De planetas, planetoides y asteroides de aqu¨ª al lado
LA AGENCIA ESPACIAL EUROSEC descubre la existencia de un nuevo planeta en la misma ¨®rbita de la Tierra, pero situado en la cara opuesta del Sol. Una expedici¨®n terrestre, dirigida por el coronel Glenn Ross (Roy Thinnes, el conocido protagonista de la serie de la d¨¦cada de 1970 Los invasores) y el astrof¨ªsico John Kane, ser¨¢ enviada para estudiarlo. Su sorpresa ser¨¢ may¨²scula al comprobar que el nuevo mundo es la imagen especular de la Tierra: Ross se da cuenta de que puede leer la etiqueta de una botella reflejada en un espejo. Argumento, de inicio prometedor, del filme M¨¢s all¨¢ del Sol (1969), dirigido por Robert Parrish.
La idea de una Tierra alternativa, un mundo paralelo a imagen y semejanza del terrestre, s¨®lo que con todo invertido, resulta de lo m¨¢s original, aunque la base f¨ªsica que la sustenta es muy tenue. ?C¨®mo, por extraer un ejemplo del filme, poner en contacto m¨¢quinas terrestres y de esa Tierra gemela sin temer alguna dram¨¢tica consecuencia?
La polarizaci¨®n el¨¦ctrica de la materia (conversi¨®n de sus mol¨¦culas en dipolos el¨¦ctricos orientados en una direcci¨®n) de ambos mundos deber¨ªa ser diferente. Y es que cambiar la derecha por la izquierda (algo que pol¨ªticamente acontece sin demasiados traumas) es algo que no puede hacerse sin evaluar las consecuencias.
Desde el punto de vista astron¨®mico resulta tambi¨¦n una imposibilidad la presencia de dos planetas id¨¦nticos en la misma ¨®rbita y en posiciones antag¨®nicas. En cualquier caso, lo que acerca el filme a la m¨¢s reciente actualidad es el propio hallazgo de un nuevo objeto planetario en nuestro, a¨²n desconocido, sistema solar.
El 15 de marzo las agencias de noticias difund¨ªan un acontecimiento similar: el descubrimiento, en los confines del sistema solar, del que podr¨ªa ser el d¨¦cimo planeta. Su nombre, en jerga astron¨®mica, es 2003 VB12. Conocido provisionalmente por el evocador sobrenombre de Sedna, la diosa de las fr¨ªas profundidades marinas de los mares ¨¢rticos en la mitolog¨ªa inuit, pueblo esquimal del norte de Canad¨¢.
As¨ª que a la lista de los Mercurio, Venus, etc¨¦tera, ?habr¨ªa que ir pensando en a?adirle un planeta m¨¢s? No exactamente. Por lo menos, hasta que los astr¨®nomos definan con precisi¨®n lo que se entiende por planeta. Si se denomina planeta a todo cuerpo celeste m¨¢s masivo que el conjunto de todos los dem¨¢s objetos que se hallan en una ¨®rbita similar, Ceres, el asteroide m¨¢s grande, no ser¨ªa un planeta puesto que tiene una masa menor que la suma de las masas del resto de objetos del cintur¨®n de asteroides. Plut¨®n caer¨ªa tambi¨¦n fuera de la lista al ser su masa menor que la del total de los cuerpos del llamando Cintur¨®n de Kuiper, al que parece pertenecer. Una cuesti¨®n sem¨¢ntica que no afecta a la importancia del descubrimiento.
Los c¨ªrculos cient¨ªficos prefieren referirse a este tipo de objetos como Sedna, con el nombre de planetoides. A pesar de la incertidumbre en cuanto a su tama?o (en las im¨¢genes de los telescopios es s¨®lo un punto de luz), Sedna es el planetoide m¨¢s grande localizado en nuestro sistema desde el hallazgo de Plut¨®n en 1930. Un mundo de roca y hielo de unos 1.800 kil¨®metros de di¨¢metro, algo m¨¢s de la mitad del tama?o de Plut¨®n. Fue detectado el 14 de noviembre en el curso de un programa de observaci¨®n de los lindes del sistema solar, por el equipo de M. Brown del Instituto de Tecnolog¨ªa de California.
La extremada ¨®rbita el¨ªptica de Sedna lo lleva hasta un punto de m¨¢ximo acercamiento al Sol (perihelio) situado a 76 UA (unidad astron¨®mica de distancia, la distancia media Tierra-Sol), unos 11.400 millones de kil¨®metros. Ser¨ªa as¨ª el objeto m¨¢s lejano, hasta la fecha, que orbita en torno al Sol. Se adentra tambi¨¦n en una regi¨®n muy poco conocida, la llamada Nube de Oort (un criadero de cometas).
Rival del planeta Marte por el color rojizo de su superficie, esta bola rocosa helada soporta una temperatura superficial estimada de 240? bajo cero. Podr¨ªa, incluso, seg¨²n apuntan sus descubridores, poseer una peque?a luna que explicar¨ªa algunas anomal¨ªas observadas en su ¨®rbita. El a?o de Sedna, es decir, el tiempo que tarda en recorrer su exc¨¦ntrica (en el sentido astron¨®mico) ¨®rbita, tiene una duraci¨®n de 10.500 a?os terrestres. A buen seguro, Sedna no ser¨¢ como el antimundo del filme citado, aunque habr¨¢ avivado el sentido de la maravilla que las buenas obras de ficci¨®n y el universo en que vivimos despiertan en las mentes inquietas.
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