La hora de la verdad / 2

Consumidores somos todos, pero cualquiera lo dir¨ªa. Resulta que el nuevo Gobierno, al cual he apoyado con mi voto, se ha preocupado, antes de tomar posesi¨®n del poder ejecutivo de la naci¨®n, en anunciar un marco restrictivo en la cuesti¨®n de horarios comerciales y apertura de nuevas grandes superficies. ?Se han preguntado a qui¨¦n favorece y perjudica realmente esta medida?

Una manera simplista de interpretar este asunto ser¨ªa calificar la lucha comercial como la disputa desigual entre David, el peque?o comercio, y Goliat, las grandes superficies. El inconsciente nos lleva a mirar con simpat¨ªa las razones que desde el peque?o comercio se esgrimen para justificar su postura, por su presunta posici¨®n de desventaja. Pero, ?nos hemos parado a pensar las consecuencias de esta pol¨ªtica restrictiva? ?En qu¨¦ lugar queda el consumidor? ?Qu¨¦ papel le queda por jugar en esta timba de cartas marcadas?

Est¨¢ claro que la liberalizaci¨®n favorece los intereses de la mayor¨ªa de los espa?oles, porque consumidores somos todos ?Entonces? Pesa mucho la campa?a organizada y ejecutada desde el peque?o comercio, como tambi¨¦n el que la liberalizaci¨®n fuese impulsada por un Gobierno de signo contrario (olvidan con facilidad que fueron los socialistas los aut¨¦nticos precursores de la liberalizaci¨®n de horarios comerciales). Lo triste es que los millones de espa?oles perjudicados por la restricci¨®n de horarios comerciales y la cantidad de puestos de trabajo que podr¨ªan generarse con la apertura de nuevos centros no pesen lo suficiente como para hacer declinar la balanza ?Qu¨¦ pena!