Chaikovski maltratado y palillos virtuosos
El festival madrile?o entra en su ecuador con varios espect¨¢culos de diferente factura. Les Grands Ballets Canadiens de Montreal (presentado como compa?¨ªa de ballet cl¨¢sico a pesar de traer solamente repertorio contempor¨¢neo) han mostrado en el Teatro de Madrid una versi¨®n de la ¨®pera de Chaikovski La dama de picas, ideada y coreografiada por el dan¨¦s Kim Brandstrup con una absurda y pobre orquestaci¨®n de Guillaume Thibaudeau sobre las piezas musicales originales a las que se ha agregado electroac¨²stica: un parche irreverente que vulnera la sonoridad original; la coreograf¨ªa de esta Pikovaya Dama es de tr¨¢mite y sin cohesi¨®n, poco entendible, en una confusa ambientaci¨®n que por momentos sucede en el f¨¦rreo estalinismo de los a?os treinta y a veces se retrotrae al San Petersburgo finisecular, imitando p¨¢lidamente al John Cranko de Oneguin. Hay una plantilla de bailarines eficientes y el aparato tecnol¨®gico que se usa (proyecciones sobre un tel¨®n de gasa transparente) cumple su efecto, pero cabe preguntarse: ?a qu¨¦ viene aquello del teatro dentro del teatro y qu¨¦ relaci¨®n tiene con el argumento original?
Baile espa?ol
En el teatro Alb¨¦niz, Miguel ?ngel Berna (Zaragoza, 1968) ha ofrecido un recital de sus teor¨ªas y preceptos sobre el baile espa?ol al que pone en juego junto al folclore estilizado. Estuvo acompa?ado por una de las m¨¢s solventes bailarinas espa?olas: la primera bailarina A¨ªda G¨®mez (Madrid, 1967), que dio muestras de su madurez, la riqueza sutil de sus palillos y su capacidad para adaptarse a registros muy diversos, tanto en solitario como en d¨²o con Berna, que mostr¨® su nervio, su peculiar manera de sonar las casta?uelas (usa singularmente unas de metacrilato) y su seriedad de planteamientos (unas ideas de montaje esc¨¦nico en las que trabaja desde hace a?os), si bien la presencia de un recurrente cuerpo de baile femenino de irregular factura desluci¨® el alto nivel de ¨¦l mismo y de A¨ªda G¨®mez, una artista que deb¨ªamos ver m¨¢s sobre la escena.
Tambi¨¦n pueden ser otra vez excesivos los textos le¨ªdos en off por Magdalena Lasala y Francisco Ortiga y pertenecientes a la cosecha de la primera: la danza, la mayor¨ªa de las veces, no necesita de la apoyatura de la palabra, que la densifica. El baile, sus evoluciones, en s¨ª mismo contiene su discurso.
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