Los conocidos de la patrulla

En el intercambiador de Moncloa, la polic¨ªa ya conoce a muchos de los viajeros por sus nombres. Les han identificado en d¨ªas anteriores. Los agentes, que est¨¢n a punto de terminar su turno, no han tenido problemas. M¨¢s hombres que mujeres y m¨¢s extranjeros que espa?oles: un latinoamericano ataviado con una camiseta negra plagada de calaveras blancas y con una gran maleta, un chulo marroqu¨ª ("un viejo conocido por la polic¨ªa de la calle Montera"), un marinero cubano reclamado por un juzgado de Valencia, un par de j¨®venes madrile?os que no entienden muy bien por qu¨¦ llevan m¨¢s de diez minutos aparcados junto a un cajero autom¨¢tico del vest¨ªbulo... y muchos marroqu¨ªes. El momento m¨¢s tenso de la ma?ana lleg¨® cuando un agente comprob¨® el gran parecido de un inmigrante con un individuo que est¨¢ entre los buscados por los atentados. Falsa alarma. Messaoud recoge sus bolsas de comida y se va contento. No tiene inconveniente en mostrar sus documentos, incluso ofrece el tel¨¦fono de la empresa en la que trabaja en las afueras de Madrid. Los inmigrantes legales por lo menos pueden seguir viajando en el metro. Los ilegales ya no se atreven.