El enemigo est¨¢ ya en casa
Alerta "sin caer en la alarma" es la actitud que el Gobierno de Tony Blair intenta imbuir a una sociedad brit¨¢nica que, desde la matanza de Madrid, ya no cuestiona si sufrir¨¢ en territorio propio un atentado terrorista, sino que s¨®lo se pregunta cu¨¢ndo. El 75% de la poblaci¨®n se siente "m¨¢s vulnerable" desde el 11 de marzo y el 95% cree que estallar¨¢n bombas en el Reino Unido que causar¨¢n v¨ªctimas mortales entre sus familiares y conocidos en los pr¨®ximos a?os.
La angustia colectiva se mantiene bajo control con aparentes acciones preventivas eficaces de las fuerzas de seguridad. Una masiva redada en Londres y sus alrededores el pasado 30 de marzo, que concluy¨® con nueve brit¨¢nicos detenidos y un alijo de media tonelada de nitrato de amonio descubierto en un almac¨¦n, confirm¨® lo que muchos tem¨ªan: el enemigo est¨¢ en casa. Pero la acci¨®n de los agentes armados contribuy¨® tambi¨¦n a reforzar la tesis oficial de que al terrorismo no s¨®lo se le combate con refuerzos policiales, sino, sobre todo, con la "buena inteligencia" de los servicios secretos. "Sabemos que hemos frenado atentados terroristas en Londres, pero es inevitable que se produzca alg¨²n tipo de ataque", asegur¨® el m¨¢ximo responsable de Scotland Yard, John Stevens.
El alcalde de Londres sugiri¨® en p¨²blico que ser¨¢ "milagroso" que la capital brit¨¢nica se salve de una tragedia similar a la vivida en Espa?a, Turqu¨ªa o Bali
Desde el poder llegan mensajes confusos. El alcalde de Londres, Ken Livingstone, dio cuerpo a la "inevitabilidad" del ataque al sugerir en p¨²blico que ser¨ªa "milagroso" que la capital brit¨¢nica se salvase de una tragedia similar a las sufridas en Espa?a, Turqu¨ªa o Bali (Indonesia). El presidente de la C¨¢mara de los Comunes, Peter Hain, admiti¨® tambi¨¦n que el Reino Unido est¨¢ en la "primera l¨ªnea del frente" para los extremistas. Pero el ministro del Interior, David Blunkett, insiste en que no hay motivos para que cunda el p¨¢nico, dada la experiencia brit¨¢nica en la lucha antiterrorista y las reforzadas medidas de seguridad. "El riesgo no es mayor que antes del 11-S, la guerra en Afganist¨¢n o el conflicto en Irak", observ¨® Blunkett.
El Reino Unido se encuentra en estado de alerta desde el 11-S, y la seguridad se ha revisado a ra¨ªz de su equivalente europeo. En Londres, agentes antiterroristas de paisano vigilan el sistema p¨²blico de transporte y la polic¨ªa aut¨®noma del metro entra en acci¨®n a la m¨ªnima sospecha, ya sea en forma de paquete o humana. Se pide al p¨²blico que est¨¦ vigilante, que abra bien "los ojos y los o¨ªdos" para contribuir a la prevenci¨®n de cualquier intento de atentado. Incluso los l¨ªderes del Consejo Musulm¨¢n de Gran Breta?a han pedido a los responsables de las mezquitas del pa¨ªs (unas mil) que insten a sus fieles a denunciar a los elementos radicales de sus comunidades.
El Gobierno ha inyectado 20 millones de euros a la lucha policial antiterrorista. Est¨¢ acorazada la sede del Parlamento de Westminster, con bloques reforzados de cemento para mitigar el impacto de una eventual colisi¨®n suicida, y se ha levantado una pantalla antibalas en el ¨¢rea reservada al p¨²blico para frenar ataques, incluso qu¨ªmicos, contra los diputados. Unas 6.000 c¨¢maras inteligentes, capaces de detectar bultos abandonados y movimientos sospechosos, se instalan en puntos neur¨¢lgicos de Londres.
Los atentados de Madrid han reforzado los argumentos en favor de la introducci¨®n del DNI en el Reino Unido. Anteriores administraciones conservadoras lo intentaron sin ¨¦xito, pero la documentaci¨®n con huella dactilar y datos personales digitalizados, no s¨®lo de car¨¢cter optativo, sino obligatorio, es una herramienta que Blair propone con creciente convicci¨®n para combatir el terrorismo.
"Debemos redoblar los esfuerzos", dijo el primer ministro recientemente. "Esto es una guerra. Una guerra contra nuestro estilo de vida. Una guerra contra la democracia. Una guerra contra la libertad". Desde los editoriales de prensa se demanda, sin embargo, informaci¨®n concreta de la amenaza real que existe sobre el pueblo brit¨¢nico. Y, sobre todo, se piden ayudas y consejos pr¨¢cticos sobre c¨®mo debe actuar cada estamento social cuando se desate el ataque que el propio jefe supremo de la polic¨ªa de Londres juzga inevitable.
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