ANA ISABEL ?VILA JIM?NEZ / Pacifista al cien por cien
Ana, de 43 a?os, educadora en una escuela infantil, "era pacifista al cien por cien, era capaz de abrir una ventana por no matar una mosca", dice Ricardo, su marido. La recuerda manifest¨¢ndose por el asesinato de Miguel ?ngel Blanco. Y c¨®mo se opuso, rotundamente, a la guerra en Irak.
Ana era apasionada en todo. Cuando su marido corr¨ªa maratones, ella le arengaba. Se volcaba en su trabajo con los ni?os, de los que ense?aba fotograf¨ªas a sus vecinos. Hasta se tra¨ªa sus dibujos a casa para estudiarlos. Le¨ªa un libro detr¨¢s de otro, se aprend¨ªa las canciones de Luis Miguel para cantarlas en sus conciertos, y a pesar de ser una dormilona, seg¨²n afirma su madre, Anabel, se levantaba de madrugada para ver correr a Fernando Alonso. Si algo le parec¨ªa injusto, se rebelaba. "Luchaba hasta el final por las cosas en las que cre¨ªa", dice su amiga Teresa.
Le encantaba el color malva desde peque?a, y lo eligi¨® para los azulejos del cuarto de ba?o del piso que compart¨ªa con su marido en Legan¨¦s, para su ropa, sus sortijas y la esfera del reloj que llevaba el d¨ªa que muri¨®. El reloj no se par¨®. Ahora lo lleva su madre.
Ricardo y ella no tuvieron hijos, porque no llegaron. Pero ellos solos formaron un gran t¨¢ndem. "Los 20 a?os que disfrutamos juntos han sido plenos", dice ¨¦l, "no nos hemos dejado nada en el tintero". Viajaron mucho. A Ana le interesaba especialmente la cultura ¨¢rabe. Tres veces visitaron juntos Egipto. En agosto quer¨ªan recorrer Sur¨¢frica. Ella ya estaba preparando las vacaciones.
La familia y los amigos destacan de Ana su sensibilidad, su manera de escuchar, su sinceridad: "Te dec¨ªa lo bueno y lo malo, pero sin hacer da?o", explica Pedro, su hermano. Elena daba con ella largos paseos. Hablar con su amiga, dice, "era como una terapia. Sal¨ªas enfadada de casa y volv¨ªas con una sonrisa".-
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