Como balas
Lac¨®nicos y contundentes. As¨ª son los 19 relatos que Guillermo Fadanelli (Ciudad de M¨¦xico, 1963) ha reunido en Comprar¨¦ un rifle. Media docena de p¨¢ginas bastan y sobran a Fadanelli para esbozar con admirable seguridad los contornos de unos personajes que casi siempre juegan en desventaja sus propias vidas. Una desventaja en la que los pone su miseria o su ignorancia, su condici¨®n humilde o sometida, por no decir deprimida, o lumpen, o directamente marginal.
Fadanelli opta abiertamente por un realismo "sucio", es decir, especialmente atra¨ªdo por los aspectos m¨¢s s¨®rdidos de la realidad (la realidad, muy en particular, de su pa¨ªs, M¨¦xico, y m¨¢s concretamente del DF). Opta adem¨¢s, y consecuentemente, por un lenguaje escueto, cortante, elemental. Renuncia al color y a la complejidad (pero no al contraste, ni a la sutileza), y enfrenta sin tremendismos el sexo, la brutalidad, la violencia.
COMPRAR? UN RIFLE/ LA OTRA CARA DE ROCK HUDSON
Guillermo Fadanelli
Anagrama. Barcelona, 2004
144 p¨¢ginas. 11 euros, cada uno
El texto de la cubierta asegura
que para Fadanelli "el relato debe ser un dibujo de trazos fuertes y arriesgados, consecuencia de una mirada paciente y, s¨®lo en apariencia, distante". Estos relatos cumplen bien con esta premisa, y se ofrecen como una colecci¨®n de espl¨¦ndidos aguafuertes que aciertan a sacar el m¨¢ximo provecho a las limitaciones que su propia t¨¦cnica les impone. El principal talento de Fadanelli consiste en reconocer esas limitaciones y hacerlas suyas, d¨¢ndolas por virtudes. Con autoridad sorprendente, los relatos de Comprar¨¦ un rifle persuaden al lector de su necesidad, casi podr¨ªa decirse de su inevitabilidad.
Otra cosa es cuando Fadanelli da el paso a la novela, por mucho que se trate, como en La otra cara de Rock Hudson, de esa modalidad fronteriza que se da en llamar novela breve. Sin las limitaciones que le imponen los rigores del relato corto, la voz de Fadanelli revela un cierto desamparo y busca instintivamente melod¨ªas ya conocidas por las que trepar. Es como si a un experto grabador le pusieran entre manos, en lugar de sus buriles, una paleta. Las tonalidades oscuras, las pinceladas gruesas, los fondos planos parecen aqu¨ª ser expedientes de una cierta indigencia narrativa que el autor no consigue del todo disimular.
En La otra cara de Rock Hudson, el perfil de Johnny Ram¨ªrez, un imperturbable asesino a sueldo, es magnificado por la mirada fascinada de un adolescente que termina por seguir sus pasos. Un esforzado juego de simetr¨ªas envuelve aqu¨ª una silueta m¨¢s bien endeble de novela negra que al lector espa?ol no puede menos que traerle el recuerdo de algunas novelas de Juan Mars¨¦ o -por buscar mejor a un autor de la misma franja generacional que Fadanelli- de Francisco Casavella. Si bien Guillermo Fadanelli trabaja en un registro menos comprometido ¨¦ticamente. De hecho, su sello m¨¢s personal lo constituye la indiferencia moral con que intenta administrar la carga ¨¦tica que impepinablemente comporta el realismo en cuanto est¨¦tica.
"Ram¨ªrez pensaba en eso cuando se dej¨® caer sobre la cama, se imagin¨® la vida de sus v¨ªctimas como un ligero paseo fuera de sus tumbas y a s¨ª mismo como el encargado de informarles de que ese paseo hab¨ªa terminado, como el cartero llevando una mala noticia, una noticia de la cual ¨¦l, naturalmente, no era responsable".
Bienvenido sea Fadanelli, en cualquier caso. Hace poco m¨¢s de un a?o que la editorial Debate public¨® en Espa?a Lodo, novela posterior en el tiempo y tonalmente muy distinta a La otra cara de Rock Hudson (que fue publicada en M¨¦xico en 1997). Fadanelli no obtuvo entonces la atenci¨®n que merec¨ªa y que sin duda reclama no tanto por su originalidad como por la integridad y la honestidad -esa contundencia, en definitiva, a la que ya se ha hecho referencia- con que, desde comienzos de los a?os noventa, viene conduciendo su personal empe?o literario.
Fadanelli arrastra por m¨¦ritos
propios el sambenito de gran sant¨®n de la "literatura basura". Esta etiqueta, de equ¨ªvocas connotaciones fuera de M¨¦xico, se?ala la influencia determinante en la orientaci¨®n literaria de Fadanelli de autores con John Fante o Charles Bukowski, que ¨¦l ha digerido muy saludablemente.
Impulsor de Moho, revista y editorial de marcada impronta underground, Fadanelli destaca entre una promoci¨®n de escritores mexicanos cuyos alcances se vieron achicados y distorsionados por la irrupci¨®n del autoproclamado "grupo del crack".
La apuesta literaria de Fadanelli se sit¨²a en los ant¨ªpodas del fatuo culturalismo de los crackers. Se alinea m¨¢s bien en una perseverante corriente de la literatura latinoamericana -o mejor: americana, a secas- que tiene a gala invocar una subversiva alianza entre vida y literatura -?y dale!-, por lo com¨²n bajo las consignas de un naturalismo espontane¨ªsta m¨¢s o menos transgresor. Desde esta perspectiva, Fadanelli hace frente con autores tan dispares entre s¨ª como son en la actualidad el chileno Pedro Lemebel, el cubano Pedro Juan Guti¨¦rrez o el colombiano Efraim Medina Reyes. Aunque tal vez valdr¨ªa m¨¢s invocar aqu¨ª precedentes como los de Roberto Arlt, Jos¨¦ Revueltas o, m¨¢s cerca en el tiempo, Fernando Vallejo.
Como sea, dentro de esta corriente (tan pobremente representada en Espa?a, pese al magisterio de P¨ªo Baroja) Fadanelli se distingue muy favorablemente. Sus relatos, sobre todo, son, como ha empezado por decirse, de una implacable contundencia. Perfectos casi en su dureza tan concisa. Como balas.
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