Impaciencia y sosiego
El "cambio tranquilo" predicado por Zapatero en la oposici¨®n presupon¨ªa acometer el relevo en la labor de gobierno con serenidad y sin revanchismos. Para ello era perentorio crear un nuevo escenario de debate pol¨ªtico en el que se aflojaran las tensiones y la crispaci¨®n de la anterior legislatura y se creara un clima de entendimiento y colaboraci¨®n mutua entre las diferentes fuerzas pol¨ªticas. Algo que no ser¨ªa posible sin un respeto mutuo y una amplia lealtad de fondo a los nuevos modos de hacer pol¨ªtica. El nuevo tiempo de cambio anunciaba tambi¨¦n un nuevo tempo en la gesti¨®n de las tareas pendientes, m¨¢s cadencioso y menos dado a las urgencias. El objetivo de alcanzar consensos lo m¨¢s amplios posibles no casa bien con los apremios por ver satisfechas las leg¨ªtimas aspiraciones de las diferentes fuerzas pol¨ªticas. La ¨²nica verdadera excepci¨®n a esta regla era la promesa electoral de retirada de las tropas espa?olas en Irak en julio si no se dan las condiciones por todos conocidas.
Ocurre, sin embargo, que no siempre pueden pararse los ritmos que vienen impuestos por decisiones pol¨ªticas anteriores y por las previsiones temporales contenidas en su plasmaci¨®n jur¨ªdica. El presente siempre est¨¢ ocupado transitoriamente por algo que ocurri¨® en el pasado. Y muchas disposiciones normativas siguen vigentes a pesar de la muerte pol¨ªtica de sus creadores, como esa luz que nos llega de las estrellas ya colapsadas. El vac¨ªo de poder no existe, y los nuevos Gobiernos son como pilotos de refresco que entran a conducir un coche en marcha y medio programado ya para seguir una cierta direcci¨®n. La Ley Org¨¢nica de Calidad de la Ense?anza (LOCE), aprobada por el PP en solitario durante la anterior legislatura, es un buen ejemplo de este tipo de disposiciones con capacidad para ocupar una buena extensi¨®n del futuro inmediato. Y no es sencillo, pol¨ªtica y jur¨ªdicamente, entrar a reformarla sin los pertinentes tr¨¢mites. Los cursos escolares tienen tambi¨¦n sus tempos y exigen una planificaci¨®n seria y rigurosa que no se compadece con la improvisaci¨®n y las reformas a bote pronto.
La entrada en vigor de las previsiones establecidas por la LOCE, junto al ya conocido anuncio por parte del PSOE de que su reforma ser¨ªa una de las prioridades del nuevo Gobierno, han precipitado algunas curiosas reacciones por parte de ciertas comunidades aut¨®nomas. Por un lado, revelan una l¨®gica impaciencia por ver plasmado el nuevo escenario de la reforma educativa y una firme resistencia a dejarse colonizar por decisiones educativas pret¨¦ritas. Pero, por otro, anticipan tambi¨¦n las dificultades a las que se va a ver enfrentado el nuevo Gobierno en su gesti¨®n del problema territorial. La posici¨®n del Gobierno vasco, en particular, emite la se?al de que, contrariamente a lo que fueron sus iniciales gestos de bienvenida al cambio, va a aprovechar esta nueva situaci¨®n de transici¨®n pol¨ªtica para afirmarse frente al nuevo poder del Estado. Como si deseara marcar su territorio antes de iniciar las imprescindibles consultas requeridas para abordar el dise?o de la nueva Espa?a plural.
La reacci¨®n del PSOE ha sido templada y de gran serenidad teniendo en cuenta su posici¨®n de Gobierno a la espera. Dadas sus convicciones sobre el tema y lo que se viene encima con la rigidez de los plazos, anunciar el establecimiento de una moratoria de dos a?os que suspende el calendario de aplicaci¨®n de la ley parece lo m¨¢s sensato. Aunque el verdadero reto reside en la aut¨¦ntica b¨²squeda de consensos, en un verdadero pacto de Estado. Este acuerdo ha estado ausente en las diversas reformas educativas de este pa¨ªs (LODE, LOGSE, LOCE), llegando esta ¨²ltima a crear una confrontaci¨®n l¨ªmite entre alumnos, padres, y educadores, sobre todo en la escuela p¨²blica. Establecer un sistema educativo de calidad es demasiado importante como para adoptar posiciones ventajistas. No puede convertirse en arma arrojadiza entre comunidades y Estado o entre poderes p¨²blicos y grupos de inter¨¦s, vengan de donde vengan. Pero es tambi¨¦n uno de los ¨¢mbitos m¨¢s sensibles para la misma autocomprensi¨®n de las diferentes unidades pol¨ªticas. No parece que el cambio vaya a ser tan tranquilo como se esperaba.
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