Armas de risa

Un videojuego conquista al jugador si es capaz de hacerle re¨ªr. A?adiendo un par de chispeantes ingredientes al g¨¦nero de la acci¨®n sin descanso, Armed and Dangerous se hace un hueco a fuerza de un hilarante gui¨®n y una desbordante creatividad para inventar nuevas armas, cada cual m¨¢s c¨®mica.

?En qu¨¦ deb¨ªan estar pensando los programadores de Planet Moon para dise?ar el lanzatiburones?

Con ¨¦l, el protagonista puede lanzar un escualo que, como un torpedo, se desliza bajo tierra hasta aparecer bajo los pies del enemigo al cual se zampa de un bocado. El sacacorchos es tambi¨¦n digno de un cap¨ªtulo del Correcaminos. Se introduce en el suelo y el mundo literalmente se pone bocabajo, cayendo todos los malos hacia el cielo mientras Roman, controlado por el jugador, no cae al estar agarrado al artilugio.

Puestos en materia el t¨ªtulo es un juego de disparos a diestro y siniestro en un mundo tridimensional recreado de forma sublime, donde el personaje principal se observa de cuerpo entero desde atr¨¢s. A lo largo de m¨¢s de veinte misiones hay que guiar a una cuadrilla de ladrones llamada Lionhearts, formada por Roman, el forzudo escoc¨¦s Jonesy, un robot brit¨¢nico llamado Q y un bicho feo, peque?o, ciego y apestoso al que se dirigen por Rexus. Ellos no lo saben, pero est¨¢n liberando al mundo del tirano King of Forge en su obsesi¨®n por arrebatarle una reliquia que previamente ¨¦l ha robado a la humanidad.

La acci¨®n no destaca precisamente por la variedad de enemigos que ofrece. Es una l¨¢stima que un juego con tantas virtudes caiga en la monoton¨ªa de tener que matar una y otra vez a los mismos monjes, ovejas o robots. M¨¢s cuando la diversi¨®n consiste precisamente en eso, en que la aventura vomite hordas de numerosos enemigos a cada paso que se da, y el usuario debe acabar con ellos de una forma m¨¢s o menos divertida.

El cortac¨¦sped, o arma que permite un trabajo m¨¢s eficaz con el menor esfuerzo, es la ametralladora, de la cual es conveniente no separarse ni un instante. El nivel de dificultad permite usar una ayuda para apuntar a los blancos dirigida a quienes tienen menos pericia con el rat¨®n o el mando de la Xbox. Una br¨²jula impide que se pierda el rumbo a seguir para finalizar los retos, dado que los escenarios son abiertos y bastante grandes.

Como el juego se termina en unas 10 horas, para aquellos que tienen callos en el ¨ªndice fruto de su experiencia, es conveniente una segunda cata intentando explorar todas las posibilidades de las alocadas armas anteriormente mencionadas. Se puede acabar con un ej¨¦rcito tiro a tiro, pero tambi¨¦n es posible lanzar un certero cohete al pilar de la construcci¨®n sobre la que se hallan y sepultarles bajo la ruina.

No menos divertido es usar las bombas traidoras que invierten la voluntad de los rivales originando que se maten entre ellos. Adem¨¢s, hay varios bonos que se consiguen haciendo cosas para las que hay que desviarse de la ruta que indica la br¨²jula.

El gui¨®n es el sost¨¦n que consigue enganchar hasta el final al jugador. Entre combates aparecen escenas de v¨ªdeo donde los personajes desgranan la historia en la l¨ªnea de la mejor comedia de situaci¨®n. Los chistes hacen gracia de verdad y no se notan forzados. El humor es ¨¢cido, irreverente y en cierto modo cruel, sin olvidar la cr¨ªtica social. Clama al cielo que las im¨¢genes que acompa?an a tan acertados di¨¢logos no est¨¦n a la altura. Parecen hechas deprisa y corriendo y por un equipo totalmente distinto al que se ha encargado del buen trabajo gr¨¢fico del juego en s¨ª.

El equipo de Planet Moon es irreverente por definici¨®n. Tanto es as¨ª que la mayor¨ªa de chascarrillos hacen burla de La Guerra de las Galaxias, buque insignia de Lucas Arts, compa?¨ªa que precisamente les ha producido Armed and Dangerous. Rexus, el personaje m¨¢s feo y carism¨¢tico, es en la pr¨¢ctica un calco de Yoda, poderes mentales incluidos, pero con el a?adido de estar como un cencerro. Decenas de escenas del videojuego son parodias de las pel¨ªculas de George Lucas y, en algunos casos, son realmente salvajes.