El Museo del Traje recupera la riqueza de las colecciones espa?olas de indumentaria
Las 160.000 piezas de los fondos del centro se exhibir¨¢n en tandas de unos 600 conjuntos
![Elsa Fern¨¢ndez-Santos](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F246d361a-fc4f-4a39-bbae-200ab7dc5f41.png?auth=6c749f9dfcb5883ad1fcb15fc1aa13b4da9db4874474cde93770f1ccd60015e4&width=100&height=100&smart=true)
El nuevo Museo del Traje de Madrid, que ocupa el lugar del antiguo Museo de Arte Contempor¨¢neo y que hereda las colecciones del Museo del Pueblo Espa?ol y del Museo Nacional de Antropolog¨ªa, recupera la riqueza de la indumentaria espa?ola. Del polis¨®n al miri?aque, de la capa al mant¨®n, del traje de Lagartera al de torero, de Fortuny a Balenciaga. Se exponen casi 600 conjuntos de las 160.000 piezas que tienen los fondos del museo, que rotar¨¢n cada seis meses para preservar su conservaci¨®n en un espacio que pretende ser un centro fundamental para el estudio de la moda.
Rodeado de un inmenso jard¨ªn, en plena Universidad Complutense, el Museo del Traje (Centro de Investigaci¨®n del Patrimonio Etnol¨®gico) ocupa el edificio que fue construido en los a?os setenta por Jaime L¨®pez de Asia¨ªn. El museo, dirigido por el antrop¨®logo Andr¨¦s Carretero, bebe del inmenso trabajo de campo que Julio Caro Baroja desarroll¨® durante sus a?os al frente del Museo del Pueblo Espa?ol. Una parcela de m¨¢s de 30.000 metros cuadrados, de los que casi 4.000 son de exposici¨®n permanente, m¨¢s de 1.200 para muestras temporales (para el a?o 2005 est¨¢ prevista la del zapatero Manolo Blahnik) y m¨¢s de 6.000 para almac¨¦n. El resto (biblioteca, tienda, talleres, restaurante-cafeter¨ªa) se suma al enorme complejo. Una inversi¨®n total de m¨¢s de 21 millones de euros que, seg¨²n Carretero, convierte a este centro en uno de los m¨¢s ricos (por su contenido) y m¨¢s atractivos (por sus infraestructuras) de Europa.
Inaugurado ayer por la ministra de Educaci¨®n y Cultura en funciones, Pilar del Castillo (que descubri¨® una placa con su nombre a la entrada del recinto), el museo viaja por la historia de Espa?a y sus costumbres a trav¨¦s de la vestimenta. Una pieza ¨²nica abre la visita. Se trata de un diminuto vestido de la infanta Mar¨ªa, que muri¨® con 11 a?os, y que data de 1235. Una pieza en dep¨®sito que pertenece a San Isidoro de Le¨®n. Cerca, en otra vitrina, un manto real de la Orden de Carlos III.
Zapatos de seda bordada del siglo XVIII, guantes y mitones de piel de cabritilla, bolsas, monederos, carteras, abanicos, hebillas, botones o un coqueto relicul¨¦. En una vitrina, una colecci¨®n de alegres sombrillas (desaparecieron junto a su lenguaje de gestos codificados en 1920). En otra, una imponente mantilla bordada que, en 1786, un viajero describe as¨ª: "Una especie de chal de muselina que cubre la cabeza y los hombros y sirve para varias cosas: capuchas, capa y velo. Ninguna extranjera puede alcanzar la facilidad y la elegancia [de la dama espa?ola] al llevar esta simple prenda". "Cada vitrina crea un microclima que protege las piezas, en ellas se controlan los niveles de humedad y temperatura. Pero el peor enemigo es la luz", explica el director del museo. "Por eso, a pesar de que se trata de un sistema de iluminaci¨®n de ¨²ltima generaci¨®n, cada pieza no puede permanecer m¨¢s de seis meses expuesta. Luego deben conservarse a oscuras durante dos a?os. Afortunadamente, nuestros fondos nos permiten cuatro y cinco rotaciones".
Si la espectacularidad manda en el montaje y en los vestidos rococ¨® e imperio, con Mariano Fortuny (1871-1949) el museo logra su escaparate-estrella. T¨²nicas, quimonos o los trajes que el dise?ador granadino realiz¨® para el Othelo de un jovenc¨ªsimo Orson Welles. Sus aires venecianos y la influencia que ha ejercido en la moda se hacen evidentes. As¨ª se llega al siglo XX, de la mano de los "locos" vestidos de Paul Poiret y Elsa Schiaparelli, Dior y Balenciaga. El museo tambi¨¦n se detiene en "la moda diminuta" de la mu?eca Mariquita P¨¦rez y, pasados los a?os cincuenta, se pasea por la alta costura espa?ola (Pertegaz, Berhanyer) hasta terminar en los a?os ochenta y lo que se llam¨® la Moda de Espa?a. Una vitrina donde est¨¢n figuras indiscutibles como Sybilla, Lydia Delgado, Jes¨²s del Pozo o Manuel Pi?a, pero donde faltan otros como Adolfo Dom¨ªnguez o Antonio Mir¨®. "Los contenidos ir¨¢n rotando", advierte Andr¨¦s Carretero, "queremos enfocar nuestras exposiciones temporales precisamente hacia los creadores de los ¨²ltimos a?os".
![Vestido de alta costura de John Galliano para Christian Dior.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6GEI5C27DDJ2JRIUECW4GKNZJY.jpg?auth=4910488276572b266f23a81c2074d52de3efa6a957b17d2f68febd41824577f5&width=414)
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