Eficaz investigaci¨®n
Todo parece indicar que en apenas dos semanas la polic¨ªa espa?ola ha descubierto lo esencial de la trama operativa y log¨ªstica del 11-M. Los investigadores han detenido o localizado a los supuestos componentes del n¨²cleo del comando islamista que protagoniz¨® la mayor matanza terrorista de nuestra historia. A partir del tel¨¦fono m¨®vil encontrado en la ¨²nica mochila que no explot¨® o fue explosionada, los investigadores han actuado con celeridad y eficacia. Ya le han puesto al terror sus primeros nombres y rostros, lo que s¨®lo puede tranquilizar a la ciudadan¨ªa, puesto que nada es m¨¢s angustioso que no saber qui¨¦n es el enemigo. Ahora aspiran a seguir subiendo en la trama hacia arriba, en direcci¨®n a quienes ordenaron y planificaron los atentados.
Los funcionarios de base, los que trabajaron desde el primer momento sobre el terreno, fueron los que ya el mismo 11-M alertaron a sus superiores sobre las pistas que apuntaban hacia una autor¨ªa islamista de los atentados. Pero los responsables pol¨ªticos de Moncloa e Interior se resistieron largo tiempo a que la realidad alterara sus hip¨®tesis, al menos en sus declaraciones p¨²blicas. Ahora la polic¨ªa cree estar en condiciones de afirmar que el comando que actu¨® estaba compuesto esencialmente por inmigrantes magreb¨ªes, relativamente bien instalados en Espa?a y que aqu¨ª se convirtieron al yihadismo, es decir, el uso de la violencia terrorista al servicio del islamismo radical. Este grupo, en el que Jamal Zougam parece tener un papel clave, tiene conexiones ideol¨®gicas -est¨¢ por determinar si tambi¨¦n org¨¢nicas- con la nebulosa Al Qaeda, algunos v¨ªnculos con la c¨¦lula durmiente de Abu Dahdah desarticulada hace m¨¢s de dos a?os por el juez Garz¨®n y nexos claros con yihadistas marroqu¨ªes.
La rapidez y eficacia de las investigaciones tras el 11-M contrasta con los fallos evidentes en la prevenci¨®n de esa siniestra jornada. Tras el 11-S, los viajes de Mohamed Atta a Madrid y Salou y la peligrosidad potencial de los comandos durmientes desarticulados a fines de 2001 y en 2002 ya probaron el arraigo de las tramas islamistas en Espa?a. Aznar se empecin¨® en implicar a Espa?a en la guerra de Irak, un pa¨ªs que poco o nada ten¨ªa que ver ni con el terrorismo de Bin Laden ni con el etarra. Las amenazas expl¨ªcitas de Bin Laden contra Espa?a tampoco despertaron las alarmas que requer¨ªan.
La concentraci¨®n de fuerzas en la necesaria lucha contra ETA, la reducci¨®n general de efectivos policiales registrada durante los gobiernos de Aznar y la escasa atenci¨®n gubernamental ante la dimensi¨®n y el peligro de la amenaza islamista en nuestro propio suelo sugieren la existencia de fallos en la prevenci¨®n del 11-M. Pero, en cualquier caso, ahora nuestros agentes merecen una felicitaci¨®n agradecida por su buen trabajo y por los resultados ya obtenidos.
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