La izquierda francesa presiona a Chirac para que el Gobierno cambie de pol¨ªtica
El presidente se resiste a destituir a Raffarin tras el desastre electoral de la derecha
El l¨ªder socialista franc¨¦s, Fran?ois Hollande, se?al¨® ayer a Jacques Chirac como el hombre "directamente cuestionado" por la cat¨¢strofe de la derecha en los comicios regionales y le exigi¨® que cambie de pol¨ªtica sin limitarse a un reajuste ministerial. Presionado por el castigo de las urnas, Chirac se resisti¨® a dar la impresi¨®n de verse arrastrado por los acontecimientos, y su portavoz indic¨® sibilinamente que el presidente hab¨ªa trabajado "con el primer ministro", Jean-Pierre Raffarin, en decisiones que se conocer¨¢n "en los pr¨®ximos d¨ªas", dando signos de continuidad.
Los que se oponen a cambios m¨¢s profundos alegan que tiene poco sentido nombrar un nuevo primer ministro. En menos de tres meses se celebrar¨¢n las elecciones europeas y otro voto de castigo quemar¨ªa r¨¢pidamente al recambio. Dominique Bussereau, una de las personas m¨¢s cercanas a Raffarin, confirm¨® anoche que "muy pronto" habr¨¢ un nuevo equipo pol¨ªtico en torno al primer ministro, a quien ve "decidido a seguir trabajando".
Un nuevo castigo a la derecha en las elecciones europeas dar¨ªa plenamente la raz¨®n a los que ven "herido de muerte", pol¨ªticamente, a Chirac. El presidente no tendr¨ªa otra salida que disolver anticipadamente el Parlamento, y ya se sabe lo que sucedi¨® en 1997, cuando Chirac opt¨® por enfrentarse a las protestas sociales anticipando las elecciones: la izquierda gan¨® y Lionel Jospin se instal¨® como primer ministro.
El presidente tambi¨¦n est¨¢ atrapado por el fracaso de la Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP), el partido formado en 2002 para unificar a diversas fuerzas de derecha, una m¨¢quina de ganar elecciones que ha perdido la primera cita con las urnas en la que deb¨ªa mostrar su eficacia. Cierto que no se sabe qui¨¦n era el maquinista de esta locomotora: su presidente formal, Alain Jupp¨¦, se encuentra en la fase de despedida y en realidad no ha ejercido como director de la campa?a; y Raffarin, que no controla el aparato de la UMP, es el que ha reclamado la jefatura de la mayor¨ªa. Ahora aparecen quemados los dos.
As¨ª pues, Chirac no s¨®lo tiene que organizar un Gobierno cre¨ªble, sino que ha de reconstruir la direcci¨®n pol¨ªtica de la derecha. Una tarea para la que el voto del domingo pasado deja escaso margen. Las candidaturas de derecha reunieron 9.520.402 votos, el 36,84%. Para acercarse a la mitad del voto franc¨¦s les falta lo que tiene la extrema derecha de Jean-Marie Le Pen: 3.199.391 sufragios, el 12,38%. A medio plazo, la operaci¨®n de comerse al electorado ultra o de "aliarse" con ¨¦l no es un mero ejercicio te¨®rico, al menos mientras la izquierda mantenga la solidez del domingo pasado, cuando sus listas conjuntas sumaron 12.897.710 sufragios, el 49,92%, seg¨²n los resultados definitivos del Ministerio del Interior.
Por eso, el l¨ªder socialista insisti¨® ayer en la fragilidad pol¨ªtica de Jacques Chirac. A su juicio, los electores han sancionado al presidente "porque fue ¨¦l quien eligi¨® a Jean-Pierre Raffarin [como jefe del Gobierno] y la pol¨ªtica que se lleva desde hace dos a?os". Nada se sabe del futuro que le aguardan a las reformas en cartera, como el recorte de prestaciones del seguro de enfermedad -justificadas por el d¨¦ficit galopante de la Seguridad Social-, el proyecto de ley de la descentralizaci¨®n,que ahora gestionar¨¢ la izquierda, o las privatizaciones de servicios p¨²blicos como el de la electricidad y del gas, que siguen siendo pr¨¢cticamente monopolios del Estado.
Cohabitaci¨®n
Cualquiera que sea la soluci¨®n, el voto de las elecciones regionales plantea una cohabitaci¨®n de nuevo cu?o. Hasta ahora se designaba con ese nombre a las situaciones en las que el presidente de la Rep¨²blica era de un signo pol¨ªtico y el primer ministro, de otro. A partir de ahora, la cohabitaci¨®n se producir¨¢ entre una mayor¨ªa de derechas en el Parlamento y el Gobierno nacionales, y una izquierda que conquista 23 de las 26 regiones del pa¨ªs, incluidas tres de ultramar. En una de las regiones de ultramar, en la Martinica, ha ganado una candidatura independentista. Los gobiernos regionales suponen poco poder efectivo, pero constituyen la plataforma desde la que se puede cuidar al electorado y convertirlas en palanca de las elecciones legislativas y presidenciales.
Para abordar esa tarea, los comicios legitiman a Hollande como l¨ªder de la oposici¨®n y respaldan su liderazgo sobre el Partido Socialista, ejercido de forma m¨¢s o menos provisional desde que Lionel Jospin se retir¨® el 21 de abril de 2002, cuando Jean-Marie Le Pen le sobrepas¨® en votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Uno de los ministros derrotados como candidato regional, Fran?ois Fillon, ha descrito lo ocurrido a su partido como "un 21 de abril al rev¨¦s".
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