Pintura
Juan Vida ha llenado el Centro Cultural Gran Capit¨¢n de figuras mayores. Hablamos de palabras mayores para afirmar que sentimos la importancia de un asunto. Hay cuestiones que son mayores de edad o mayores de esp¨ªritu, y s¨®lo pueden tratarse con palabras mayores. La pintura de Juan Vida est¨¢ hecha con figuras de ni?os, o de animales, o de objetos cotidianos, pero son figuras mayores, porque siempre plantean en los cuadros un asunto definitivo, una atm¨®sfera de absoluta importancia. Los estudios de pintor, con sus cachivaches, sus manchas y sus apariciones, tienen voluntad de saco sin fondo, de casa habitada por la naturaleza. En los cuadros aparece de todo, hasta la nada convertida en color. Pero la naturaleza es demasiado literal, le falta responsabilidad, sentido moral, conciencia del tiempo, y por eso conviene que del saco sin fondo del arte salga, antes que nada y sobre todo, pintura. Los elefantes, las cebras, los p¨¢jaros, los ni?os y las mujeres de Juan Vida son pintura, una mirada hecha forma, color, espacio y sentido. Merecen que hablemos de ellos con palabras mayores, porque el trabajo del pintor est¨¢ lleno de figuras mayores. Crea sentido, interpreta, busca una verdad. La realidades no son objetivas, y mucho menos neutras. No se recuerdan de forma neutra las ma?anas de domingo con lluvia, ni los campos de f¨²tbol vac¨ªos, ni las soledades del ni?o, ni las fotograf¨ªas de familia. La pintura inventa su realidad para descubrir la emoci¨®n del tiempo y el paso de la historia. Establece su propia coherencia.
Conozco el saco sin fondo de Juan Vida desde hace mucho tiempo. He visto nacer los cuadros que poco a poco han ido configurando su mundo. El color se ha convertido en f¨¢bula y en dominio de una realidad con figuras. Forma parte de mi rutina el di¨¢logo con las im¨¢genes de Juan Vida, con los coches aparcados en los m¨¢rgenes de la ciudad o de la memoria, con los perros que cruzan por un camino secreto o que viven en una quietud enigm¨¢tica, con los seres humanos que surgen de una soledad sagrada. Los cuadros de Juan Vida suelen atrapar el silencio, nuestros silencios. Debemos hablar de ellos con palabras mayores. Que Juan Vida es un pintor decisivo lo s¨¦ desde hace mucho tiempo. Pero resulta impresionante ver ahora su obra reunida en la exposici¨®n antol¨®gica que el Ayuntamiento de Granada ha organizado en el Centro Cultural Gran Capit¨¢n. Las figuras de Juan Vida, que a lo largo de los a?os nos han mirado con el secreto de su soledad, se hacen compa?¨ªa, pueblan un mundo, habitan y definen un espacio de grandes dimensiones. El artista trabaja en medio de la incertidumbre, sin cerrarse a nada, sin saber lo que va a encontrar, pero sabiendo lo que quiere. Las sorpresas pertenecen as¨ª a un camino provocado. Cuando vemos juntos los cuadros de Juan Vida asistimos a una b¨²squeda y a mil hallazgos, a la fundaci¨®n de un mundo pict¨®rico, a una coherencia art¨ªstica. Impresiona ver la rutina de nuestra vida coleccionada con aires de museo. Por eso no escribo ahora sobre las an¨¦cdotas del amigo, sobre los a?os de camarader¨ªa, las ma?anas de lunes y los s¨¢bados de tormenta. Me olvido por una vez de las diabluras de su car¨¢cter, y busco palabras mayores para hablar de pintura.
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