamente, la llegada de Espa?a al Consejo, sab¨ªamos, no iba a reforzar la posici¨®n de pa¨ªses como M¨¦xico y Chile. A m¨ª esto me preocupaba bastante. Porque pensaba que Espa?a querr¨ªa desempe?ar el papel de encaminador de almas de los pa¨ªses latinoamericanos hacia EE UU. Nuestra actitud ya era muy precavida. La ministra Ana Palacio era una correa de transmisi¨®n de las posiciones de la Administraci¨®n de Bush. Yo creo que Aznar se equivoc¨®. Porque incluso en relaci¨®n a su propio objetivo, es decir, propiciar que los pa¨ªses latinoamericanos apoyasen la posici¨®n de EE UU, era muy malo empezar desde una actitud de apoyo incondicional como hizo Espa?a.
P. Aznar viaj¨® a mediados de febrero de 2003 al rancho del presidente Bush en Crawford, Tejas, y antes hizo escala en M¨¦xico, el 21, para persuadir al presidente Fox de que deb¨ªa apoyar a EE UU. ?La presencia de Aznar irrit¨® al presidente mexicano?
R. Aznar se prest¨® a ser voluntario. Bush no necesitaba a Aznar para comunicarse con el presidente Fox. Pero Aznar quer¨ªa decirle a Bush que ten¨ªa ascendiente sobre Fox y que exist¨ªa amistad entre el Partido Popular espa?ol y el Partido de Acci¨®n Nacional mexicano. Creo que Aznar pens¨® ingenuamente que pod¨ªa influir en el ¨¢nimo de Fox. Esta actitud gener¨® una gran reacci¨®n de la opini¨®n p¨²blica en M¨¦xico. La pregunta era si Aznar pretend¨ªa llevarse la cabeza de Fox en una charola [bandeja] al rancho de Bush.
P. ?El Gobierno espa?ol intent¨® que M¨¦xico patrocinara con EE UU, el Reino Unido y Espa?a el proyecto de segunda resoluci¨®n por la cual el Consejo de Seguridad autorizar¨ªa la guerra?
R. S¨ª, la ministra Palacio hizo esfuerzos para conseguirlo, pero el ministro de Relaciones Exteriores mexicano, Ernesto Derbez, nunca cedi¨® a esa propuesta. M¨¦xico no quiso firmar un cheque en blanco para poder desencadenar la guerra. Nosotros intentamos junto con Chile reunir a un grupo de seis pa¨ªses en una posici¨®n diferente, tanto respecto a EE UU como a Francia. El s¨¢bado 8 de marzo de 2003 celebramos nuestra primera reuni¨®n. All¨ª estaban los embajadores de Camer¨²n, Guinea, Pakist¨¢n, Chile, Angola y M¨¦xico. La idea era establecer una serie de exigencias concretas a Sadam Husein para cumplimentar el desarme con unos plazos razonables. Para ello, tanto yo como mi colega de Chile visitamos al responsable de los inspectores, Hans Blix, y establecimos una serie de objetivos. EE UU presion¨® para que abandon¨¢ramos cualquier liderazgo de ese tipo. Y, adem¨¢s, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, le pidi¨® al ministro Derbez que M¨¦xico no hiciera p¨²blica su posici¨®n contraria a la guerra, que guardara silencio. Sin embargo, hicimos varias reuniones m¨¢s. Las presiones siguieron.
P. Y el pinchazo de tel¨¦fonos, las reuniones con agentes de inteligencia del Reino Unido para ilustrarles sobre las armas de destrucci¨®n masiva...Y finalmente, meses despu¨¦s de la guerra usted abandon¨® el cargo de embajador. ?Fue destituido?
R. Hubo todo eso, s¨ª. Fox cedi¨® a lo que deseaba la Administraci¨®n Bush despu¨¦s de dos intentos anteriores. A la tercera fue la vencida.
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