El gran viaje de los guerreros
Comienza el traslado de las 140 piezas de arte funerario chino que se exhibir¨¢n en el F¨®rum
Cada uno de los 11 soldados est¨¢ asegurado en un mill¨®n de d¨®lares
"Hago de traumat¨®logo", dice Millet mientras desliza los dedos enfundados en guantes blancos sobre 2.200 a?os de historia. El objetivo de la inspecci¨®n es verificar en qu¨¦ estado se encuentra cada una de las obras antes de que despeguen el pr¨®ximo lunes de Shanghai rumbo a Barcelona.
En la colecci¨®n, una de las mayores que China deja salir del pa¨ªs desde que fue descubierto el ej¨¦rcito de guerreros de terracota, destacan 11 soldados, un acr¨®bata, tres sirvientes y dos pescadores. Forman parte de los 8.000 guerreros que fueron enterrados para proteger el mausoleo del primer emperador de China, Qin Shihuang, y cuyo hallazgo conmocion¨® al mundo arqueol¨®gico hace ahora 30 a?os. "Se trata del descubrimiento m¨¢s importante del siglo XX", asegura Cristina Vila, coordinadora de la exhibici¨®n.
M¨¢s de 30 grandes cajas de madera se reparten por la nave, situada en las afueras de Shanghai. Algunas ya han sido selladas y est¨¢n listas para el viaje. Parecen grandes sarc¨®fagos. En su interior, los soldados reposan atados sobre lechos de poliestireno, protegidos con tejidos esponjosos. Otras esperan a que se extraigan sus tesoros para seguir el proceso de inspecci¨®n.
Adem¨¢s de los famosos guerreros, la muestra incluir¨¢ figuras de menor tama?o, jades, bronces, espejos, animales de granja de cer¨¢mica, as¨ª como materiales utilizados en la construcci¨®n de los enterramientos. "Todas son piezas funerarias, muy valiosas, procedentes de las excavaciones de las tumbas de Qin Shihuang y Yangling, en la provincia de Shaanxi", dice Vila.
"Restos de policrom¨ªa agrietada en todo el frontal", contin¨²a cantando Millet, mientras revisa la figura de un sirviente de mirada triste y delicada. Vila introduce la frase en el ordenador.
El periplo de los soldados ser¨¢ largo. De Xian han viajado por cami¨®n a Shanghai, de donde volar¨¢n a Luxemburgo, y de all¨ª, de nuevo por carretera, ir¨¢n hasta Barcelona, donde se prev¨¦ que lleguen a finales de la semana que viene. "Lo m¨¢s delicado es fijar bien las estatuas para que no sufran", afirma J?rg K¨¹ster, de la compa?¨ªa alemana Hasenkamp, responsable del traslado.
Con objeto de detectar las condiciones del viaje y los posibles incidentes, en el interior de los embalajes hay sensores de humedad, temperatura y vibraciones, que registran los valores durante todo el trayecto. "Se trata de saber qu¨¦ ha ocurrido y d¨®nde, en caso de que haya un problema", dice Millet. No en vano, el coste del alquiler de la colecci¨®n m¨¢s el transporte y el seguro ha ascendido a un mill¨®n de euros. Cada soldado est¨¢ asegurado en un mill¨®n de d¨®lares.
Parte de la exposici¨®n coincide con la que tuvo lugar el a?o pasado en Hong Kong bajo el t¨ªtulo Guerra y paz: Tesoros de las dinast¨ªas Qin y Han, seg¨²n explica Vila, quien recuerda que Barcelona, a principios de los noventa, y Bilbao, a finales de esa d¨¦cada, ya recibieron la visita de algunos guerreros de terracota. Pero en esta ocasi¨®n, adem¨¢s del gran n¨²mero de piezas, podr¨¢n admirarse dos personajes de una escena de pesca que no han sido nunca exhibidos en Europa.
"Parecen ser adiestradores de aves acu¨¢ticas, como cormoranes, que se utilizaban para pescar", dice Vila. Una t¨¦cnica que hoy se sigue empleando en algunas partes de China. Uno de ellos parece sostener un remo. A un par de metros, la figura imponente de un oficial espera su turno para volver al sarc¨®fago. En el ment¨®n, resalta la huella de un dedo impresa en la arcilla cocida hace 2.200 a?os.
Babelia
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