Alarma social por mala ciencia
Un estudio que relaciona la vacuna triple v¨ªrica con el autismo desata una gran controversia cient¨ªfica en el Reino Unido
Seis a?os despu¨¦s de la publicaci¨®n de un estudio en la prestigiosa revista m¨¦dica The Lancet que suger¨ªa un posible v¨ªnculo entre la vacuna triple v¨ªrica (SPR, contra el sarampi¨®n, las paperas y la rub¨¦ola) y el autismo, la independencia del investigador principal, Andrew Wakefield, ha sido cuestionada.
El 22 de febrero el peri¨®dico The Sunday Times revel¨® que Wakefield hab¨ªa recibido 55.000 libras (83.000 euros) del Legal Aid Board (Comit¨¦ de Asistencia Legal) para llevar a cabo otro estudio. ?ste buscaba fundamentos m¨¦dicos en una demanda de compensaci¨®n para ni?os autistas contra los fabricantes de la vacuna. A pesar de que algunos ni?os participaron en ambos estudios, Wakefield no declar¨® el potencial conflicto de intereses. Durante los a?os siguientes, la controversia desencadenada por la publicaci¨®n de 1998 da?¨® la credibilidad p¨²blica en la seguridad de la vacuna triple en el Reino Unido. Las tasas de inmunizaci¨®n cayeron y se registr¨® un aumento en los casos de sarampi¨®n. Recogiendo las acusaciones de mala conducta cient¨ªfica en un editorial de The Lancet, su director, Richard Horton, sostuvo en conferencia de prensa el pasado 5 de marzo: "De haber tenido acceso a esta informaci¨®n en ese entonces, el trabajo no se habr¨ªa publicado".
La tasa de autismo ha aumentado dram¨¢ticamente en los ¨²ltimos 20 a?os. Una investigaci¨®n publicada por el Medical Research Council (Consejo de Investigaci¨®n M¨¦dica) en 2001 revel¨® que los casos de trastornos de tipo autista en ni?os de ocho a?os son ahora alrededor de 6 por cada 1.000, frente a 2 por 1.000 en la d¨¦cada de 1980. Tanto los cient¨ªficos como los angustiados padres quieren entender las causas de este incremento.
En el trabajo de Wakefield se analiz¨® a 12 ni?os autistas que sufr¨ªan de diarrea cr¨®nica y se encontr¨® que todos presentaban anormalidades intestinales, y que 11 de ellos ten¨ªan alteraciones histol¨®gicas de las c¨¦lulas del colon. El informe tambi¨¦n mencionaba que en 8 de los 12 ni?os los padres hab¨ªan notado una p¨¦rdida de habilidades sociales y comunicativas pocos meses despu¨¦s de la inmunizaci¨®n. El informe dijo no poder comprobar un v¨ªnculo entre la vacuna y el cuadro intestinal o conductual, aunque dej¨® la posibilidad claramente sobre el tapete. En la conferencia de prensa que acompa?¨® la publicaci¨®n del trabajo, Wakefield fue m¨¢s all¨¢ y puso en tela de juicio la seguridad de la vacuna, abogando por su retirada.
Muchos padres de ni?os autistas se vieron reafirmados en los temores que ya ten¨ªan, mientras que cient¨ªficos gubernamentales defend¨ªan la seguridad de la vacuna. Adem¨¢s, la asociaci¨®n anecd¨®tica de los s¨ªntomas con la vacuna fue ¨¢cidamente criticada por distintos cient¨ªficos. Pero la fe de la opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica en la ciencia de la salud p¨²blica ya se hab¨ªa visto sacudida durante la crisis de las vacas locas, en que el Gobierno neg¨® repetidamente un peligro que despu¨¦s se demostr¨® que s¨ª exist¨ªa. Im¨¢genes televisivas de ni?os autistas tra¨ªan a la memoria las de otros ni?os con s¨ªndrome de Creuzfeld Jakob vistas unos a?os antes. En este ambiente de desconfianza cualquier declaraci¨®n oficial descartando el peligro de la vacuna triple v¨ªrica pod¨ªa encender se?ales de alarma.
La tasa de vacunaci¨®n lleg¨® a su nivel m¨¢s bajo, el 82%, en septiembre de 2003, despu¨¦s de un m¨¢ximo del 92% en 1996. En Londres incluso descendi¨® al 72%. Seg¨²n la OMS una cobertura del 95% es necesaria para proteger adecuadamente a la poblaci¨®n. Entre 2001 y 2002 la incidencia de sarampi¨®n aument¨® por primera vez en el Reino Unido despu¨¦s de tener una disminuci¨®n constante desde 1994. "El peligro de una epidemia seria de sarampi¨®n es real", comenta una portavoz de la Agencia de Protecci¨®n de la Salud brit¨¢nica.
