El funeral por las v¨ªctimas del 11-M congrega a Europa en la catedral de Madrid
Las pausas de la liturgia subrayaron el silencio amargo que mantuvieron todos los asistentes al funeral por las v¨ªctimas del atentado terrorista del 11 de marzo que se celebr¨® ayer en la catedral de La Almudena de Madrid, presidido por los Reyes. S¨®lo al inicio de la ceremonia, cuando el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, acababa de situarse en su banca, se escuch¨® la voz de un hombre que lo responsabiliz¨® de la muerte de sus familiares.
Por la tarde, el presidente del Gobierno catal¨¢n Pasqual Maragall, explic¨® en el Parlamento que, al concluir la ceremonia salud¨® a Aznar para decirle que consideraba injusto lo ocurrido.
El eco funeral de la 10 explosiones que provocaron 189 muertos hace dos semanas congreg¨® a los mandatarios de casi todos los pa¨ªses europeos junto a las familias de las v¨ªctimas y las autoridades espa?olas, que llenaron la catedral durante la ceremonia, presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco, y concelebrada por otros dos cardenales y treinta arzobispos y obispos de toda Espa?a.
El cardenal Rouco llam¨® a la ceremonia "funeral de exequias propiciado por las m¨¢s altas instituciones del Estado"
Los Reyes convierten a los familiares en protagonistas con un imprevisto y dilatado p¨¦same a cada uno de ellos
El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, represent¨® al presidente George Bush en las honras f¨²nebres
Las acreditaciones para las autoridades asistentes y para los informadores estaban rotuladas con el encabezamiento "Funeral de Estado", pero, en su homil¨ªa, el cardenal Rouco quiso matizar la denominaci¨®n y habl¨® de "Funeral de Exequias propiciado por las m¨¢s altas autoridades del Estado". El martes, representantes de distintas confesiones religiosas, expresaron su malestar por el hecho de que no se celebrarse un acto multiconfesional.Finalmente asistieron representantes de distintas confesiones: protestantes, jud¨ªos, musulmanes y ortodoxos.
Al concluir la ceremonia, Rouco los incluy¨® en su agradecimiento que, seg¨²n el texto distribuido previamente a la prensa iba dirigido exclusivamente a "los hermanos obispos" de "todo el orbe cat¨®lico".
Los Reyes, junto al Pr¨ªncipe heredero, don Felipe, y su prometida, Leticia Ortiz, los duques de Lugo y los de Palma, llegaron a la catedral a mediod¨ªa. En unas dependencia anejas, recibieron el p¨¦same de las autoridades extranjeras -18 jefes de Estado, 17 jefes de Gobierno y una veintena de ministros de distintos Gobiernos, en su mayor¨ªa europeos y americanos.
El saludo se prolong¨® durante 40 minutos y retras¨® el comienzo del funeral ya que llegaron tarde el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, el pr¨ªncipe Carlos, que representaba a la Reina de Inglaterra y el presidente de Italia, Carlo Azeglio Ciampi.
Los familiares se hab¨ªan situado en la nave central del templo, frente al altar. Las autoridades espa?olas, encabezadas por el Gobierno en funciones y las altas magistraturas del Estado en uno de los laterales del crucero y en el opuesto, los dignatarios extranjeros.
El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, fue el ¨²nico que, al encaminarse hacia su sitio dirigi¨® un saludo a los familiares de las v¨ªctimas. El mismo gesto lo hicieron los Reyes, antes de sentarse en los lugares preferentes que ocuparon frente al altar.
Chirac y el presidente de Portugal, Jorge Sampaio, inclinaron la cabeza en se?al de respeto hacia el altar.
La mayor¨ªa de los dignatarios extranjeros estrecharon las manos de sus vecinos de asiento cuando Rouco pidi¨® a los asistentes que se dieran la paz. Tambi¨¦n varios de ellos recibieron la comuni¨®n.
Los periodistas que siguieron la ceremonia desde el interior del templo ten¨ªan una visi¨®n muy limitada del conjunto. A trav¨¦s de los monitores de televisi¨®n que se instalaron en muchos puntos de la catedral pudieron verse gestos de gran abatimiento en el rostro de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, sentado junto a su esposa, Ana Botella.
El secretario general del PSOE y futuro presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, estuvo situado al lado del secretario general del PP, Mariano Rajoy , con la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallard¨®n y los presidentes de los Gobiernos aut¨®nomos del Pa¨ªs Vasco, Juan Jos¨¦ Ibarretxe, y de Catalu?a, Pasqual Maragall. Detr¨¢s, el resto de presidentes auton¨®micos.
En su homil¨ªa, el cardenal Rouco se dirigi¨® fundamentalmente a los familiares de las v¨ªctimas y utiliz¨® el pasaje evang¨¦lico de la resurrecci¨®n de L¨¢zaro para consolarlos.
Para los autores de la matanza pidi¨® el perd¨®n no sin referirse a ellos con palabras de gran dureza : "El terrorista lleva en s¨ª la semilla de la muerte eterna". "No hay que dejarse enga?ar con relaci¨®n a la verdadera naturaleza de sus planes y objetivos ¨²ltimos. Los terroristas se han propuesto atacar y da?ar profundamente la convivencia, la concordia y la paz de los espa?oles".
Gestos de dolor
El funeral transcurri¨® con la normalidad ritual y de protocolo establecida hasta que, al concluir la ceremonia, los Reyes, con el Pr¨ªncipe, su prometida, las infantas y sus esposos, se dirigieron hacia los bancos que ocupaban los familiares de las v¨ªctimas y fueron saludando uno a uno a los allegados.
La Reina y el Rey hab¨ªan llorado en varios momentos del funeral. Durante el saludo a los familiares de los fallecidos los gestos de dolor se repitieron. Don Juan Carlos prodig¨® expresiones conmovidas; do?a Sof¨ªa no pudo contener el llanto en muchos momentos. La prometida de don Felipe, Letizia Ortiz, se detuvo con parsimonia, charlando con muchos de los afectados y termin¨® con la fotograf¨ªa en las manos de uno de los muertos que una mujer sostuvo durante la ceremonia.
El gesto de los Reyes mantuvo en pie a todos los dignatarios extranjeros mientras don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa consolaban a los afectados por la tragedia, que, de este modo, pasaron a convertirse, durante m¨¢s de media hora, en protagonistas de la ceremonia f¨²nebre, por encima del protocolo establecido.
El Pr¨ªncipe, Letizia, las infantas y sus esposos prolongaron todav¨ªa m¨¢s las condolencias. Al terminar, do?a Cristina y su marido, I?aki Urdangarin, lloraban desconsoladamente, mientras los pr¨ªncipes de Jordania, les dedicaban gestos de apoyo.
Sobre las dos y veinte de la tarde, con la catedral ya vac¨ªa, los monitores de televisi¨®n mostraban lentamente los nombres de los muertos, sobreimpresionados en un fondo rojo.

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