11-M: el exorcismo
En una entrevista con Andr¨¦ Glucksman publicada en Le Figaro, el fil¨®sofo franc¨¦s hablaba del exorcismo colectivo que hab¨ªan realizado los espa?oles tras la matanza del 11-M con su comportamiento electoral. Por lo que va public¨¢ndose, hay otra ceremonia de exorcismo en marcha, cuyas consecuencias en el plano intelectual y pol¨ªtico distan de ser irrelevantes. Si entendemos por exorcismo el recurso a una f¨®rmula dirigida a provocar el alejamiento de un esp¨ªritu sat¨¢nico, no hay duda que una serie de intelectuales espa?oles, de gran relieve y apreciados por su conocimiento del mundo ¨¢rabe, han decidido recurrir al conjuro para desautorizar todo intento de explicar la matanza atendiendo a su gestaci¨®n en el integrismo isl¨¢mico. El mismo mensaje es repetido una y otra vez: prohibido indagar las ra¨ªces ideol¨®gicas de los cr¨ªmenes contra la humanidad que se est¨¢n ejecutando en nombre de Al¨¢. "No debemos dejarnos arrastrar a un debate teol¨®gico sobre lo que dice o no dice el Cor¨¢n", advierte el autor de Se?as de identidad. "La barbarie de Al Qaeda, como la de ETA, no puede apoyarse en civilizaci¨®n alguna porque son su negaci¨®n". El islam nada tiene que ver en este asunto. Nada de teolog¨ªas, resuena el eco. M¨¢s a¨²n, buscar esa causalidad y no atender a la prioritaria defensa de los colectivos musulmanes es nada menos que "racismo". Y anatema contra aquel que utilice la expresi¨®n "terrorismo isl¨¢mico".
De entrada, nada justifica esa alarma. Era inevitable que el 11-M sirviera de pretexto para pintadas xen¨®fobas del tipo "ni moros, ni negros", pero, en t¨¦rminos generales, la conducta en nuestro pa¨ªs tanto de los colectivos musulmanes como del conjunto de la sociedad ha sido ejemplar. Salvo quienes ya eran racistas, nadie ha expresado odio ni ha confundido a los terroristas con la generalidad de los creyentes. A las pancartas "musulmanas" s¨®lo les ha faltado que el no al terror fuera un expl¨ªcito no al terrorismo de Al Qaeda. La ocasi¨®n es asimismo ¨®ptima para estrechar v¨ªnculos con Marruecos, pa¨ªs tambi¨¦n amenazado por la expansi¨®n del integrismo isl¨¢mico. No hay raz¨®n alguna para sentirse en puertas del apocalipsis.
Por eso mismo hay que llamar a las cosas por su nombre, establecido a partir del an¨¢lisis. El islam no es terrorista, como no lo es el Pa¨ªs Vasco, o no era nazi Alemania en 1930. Pero es perfectamente v¨¢lido hablar de terrorismo isl¨¢mico, terrorismo vasco o nazismo alem¨¢n. En nuestro caso, porque la estrategia terrorista tiene como fundamento exclusivo una interpretaci¨®n parcial pero ortodoxa de los textos sagrados del islam. Hay que leer el Cor¨¢n, y los hadices, dado que determinados preceptos en ellos inscritos, y no la pol¨ªtica exterior de Aznar en Irak, son los pilares en que se apoya expl¨ªcitamente la actuaci¨®n de Al Qaeda. No es una inferencia mal¨¦vola, como es mal¨¦volo el ardid est¨²pido de buscarle las vueltas a una cita a efectos de descalificaci¨®n aduciendo que cada traducci¨®n dice una cosa. Son todas y cada una de las declaraciones de Al Qaeda, y la trayectoria que desemboca en ella, a partir del wahhabismo y de Sayyid Qutb, las que obligan a esa lectura retrospectiva. Condenar esta v¨ªa de conocimiento es un fraude intelectual y pol¨ªtico, inexplicable en alguien que sepa algo de la historia del islam. De otro modo nos veremos encerrados en el c¨ªrculo vicioso de unas generalizaciones de apariencia progresista sobre la perversidad de la pol¨ªtica occidental en general, y espa?ola en particular, sobre el mundo ¨¢rabe, que va a parar, como en tiempos se dec¨ªa de ETA, a un "si Al Qaeda ha hecho el atentado, por algo ser¨¢". Aqu¨ª y ahora, se habr¨ªa tratado de una acci¨®n punitiva por lo de Irak, cuando no "por la desafecci¨®n mostrada por el Gobierno hacia el mundo ¨¢rabe" (art¨ªculo reciente en este diario). As¨ª que excesivo pero justo castigo. Siniestro. Por algo la ceguera voluntaria y la descalificaci¨®n se convierten en necesidad para apuntalar tales argumentos. Vamos a inaugurar la escuela hisp¨¢nica de estudio del terrorismo yihadista vetando el an¨¢lisis del Cor¨¢n. Y si se difunde entre nuestros musulmanes la versi¨®n integrista de su fe, ?qu¨¦ importa?
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