Normalmente inocuo, el sarampi¨®n puede complicarse y dejar secuelas graves. Uno de cada 20 ni?os que enferman desarrolla neumon¨ªa y uno de cada 1.000, encefalitis. La rub¨¦ola, por su parte, produce da?os graves al feto si la madre la contrae durante el embarazo y las paperas pueden causar futura esterilidad a los ni?os varones.
Siguiendo las acusaciones de febrero pasado, Liam Donaldson, director del Consejo M¨¦dico General (GMC), organizaci¨®n independiente que regula la pr¨¢ctica m¨¦dica en el Reino Unido, calific¨® la investigaci¨®n de Wakefield de "mala ciencia", lamentando que "la semilla de la duda que sembr¨® Wakefield causara una desconfianza totalmente injustificada en una vacuna que ha salvado a millones de ni?os en todo el mundo". Simon Murch, colega de Wakefield y coautor del trabajo de 1998, declar¨® no haber tenido conocimiento de las 55.000 libras y se manifest¨® preocupado por el aumento de los casos de sarampi¨®n. A su vez, 10 de los 12 coautores se retractaron de toda asociaci¨®n apuntada en el trabajo entre el autismo y la vacuna por haberse basado en datos insuficientes. La jefa de prensa del GMC asegur¨® a EL PA?S: "Vamos a investigar las acusaciones hechas por el editor de The Lancet... El doctor Wakefield ha dejado clara su intenci¨®n de cooperar". Se espera que la investigaci¨®n ofrezca resultados antes de fin de a?o.
Las tasas de vacunaci¨®n han comenzado a recuperarse en los meses recientes mientras se han ido acumulando estudios que no encuentran ninguna asociaci¨®n entre la vacuna triple v¨ªrica y el autismo o enfermedades inflamatorias del intestino. En parte, el aumento en la incidencia de autismo se podr¨ªa atribuir al mejor diagn¨®stico de la enfermedad. Pero aunque el autismo t¨ªpicamente se presenta en el tercer a?o de vida con o sin vacuna, muchos padres siguen convencidos de que la cercan¨ªa entre la vacuna y la aparici¨®n de los s¨ªntomas revela una relaci¨®n causa-efecto. A largo plazo, s¨®lo un mejor entendimiento de las causas del autismo podr¨¢ calmar las ansiedades de los padres. La Sociedad Nacional de Autismo del Reino Unido afirma que la evidencia cient¨ªfica disponible apunta a la probabilidad de que exista una base gen¨¦tica. Lo que no est¨¢ claro todav¨ªa es si existen factores ambientales que desencadenen el autismo.
Una hip¨®tesis sin verificar
Desde 1998 varios estudios han buscado verificar la existencia de una relaci¨®n entre la vacuna triple v¨ªrica y el autismo. La teor¨ªa de Wakefield es que el virus del sarampi¨®n procedente de la vacuna causa inflamaci¨®n en el intestino. Esta inflamaci¨®n har¨ªa que el intestino pierda su capacidad de barrera y que p¨¦ptidos opioides se reabsorban y lleguen al torrente sangu¨ªneo y causen da?o cerebral. Wakefield ha seguido activamente publicando nuevos estudios para apoyar su hip¨®tesis. En 2000, por ejemplo, comunic¨® ante el Congreso de Estados Unidos que 24 ni?os autistas de 25 estudiados presentaron trazas del virus del sarampi¨®n en el intestino. Otros cient¨ªficos han analizado el v¨ªnculo entre la vacuna y enfermedades inflamatorias del intestino, sin encontrar asociaci¨®n alguna.
Por otro lado, estudios epidemiol¨®gicos no han mostrado ninguna relaci¨®n entre la vacuna y el autismo. Es el caso de uno publicado en el British Medical Journal en 2001 que encontr¨® que en el Reino Unido entre 1988 y 1993 la incidencia de autismo fue ascendente, mientras que la cobertura de la vacuna se mantuvo constante. Pero David Thrower, en Warrington, padre de un adolescente autista, lamenta que la investigaci¨®n que ha descartado el v¨ªnculo entre la vacuna y el autismo se ha basado s¨®lo en datos estad¨ªsticos. "Aparte de los estudios de Wakefield, no se ha examinado cl¨ªnicamente a los ni?os autistas para intentar determinar qu¨¦ tienen en com¨²n y cu¨¢l podr¨ªa ser la relaci¨®n con sus problemas intestinales".
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